Diferentes realidades

48.8K 7.3K 9.1K
                                    

Sentí tus dedos rozar cada una de estas páginas, tu cálida respiración sobre cada una de mis oraciones y tus ojos repasando cada una de estas letras. Para serte sincero, nunca había llegado a experimentar nada parecido a esto, se siente muy extraño ¿verdad?

Todo eso se me estaba haciendo muy raro, era la primera vez que una sensación así recorría todo mi cuerpo, la primera vez que alguien había abierto mi portada y leído cada una de mis palabras.

Eso debía de ser lo que se siente cuando por fin una persona decide leer tu historia, y esa persona fuiste tú. Realmente no sabía qué hacer, y dudé que fuese a encontrar la respuesta en Google, pero creí que lo correcto fue contarte un poco sobre mí ya que ibas a leer mi historia; en el caso de que decidieses quedarte aquí. 

Me llamo Jason Donovan, tengo casi 19 años, mido 1,87 metros, por lo que me considero un chico alto; soy moreno, con el pelo negro un poco ondulado y mis ojos son de un tono grisáceo que cambia entre el azul y el verde dependiendo de mi humor.

Para serte sincero, no era un chico muy sociable; tenía un grupo de amigos que aún conservaba del instituto, pero nunca llegué a ser parte del grupo de "los populares". Mi personalidad nunca había llegado a encajar entre todos ellos, yo me sentía más cómodo en el grupo de "los marginados", y no es que los esté despreciando, así es como lo llamábamos.

Te podría haber contado mi vida entera en ese mismo instante, así podrías haberme conocido lo suficiente y sabrías todo sobre mí; pero tras pensarlo mejor dije:

—¿Y si mejor continúas leyéndome y así me conocerás mejor? Si lo haces te prometo que no te arrepentirás, sólo quédate aquí.

Continué caminando por el parque intentando asimilar lo que estaba pasando, no podía creerlo. ¿Y si realmente no estaba pasando y sólo me estaba volviendo loco?

Salí de mi trance cuando mi teléfono comenzó a sonar. Era mi madre, así que sin pensarlo decidí cogerlo.

—Dime mamá —respondí descolgando mi móvil.

—¿Vas a volver a casa? Me tienes preocupada —se le notaba que había estado llorando, y en ese preciso instante decidí dejar mi cabezonería y regresar a casa con ella.

—Está bien, ahora mismo voy.

Colgué la llamada y tras pararme a reflexionar durante unos minutos, quizás más de los que debía, me dispuse a caminar hacia mi casa. Porque a pesar de que no me apetecía nada la idea de tener que regresar, de un modo u otro iba a acabar volviendo a casa y tener esa conversación con mi madre. 

Llegué a la puerta y sin pensarlo entré, encontrándome a mi madre sentada en el sillón del salón esperándome. Verla de esa manera, con esas expresiones tan tristes, me destrozó. Ella no se merece lo que le hice ni cómo la traté.

—Lo siento, no debería haberme portado así contigo —admití— y te aseguro que me arrepiento muchísimo.

—Lo sé, pero Jason debes entender que es normal que vaya a salir con otras personas, además ya ha pasado mucho tiempo desde que...

—Por favor mamá, no sigas —le interrumpí.

—Sólo quiero que sepas que no significa que me vaya a olvidar de él — las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos —sólo quiero ser feliz.

—Y yo quiero que lo seas, más que cualquier otra cosa. Así que, tranquila mamá, todo está bien, en el fondo sabía que algún día pasaría. Sólo tengo que hacerme a la idea.

Nos mantuvimos abrazados durante un largo rato mientras lloraba, y yo con ella.

—Me gustaría quedarme contigo hijo, pero me están esperando en el trabajo —dijo abrazándome —. Nos vemos esta noche.

Me dirigí hacia mi cuarto, cerré la puerta y me tumbé encima de la cama. Había sido un día demasiado largo y sólo necesitaba un poco de tiempo. A pesar de todo lo que ha ocurrido con mi madre, el día no había sido tan horrible porque tú abriste este libro y comenzaste a leer mi historia, y eso debo de admitir que me hizo bastante feliz.

Ahora que me paro a pensar, siempre había creído que yo escogía el rumbo de mi vida y cada uno de mis actos pero que tú estés aquí leyendo mis palabras me hace replanteármelo todo; ¿y si todas las decisiones que creo haber escogido han sido decididas por alguien más y no por mí?

Toda esa situación me dio mucho de qué pensar, pero creo que el hecho de que nos hayamos conocido no ha sido una simple coincidencia, si no que ha sido cosa del destino que tú estés aquí.

El sueño empezó a invadirme, los párpados me pesaban y ya no aguantaba más, pero puse todo mi empeño para poder decirte algo más.

—¿Sabes una cosa? Al final y al cabo no somos tan diferentes. Somos personas totalmente iguales, pero estamos atrapados en diferentes realidades.

Entre estas páginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora