Confesiones

8.4K 1.4K 2.4K
                                    

Las manos me comenzaron a temblar y noté cómo mi pulso estaba cada vez más acelerado. De no ser porque aún me encontraba tumbado en el sofá creo que me habría caído rendido al suelo.

Me pasé la mano por la frente para retirar el sudor que comenzaba a brotarme al comienzo del pelo.

Soy un exagerado, lo sé y lo siento. Pero, en ese momento estaba tan nervioso que hubiese agradecido cualquier interrupción para así poder tomar el aire que tanto tiempo llevaba aguantando.

Llevaba varios días pensando en cuál sería la mejor forma de hacer aquello y me hubiese gustado poder decírtelo todo allí, en aquel momento, pero expresar mis sentimientos en voz alta es algo que nunca se me ha dado especialmente bien.

Por ello había decidido que lo mejor era plasmar todos aquellos sentimientos en una carta.

Al final y al cabo, yo mismo era palabras sin sentido plasmadas en papel.

Me incorporé en el sofá, y me dirigí escaleras arriba hacia mi habitación. Subí con cuidado por las escaleras, estaba tan nervioso que podría haberme tropezado con uno de los escalones.

Una vez en mi habitación, me acomodé en la cama y, tras haber abierto el primer cajón de la pequeña mesita junto a la cama, saqué un pequeño sobre.

Miré aquel sobre preocupado, ¿hacía bien en darte aquella carta? Había tardado días en escribirla; cada borrador me parecía insignificante, no había logrado plasmar todos aquellos sentimientos que me desbordaban.

Finalmente, había logrado escribir algo que consiguiera plasmar la mayor parte; a pesar de ello, tenia la sensación de que mis sentimientos eran demasiado profundos y no había logrado escribir todos ellos.

Aún en la cama, rasgué con cuidado un lado del sobre y saqué aquella carta.

—Espero que con esto llegues a comprenderme.

"Para ti, quien me acompaña cada día leyendo estas páginas.

El día en el que llegaste a mi vida todo cambió. Al principio todo era extraño, quizás también un poco incómodo; pero con el tiempo logré acostumbrarme hasta que fuiste una parte importante en mi día a día.

Ya no era ese chico infeliz que se paseaba por las calles sumergido en su propia miseria odiando todo y a todos, conseguiste hacerme feliz de verdad.

Me hiciste olvidar todo lo malo que había en mi vida.

Todo mi tiempo comenzó a girar en torno a ti; en torno a aquellas pequeñas interacciones a través de las páginas.

No me imagino un día sin los ratos libres que dedicas a leerme, a saber más de mí.

Aunque al principio se me hiciese increíblemente raro sentirme observado todo el tiempo, pero a medida que los días avanzaban me sentía feliz de tener a alguien conmigo; me hacía sentir menos solo.

Me sentía feliz por tenerte a mi lado.

Los días pasaban y poco a poco mis sentimientos por ti crecían, ya no era una simple atracción, comencé a enamorarme de ti.

Sin haberme dado cuenta me fui enamorando del brillo en tu mirada, del suave tacto de las yemas de tus dedos al pasar por mis hojas y de la dulce sonrisa que inevitablemente se te escapa cada vez que hablamos.

Nunca nadie me gustó tanto como tú lo haces, nunca llegué a sentir por nadie nada comparado con lo que tú con un simple roce me haces sentir.

La atracción física no es nada comparable con lo que tú me has hecho sentir durante todo este tiempo.

Al principio no sabía de qué se trataba, ahora sé que esto que siento por ti es amor.

Pero no un amor cualquiera, no es un amor adolescente de esos que sabes que son pasajeros y del que sabes que te acabarás aburriendo. No. No es un amor de esos.

Es un amor sincero, de esos que ves en las películas, es uno de esos amores que duran toda la vida y que anhelas tener. Es uno de esos romances que tantas veces leí en los libros y tantas veces deseé encontrar.

Nunca pensé que llegaría a mi vida una persona por la cual llegaría a sentir algo tan fuerte como esto, un amor tan puro de esos que te hacen sentir mariposas.

No existo, lo sé, o al menos no existo en el mismo lugar en el que tú sí lo haces. Pero creo que el destino me puso en tu camino por alguna razón.

¿Por qué sino habrías elegido leerme entre tantos otros libros?

Puede que mi existencia sólo se de en tu imaginación y que todo lo que te he dicho y te diré no forme parte más que de un puñado de letras plasmadas en tinta de unas sencillas páginas, de un simple libro.

Pero lo que estas bellas palabras intentan expresarte es algo sincero.

Te puede parecer extraño puesto que nunca nos hemos llegado a conocer en persona, tampoco sé si es posible, pero esto es lo que siento por ti.

Sé que te estoy contándote todo esto sin estar seguro de que tú sientas lo mismo, pero creo haber notado, no sólo en la forma en la que tus ojos me miran si no en todo lo que me transmites cuando pasas cada una de estas hojas, algo más que una simple amistad.

Igual me estoy volviendo loco y todo son tan solo imaginaciones mías pero ojalá no sea así. Quiero una historia contigo.

No te voy a mentir, estoy llorando mientras escribo esta carta; no por miedo a que me rechaces pero sí porque sé que nuestra historia algún día llegará a su final y si eso pasa sé que no volveré a ser el mismo.

Pero aún así quiero seguir sumergiéndome en todas estas nuevas emociones y perderme en cada una de tus sonrisas. Porque si algo tengo claro es que quien no juega, no tiene la posibilidad de ganar.

Y si ganar significa poder pasar cada minuto que pases leyéndome a tu lado, entonces ya merece la pena intentarlo.

Y si pierdo, en realidad habré ganado el conocerte y ser parte de tu propia historia.

Si después de saber todo esto decides cerrar mis páginas por última vez lo comprenderé, sólo déjame decirte una última cosa.

Cuando tu realidad te asuste o simplemente quieras huir de ella, recuerda que puedes abrir de nuevo mis páginas y revivir de nuevo nuestra historia. Porque cuando creas que no tienes a nadie yo estaré aquí esperando por ti.

Con cariño, Jason."

En ese momento creí que probablemente estarías en shock; te había soltado todo aquello de una forma muy repentina, pero necesitaba que lo supieras.

Lo siento, pero no sabía qué más hacer y sobre todo, perdóname por haber tardado tanto en decírtelo, no estaba seguro de hacerlo hasta que mi abuelo me animó a arriesgarme y dar aquel gran paso.

Llevaba varios días teniendo que cargar con un gran cúmulo de sentimientos sin poder contar nada de todo eso a nadie puesto que te enterarías incluso antes de haber llegado a tomar una decisión.

El agobio de tener que guardar todo aquello me estaba matando.

No quería agobiarte ni nada parecido, y si hubieras necesitado tiempo para pensar lo habría comprendido.

Pero no podría estar lo suficientemente tranquilo hasta que te hiciera aquella pregunta:

—¿Te gustaría vivir esta historia a mi lado?

Entre estas páginasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora