En aquel momento tenía las emociones a flor de piel, me sentía a la vez nervioso y eufórico; no podía creerme que después de varios días pensando en cómo debía proponerte aquello me hubiese atrevido y te hubiese dicho todo aquello.
Durante días había estado pensando en cómo hacer que todo aquello funcionara, porque no era nada fácil pedirte que permanecieras a mi lado sabiendo que tan sólo era unas palabras escritas por alguien que decidió convertir mi vida en una historia que tú pudieras leer una y otra vez.
¿Cómo iba a pedirte que estuvieras a mi lado sabiendo que algún día esta historia se acabaría y que podría no tener una continuación? Si de verdad te quería, ¿cómo podría haberte hecho aquello?
Pero no podía seguir ocultando todos aquellos sentimientos que comenzaban a sobrepasarme; debía acallar todos esos pensamientos que me decían que nuestra historia no acabaría bien, porque mejor intentarlo y amarnos arriesgándonos a no volvernos a ver más, que no haberlo intentado nunca y haberme perdido todo lo que vino después de aquella carta.
Y aún habiéndote escrito todo aquello había muchas más cosas que quería haberte dicho en aquel momento y no hice por miedo al rechazo, por miedo a que cerrases mi historia y no regresases de nuevo; porque podía soportar muchas cosas, pero tú pérdida no era una de ellas.
Cuando te escribí esa carta pensé en cómo podría saber si aceptabas mi proposición, pero en ese momento, después de haberte dicho todo aquello no tuve dudas, no sabía cómo explicarlo, pero podía sentirte a través de las páginas; podía notar la intensidad de la que juraba que era la sonrisa más bonita del mundo.
Avancé seguro por la habitación y agarré aquella delicada rosa de color rojo notando cómo sus espinas comenzaban a clavárseme en la palma de la mano. Pasé los dedos por los suaves pétalos inhalando la dulce fragancia que desprendía y dije aquellas palabras sonrojado.
—Darte una simple carta no me parecía suficiente, así que decidí ir a comprarte esta rosa. No es un gran detalle, pero cada pétalo de esta rosa representa cada momento que hemos vivido juntos y los que estamos por vivir. Quiero que seas consciente de lo mucho que significas para mí, que cada día en que me levanto a tu lado es un regalo y que estoy muy agradecido de que hayas aparecido en mi vida.
Sostuve aquella rosa en la mano, disfrutando de la tranquilidad que sentía al saber que mis sentimientos eran correspondidos.
Me acerqué a mi escritorio y agarré aquel precioso jarrón de cristal que había comprado días antes con la intención de que la rosa descansase allí. Fui hacia el baño y llené el jarrón con una gran cantidad de agua y coloqué la rosa en su interior.
Y dejé aquella preciosa flor de color rojo posada sobre la mesita de noche, representando aquel amor eterno que siempre tendría por ti y ese deseo que me estaba volviendo loco.
Aquella rosa estaría allí durante largo tiempo representando miles de promesas cumplidas y el paso del tiempo de un amor volátil que no tardaría en llegar a su final.
***
Avancé hacia el armario agarrando aquella fina manta de color azul.
—Acompáñame, quiero enseñarte algo.
Recorrí tranquilo la habitación hasta llegar a la gran ventana y la levanté hasta asegurarme de que no se iba a cerrar dejándome encerrado fuera.
—¿Salimos?
Asomé la mitad de mi cuerpo por la ventana y extendí la amplia manta sobre el tejado negro; una vez la manta estaba completamente extendida, me apoyé en la repisa y me deslicé por la abertura hasta estar completamente fuera.
—Te he traído a aquí porque quería enseñarte un poco más de mí. —Caminé unos centímetros hasta llegar a la manta y me acomodé tumbado boca arriba. — Este es el lugar al que vengo cada vez que necesito estar solo o pensar. Empecé a sentarme en el tejado cuando mi padre murió, viendo las estrellas me sentía más cerca de él.
Alcé la vista hacia arriba, el cielo se encontraba despejado y se podían ver las estrellas con total claridad.
—Nunca antes le había enseñado este lugar a nadie, pero tú eres especial.
Viendo las estrellas, a tu lado y con este silencio sólo puedo pensar en una cosa.
—¿Por qué elegiste una historia que sabías que te haría tanto daño como a mí saber que no voy a poder tenerte a mi lado?
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Entre estas páginas
RomanceLa locura que siento por ti crece a medida que lees estas páginas, ha llegado un momento en el que no puedo distinguir al personaje del lector, ¿será que somos uno? Portada hecha por: @0Mxxxa0