El estridular de los Kricketune era transportado a través del viento como una tranquilizante melodía en esa noche estrellada. Lopunny giraba sobre un montón de hojarasca que fungía como cama, dentro de una rústica tienda hecha de varas y hojas de palma; Zarude colgaba de un Árbol en una hamaca hecha de sus propias lianas, y Sceptile le acompañaba, postrado sobre la misma rama; Todos menos Zangoose navegaban en el mar de los sueños, quien se encontraba sentado sobre el pasto, con las patas cruzadas, frente a los últimos fragmentos de cristal que habían quedado de la flor.
La columna de piedra frente a él eclipsaba la radiante luz del hogar de los Lunatone, elevada sobre la bóveda celeste. Las estrellas titilaban con aleatoriedad a lo largo y ancho de su panorama visual. Desganadamente, tomó algo de ese polvo vítreo y lo espolvoreó dentro del agujero en el suelo. Repitió esta acción unas cuatro veces más, antes de suspirar y recargar un costado de su cabeza en la palma izquierda de su mano, apoyando su codo en el muslo para equilibrarse. Escuchó algunos pasos entre la hierba, pero no les dio importancia, ni siquiera movió sus orejas.
—No has dormido nada —Lily se sentó a su derecha, recogió sus piernas y apoyó los brazos cruzados en sus rodillas para sentar ahí su mentón, observando igualmente hacia el pilar—, ¿cómo estás?
—Tú cómo crees —Dejó de sostenerse la cabeza, para extender ambos brazos hacia atrás sin apoyar su espalda—, ya no sé ni en qué creer ni a quién creerle...
La coneja volteó a ver a su amigo, y él también le vio. La luz de la luna se reflejaba en sus globos oculares. Se trataba de un brillo inestable, vibrante, intranquilo. Sus brazos terminaron cediendo por el cansancio, recostando todo su cuerpo con la vista hacia el cielo.
—¿Qué es lo que he hecho hasta ahora? ¿Qué es lo que debo hacer ahora?
—Zander...
—Tú lo viste, los viste a ellos dos... ¿Por qué ese Lucario tenía una foto mía? ¿Por qué significaba yo tanto para él? ¿Por qué mi mamá estaba con él? ¿Por eso nos abandonó? Entonces, ¿por qué tengo estos poderes? —Puso ambas palmas abiertas por arriba de su rostro— Las reglas de genética pokémon remarcan que el pokémon hijo hereda rasgos y movimientos de uno o dos de los padres, soy un Zangoose, ¿pero por qué manejo el aura de Lucario? —Cerró los puños con fuerza y se iluminaron momentáneamente de azul—, ¿Qué significa esto? ¿Si acaso es posible? ¿Viví dieciocho años de mi vida con un impostor?
—No digas eso, el señor Alex de seguro te–
—¡De seguro me trató tan mal porque ni siquiera soy hijo suyo! —Movió con ferocidad ambos puños hacia los lados, golpeando el suelo y levantando algo de tierra.
—Tú una vez me contaste que los problemas que tenías con tu papá eran por la ausencia de tu madre, no quieras menospreciar el trabajo que el señor Alex hizo por ti, él te amaba.
—¡Y para acabarla Carlos también ocultándome cosas y haciéndose el distante! Viste cuantas veces me tiró a loco, ¡¿por qué nunca me lo dijo?! ¡Es que estoy solo, no tengo a nadie! ¡No tengo nada y siempre ha sido así!
—Pero me has tenido a mí... —Lopunny giró la cabeza hacia el lado contrario, con cara de tristeza.
—Yo... —Se tapó la cara de vergüenza— yo no quería herirte, perdón... todo esto es mi culpa, ¡sé que de alguna manera te lo tengo que remediar pero en serio que no sé qué más hacer!
—Tampoco me gusta ver que te trates tan mal, que digas que todo lo que nos ha pasado fue porque tú lo propiciaste. Ahorita estamos solos contra el mundo en igualdad de términos, pero tú fuiste quien perdió a su madre a temprana edad y decidió abandonar todo lo que tenía para–
ESTÁS LEYENDO
Pokémon: La odisea del creyente
FanfictionUn Zangoose se embarca en una aventura para ponerle fin a la guerra de su nación, sin saber que su búsqueda lo llevaría a un camino repleto de oscuridad. PG-15: Violencia, lenguaje fuerte, uso de armas, alcohol y drogas. Arte de la portada hecho po...