Séptimo Acto: El viejo mundo. Parte 1

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—¡Aguanta un poco más!

—¡No puedo, agh! —Zander batallaba contra la marejada, incapaz de subir al bote salvavidas— ¡No puedo sujetarme! —Una ola impactó contra él, haciendo que la cuerda se resbalara de sus manos— Ya no aguanto más... 

Cerrando los ojos con duelo, se dejó llevar por la tempestad. La fuerza del oleaje hizo crecer la distancia entre Zander y los demás en un santiamén, y entre relámpagos, la sombría calamidad terminó lo temrinó engullendo.

Oscuridad, silencio, quietud, calma, serenidad...

—En dónde... ¿en dónde estoy? ¿Qué es este lugar? —Zangoose parecía estar flotando en la nada; por alguna razón no podía observarse a sí mismo.

¿Has sido un explorador del tiempo o un explorador de la oscuridad?

—¡¿Quién está ahí?! —Volteó a todas direcciones sin poder avistar aquella presencia fantasmagórica.

Te haré algunas preguntas, responde con completa sinceridad.

—¿¡Y cómo para qué!? ¡Carlos! ¡L-Lily! ¡Ayuda! Esto debe ser un mal sueño... —Trató de despertar golpeándose las mejillas pero nada pasó— ¡Auch!

¿Estudias con regularidad?

—¡No entiendo qué pretendes con esta ilusión! ¡Muéstrate de una vez!

Te dije que respondieras con sinceridad. ¿Cómo te levantas?

—¿¡Cómo que cómo me levanto!? ¡Pues, me levanto y ya! ¡Ya déjame salir de aquí!

¿Te gustaría ser una persona alta algún día?

—¿¡Dices que soy muy pequeño!?

¿Eres chico o chica?

—¿¡ACASO NO SE NOTA!? —Apuntó hacia su entrepierna.

Tienes un aura azul marina, y por tus respuestas eres una persona... ¡Atrevida! ¡O al menos a veces! No te gustan las órdenes.

—¡Sí cómo no, es solo que no me gusta que me tengas aquí contra mi voluntad, ente de dudosa procedencia!

Eres un poco rebelde y te gusta llevar la contraria. ¡Eres un poco como un lobo solitario! Te gusta hacer las cosas por tu cuenta sin tener que estar pendiente de nadie. La gente mayor puede pensar que eres algo insolente e incluso egoísta.

—¿¡Egoísta!? ¡Eso no es cierto, y-yo si pienso en los demás!

Alguien como tú podría ser... Riol–

—¡AAAAGH! —Zander despertó de golpe en brazos de Lily y tosió algo de agua con algas— ¿¡Qué rayos fue eso!?

Hundiendo el hocico de su gatuno compañero en su pecho, Lopunny se regocijó al ver que al fin respiraba.

—¡Creí que te habíamos perdido para siempre! —Unas lágrimas comenzaron a rodar.

—Tranquila Li, he tenido peores experiencias con el agua, ¿recuerdas? —Le guiñó un ojo y limpió las lágrimas de sus mejillas— Gracias por salvarme otra vez. —Trató de levantarse pero sintió una pesadez descomunal.

—No intentes hacer movimientos tan atrabancados, apenas recobraste la conciencia. —La coneja palmeó uno de sus chamorros—. Hmmm, por alguna extraña razón como que cuesta un poco más respirar, ¿será el sereno?

Pokémon: La odisea del creyenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora