Quinto Acto: La tierra de la verdad. Parte 1

246 33 48
                                    

''¿Alguna vez se han cuestionado quiénes somos en verdad? Seremos nosotros, ¿o seremos algo más? Lo que escuchamos, lo que observamos, lo que sentimos y lo que vivimos, ¿hasta qué punto hablaremos de realidad y ficción? Nos han educado desde tiempos inmemorables con conocimiento; conocimiento que pudo haber sido borrado, reescrito y tergiversado a conciencia... ¿y si nuestro conocimiento falso se ha convertido en una realidad absoluta? Por eso nunca dejaremos de cuestionar, por eso nunca cesaremos nuestra visión, nunca callaremos nuestra palabra y jamás nos doblegaremos ante el ideal. Ante el oscuro y maldito ideal que sofoca nuestro pensar. ''

Diario de los perdidos: La verdad; Año desconocido.


—¿¡PERO QUÉ CARAJO!? —Vociferó el Teniente General Magnum después de haber escupido su café y dona a medio masticar, tras haber recibido el reporte por parte del Toxicroak encargado de patrullar la parte oeste del complejo—, ¿¡CÓMO QUE SE ESCAPARON!?

—¡Señor! ¡La celda se encontraba intacta, Señor! ¡Fue como si se hubieran esfumado entre los barrotes, Señor!

—¡Eso es imposible! ¿¡Quién se encontraba a cargo de esos dos traidores!? ¡Responde!

—S-señor... e-era usted señor...

—¿¡INSINÚAS QUE ESTA FUGA FUE MI CULPA!? —Se quejó golpeando violentamente su escritorio, partiéndolo justo por la mitad— ¡QUÉ ESTÁS ESPERANDO, ACTIVA LA ALARMA YA!

—¡Señor! ¡Sí señor! —Después de hacer el saludo marcial, el Toxicroak abandonó la oficina intercalando pasos, saltos y zancadas; a pocos segundos de haberse retirado, las estruendosas sirenas del complejo resonaron con estridencia.

Tras haber escuchado la alarma, Lucario buscó entre los restos de su escritorio un objeto bastante peculiar. Dentro de una caja tapizada de cuero, se encontraba una pequeña esfera azulada, la cual, encendió usando un poco de aura canalizada al instante. El artefacto se iluminó de un tenue cian, y después, una voz proveniente del objeto de cristal avivó los chispazos con su son.

Unos golpes de fondo se escucharon desde la esfera, seguidos de algunas carcajadas y burlas por parte del General. Por unos segundos los golpes cesaron, apreciándose otra voz masculina, un poco más grave y senil que la anterior clamando por piedad.

—Perdón por no responder al instante, todavía no terminaba mi cita. Hasta acá se escuchan las sirenas, ¿Quién cumple años hoy? —El pokémon detrás de la esfera hablaba con una serenidad absoluta.

—¡General Hades, los traidores escaparon!

—¿Escuchaste eso Ignacio? Hunter, dame un momento —Más impactos y gritos de dolor resonaron desde la esfera—, ¡maldito cerdo estúpido! ¡Esto es solo es el calentamiento! ¡Me das asco! —Los gritos disminuyeron y terminaron convirtiéndose en sollozos—, ya volví. Parece que tendremos que comunicarnos con ese detestable perro lunático con el que comparto rango. Transfiere la misión de captura al gremio de cazadores, es hora de ponerle fin al escurridizo Carlos, coméntale que también poseemos la esencia del criminal.

—¿Su esencia, General? —preguntó Hunter Magnum, girando la cabeza hacia un lado y bajando las orejas.

—Así es, los cadetes estuvieron en contacto directo con el objetivo, de seguro las cosas de esos dos están impregnadas con su olor. Toma los objetos confiscados y llévalos personalmente. No es necesario que entres hasta su oficina, solo déjalos en la recepción... digamos que nuestra relación con la facción cazadora no es muy bonita en estos momentos, ese perro está loco por demostrar que es el mejor, así que tal vez un encuentro amistoso con el Sceptile logre apaciguar sus ímpetus de pelea y deje de molestar. Cambio y fuera.

Pokémon: La odisea del creyenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora