'' —¿Te atreviste a abandonarlo así sin más?
—No es como si pudiese haber hecho algo al respecto... algo diferente para él...
—¿Y cómo estás tan segura de eso?
—No quería involucrarlo, siempre ha sido tímido, callado y vulnerable. Además, se ha quedado en buenas manos.
—¿Y cómo te aseguras de que no querrá venir a buscarte?
—Dejemos las preguntas para después, lo que importa ahora es encontrarlo.
—El Árbol del Comienzo...
—O lo que queda de él...''
Anónimo; 5144 d.D. (Año de la Noche en Llamas);
—¿Eso es todo lo que tienes? —Carlos se burló de los movimientos lentos y torpes de Zander mientras los esquivaba con entera facilidad—, no durarías una sola noche aquí afuera con esa fuerza, ¿para esto te inscribiste en aquella escuela de payasos?
—¡Oye! —Zangoose, completamente exaltado, respondió con furia ante la mofa de Sceptile mientras arremetía nuevamente contra él—, ¡No somos payasos! ¡Hyah!
—Ni siquiera potenciaste ese ataque, ¿acaso no dominas un solo movimiento? —Carlos detuvo el zarpazo de Zander con su antebrazo derecho, no sentía necesidad alguna de siquiera usar hoja aguda para bloquear unos ataques tan endebles. Posicionó su pie izquierdo extendido hacia atrás, encajó las garras en la tierra, tomó impulso y lanzó por los aires con el mismo antebrazo al panzón.
—¡Agh! —Zangoose dio unos cuantos giros en la hierba alta antes de detenerse chocando con una roca que sobresalía del suelo.
—¿Acaso creías que iba a ser fácil? ¿Qué te trataría como de seguro te tratan en aquel circo que llamas escuela? Si no tienes la fuerza para levantarte, será mejor que no vuelvas a buscarme, no perderé el tiempo con un mocoso debilucho, lento y obeso como tú.
—E-está bien... vamos... sí puedo, solo una más... —titubeó mientras retomaba la postura y sacudía la tierra de su pelaje. Después de unos jadeos, se erigió del suelo y se quitó la camisa ya desabotonada que estaba usando pues comenzaba a estorbarle—. ¡Vamos una vez más!
El primer paso del proceso diagenético de las rocas, en otras palabras, el nacimiento de una roca, comienza cuando se fragmenta la roca parental. Una masa inmensa de la cual se desprende un pedacito de roca fresca, recién nacida, muy afilada y con prácticamente nada de vida. Una pequeña con un largo camino por recorrer.
En la misma colina, Zander volvió a caer. Comenzaba a dudar de sí mismo, pues por más que arremetiese contra Sceptile, no le provocaba rasguño alguno. Ataque tras ataque, Carlos lo bloqueaba o esquivaba sin esfuerzo, y con cada caída Zander se lastimaba. Sin embargo, no se daría por vencido tan fácilmente.
—Me estoy aburriendo mucho contigo, mocoso, ¿acaso debo esperar a que caiga la noche para que me puedas atacar bien? ¡Lo único que haces es dar tumbos aquí y allá con esa tremenda panza!
—¡Ay, auch! —Quejándose por un molestoso dolor en la lumbar, permaneció sentado durante un momento; pero al observar la risa burlona de Carlos comprendió que no podía tomar ni un respiro frente a su figura. Escupiendo algo de sangre, retomó la fuerza para seguir en la pelea—. Una... una vez más...quiero hacerlo una vez más.
Los fragmentos de roca son arrastrados por la gravedad, el agua y el aire. Caen, ruedan y se azotan una, y otra, y otra vez. En el camino van perdiendo masa, se fragmentan en rocas más pequeñas. Pierden sus esquinas, pierden su filo y adquieren una redondez muy peculiar. Otras no corren con tanta suerte y quedan varadas en el camino, atrapadas por su propio peso y sin poder continuar. Sin poder transportarse más tiempo por aquel camino. El tiempo termina agobiando a la mayoría, pero es él mismo quien las forja y las hace madurar.
ESTÁS LEYENDO
Pokémon: La odisea del creyente
FanfictionUn Zangoose se embarca en una aventura para ponerle fin a la guerra de su nación, sin saber que su búsqueda lo llevaría a un camino repleto de oscuridad. PG-15: Violencia, lenguaje fuerte, uso de armas, alcohol y drogas. Arte de la portada hecho po...