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Jungkook estaba obsesionado, tal vez esa palabra era muy pequeña en comparación a lo que sentía hacia Kim Taehyung. No era como que tuviera sentimientos por él, simplemente no podía dejar de pensar en su polla. Eso era todo.

Era irritante y fascinante a la vez. En cualquier momento, a cualquier hora y sin aviso, el pensamiento de Taehyung follándolo con su polla enterrada hasta el fondo aparecía en su cabeza y la verdad es que llamarlo en esos momentos ya se estaba volviendo una mala costumbre.

— Jungkook mañana es viernes. ¿En serio no puedes esperar?— habló Taehyung al otro lado del teléfono.

— Te espero en cinco— respondió el insaciable chico que cada vez era más desvergonzado— o mejor dicho en cuatro.

Paso seguido cortó y Taehyung no tuvo más opción que ir a ayudarlo, porque él no era nadie para rechazar una oferta tan tentadora.

La escuela no se salvaba de sus impulsos. A veces estaba en clases y tenía pensamientos repentinos de Taehyung y su polla, sus manos firmes en su trasero y sus gemidos profundos en sus oído. Entonces le enviaba un mensaje y en pocos minutos se encontraban follando en el baño del segundo piso.

— M-mierda Taehyung, m-más rápido.

— M-me envuelves tan rico bonito.

En cuanto acababan, se vestían y se apartaban como si nada hubiese pasado. Compartían besos hambrientos antes, a veces durante, pero nunca después. Solamente cuando Taehyung dejaba la guardia baja y por alguna razón Jungkook estiraba los labios de manera cansada y automática. Solo así compartían besos que no fueran parte de su acuerdo implícito de follar sin compromiso.

Incluso le sirvió para arreglar las cosas con su novia, pues tener a Taehyung en mente lo ayudaba a relajarse y a excitarse, además ella había comenzado a poner de su parte, dejando los ridículos apodos y comenzando a hacer cosas que disfrutaba. Jungkook no sospechaba que eso ocurría porque cierto compañero de folladas le estaba proporcionando información a su novia durante sus clases de matemática.

— ¿Has intentado tocarle los pezones?— propuso Taehyung desinteresadamente ante más preguntas de Jennie respecto al tema— a algunos chicos les encanta, pero les avergüenza pedirlo.

Las cosas iban de maravilla. Si al comienzo del mes la vida de Jungkook era un desastre, ahora era el puto paraíso. El tema de su padre aún le molestaba como una piedra en el zapato, pero Taehyung lo tenía tan distraído que ni siquiera podía pensar en eso. Se sentía como un adolescente normal por primera vez en mucho tiempo. Con las hormonas alborotadas y lleno de vida.

— Joder bonito, me montas también— le gruñó Taehyung en el oído mientras lo montaba en su habitación. Era jueves por la noche, al día siguiente tenían escuela temprano y a ninguno de los dos parecía importarle— ¿Qué diría tu novia si te viera así?, ¿Follándote a ti mismo con mi pene?

— T-Taehyung—gimió Jungkook con la voz más aguda de lo normal. Le golpeó levemente el pecho, lloriqueando un poco— a-ayúdame.

Taehyung lo miró enternecido. Le acarició los muslos, con una enorme necesidad de comérselos a besos.

— ¿Quieres ayuda putita?, ¿Quieres que te tome de las caderas y te folle duro?

— S-Sí.

Le llevó un dedo a la boca, dejando que lo succionara mientras con su otro brazo lo tomaba para dejarlo sobre la cama y acostarse sobre él para seguir follándolo. Ahora más duro.

— ¿Quieres que te folle la boca luego?

— A-ah, así, Taehyung, así— fue su respuesta. Su cuerpo temblando ante cada embestida dura y profunda que el chico daba contra su cuerpo.

— Me gustas así. Gimiendo mi nombre, todo... sudado... ¿Te gusta que te de duro?

— T-Taehyung... Taehyung... Taehyung...— gemía Jungkook con cada embestida. Se aferró a su espalda, enterrándole los dedos apegándolo a su cuerpo con toda su fuerza. Taehyung rió ante la acción, pasándose la lengua por los labios.

— N-no puedo ir más adentro bonito.

— P-porfis.

— E-eres un bebé.

Jungkook hizo un puchero entremedio de las embestidas, probablemente de manera inconsciente. Era un hábito que tenía cuando no conseguía las cosas que pedía (o que más bien exigía). Taehyung aprovechó para morderle el labio.

— T-Taehyung joder.

Y follaron cada vez más y más rápido. Sus pieles chocando sonoramente de manera pegajosa y la cama rechinando abajo de sus cuerpos. Ambos gemían y ni siquiera se esforzaban en hacerlo despacio. Era un momento donde solo existían ellos y nadie más en toda la ciudad.

Esta vez Taehyung se corrió primero, Jungkook lo siguió unos minutos después con una sonrisa de satisfacción al haber conseguido durar más que él. En cuanto terminaron ambos se arrojaron exhaustos en la cama, respirando agitadamente intentando recomponerse.

— Mierda bonito, cada día me montas mejor.

Jungkook soltó una risita ahogada que se mezcló con sus jadeos.

— Tan bueno— respondió, prácticamente pensando en voz alta y luego cerró los ojos. Por unos momentos Taehyung pensó que se había dormido. Se volteó, apoyándose en su costado para poder verle el perfil. Se veía precioso; estaba sudado y sonrojado y respiraba con la boca abierta. Se permitió sonreír y pensó en lo mucho que había deseado encontrarse en esa misma situación. Estiró una mano con cuidado para rozarle la mejilla y casi de inmediato Jungkook abrió los ojos de golpe.

— ¿Qué mierda haces?

Taehyung apartó la mano.

— Tenías una pelusa— atinó a responder, aunque la agresividad del otro había logrado molestarlo— parece que no te follé lo suficientemente duro porque te sigues comportando como una perra malagradecida.

Las mejillas de Jungkook se encendieron aún más de ser posible. Se incorporó hasta quedar sentado y lo miró con indignación.

— Eres un hijo de puta— escupió en un intento desesperado por hacerle daño.

— Vete a la mierda.

Taehyung se incorporó y comenzó a vestirse. Tenía más rabia de la que debería sentir y era consciente de aquello, pero no podía pensar con claridad. A diferencia de Jungkook, él no lo estaba pasando tan bien con sus encuentros. Pues su cuerpo disfrutaba, pero había una parte de él que constantemente malinterpretaba las cosas. Las risitas de Jungkook, su desesperación, sus gemidos con su nombre grabado y los besos cansados después del sexo. Todas esos pequeños hábitos hacían que su corazón se estrujara hasta el punto de dolerle.

Pues aún le gustaba Jungkook y al parecer él no lo veía más que como un jodido juguete sexual.

— No entiendo cuál es tu problema. No puedes venir y tratarme así cuando se te de la gana.

Taehyung soltó una risa.

— Tú me llamaste. Tú me rogaste para que viniera corriendo a llenar tu agujero.

— No hablo de eso idiota. Como sea, da igual. Sólo largo.

— ¿Lo hice enojar su majestad?

— ¡Largo!—le gritó Jungkook y Taehyung volvió a fruncir el ceño. Hizo una reverencia exagerada y se fue cerrando la puerta con un portazo.

Jungkook arrojó una almohada a la puerta con furia. Ni siquiera entendía que había pasado o como las cosas habían quedado tan mal. La garganta le dolía con la necesidad de llorar, pero se resistió porque no tenía ningún sentido hacerlo. Pasaron horas en las que no hizo nada más que sentirse miserable.

Lo único malo de follar con Kim Taehyung era el mal humor que el chico tenía y su mala forma de responder a cualquier mínima provocación. Ya se le ocurriría una forma de tenerlo de vuelta, para poder seguir disfrutando del placer de su compañía.

Tuyo [taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora