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Las canciones de amor y las películas no te advierten ni de la mitad de lo mal que se siente estar tan enamorado de alguien que te duelen las entrañas y no puedes dejar de pensar en la persona sin importar que la persona sea un idiota y un maldito.  A tu corazón, o a tu cerebro o a lo que sea, no puedes decirle que la persona no es buena para ti, porque los enamoramientos sobrepasan a la razón y a todo pensamiento cuerdo. Por eso cuando una persona te insulta y te trata mal tu enamoramiento no se desvanece. Es como una enfermedad que no tiene cura. Se mantiene con la misma intensidad y te hace débil ante esa persona, aún cuando no es mutuo.

El amor no correspondido es definitivamente lo peor que puede pasarte.

Taehyung lo sabía muy bien, pues lo estaba viviendo y dolía. Dolía aún más que el amor mismo, que irónicamente también dolía. Dolía cada maldita vez que lo miraba, que pensaba en él, que lo tocaba... era un sufrimiento constante. Taehyung sospechaba que era porque no lo decía en voz alta y eso hacía que le doliera, porque su amor estaba contenido y empujaba con todas sus fuerzas para salir de su cuerpo.

Pero no iba a permitirlo. No iba a dejar que Jungkook supiera que tenía tal poder sobre él. No iba a dejar que lo humillara de peor manera. Aunque tal vez si iba a dejarse usar por él.

Sólo físicamente.

Sólo un poco.

Porque al menos así calmaba un poco el dolor.

— Tú cama es pequeña— dijo Jungkook interrumpiendo el beso antes de continuar comiéndole la boca.

Taehyung sonrió entremedio del beso y atrajo el cuerpo de Jungkook más cerca. Dejándose embriagar con su olor a perfume y a pasta de dientes.

— Tal vez si me pongo encima tuyo estaremos más cómodos.

Taehyung se subió sobre él e hizo una pausa para verlo antes de volver a besarlo.

Luego del mensaje de Jungkook— que había decidido ignorar— el chico lo había llamado. Lo ignoró también, hasta que lo llamó por cuarta vez. Le reclamó que se estaba congelando y que le abriera la puerta.

Taehyung le abrió y notó que todas las luces de su casa ya estaban apagadas. No había señal del amigo de su madre. Su plan era abrirle la puerta y mandarlo a la mierda, pero en lugar de eso se quedó paralizado con la puerta en la mano viendo cómo Jungkook le ponía ojos de cachorro y le pedía disculpas.

Intentó negarse, realmente lo intentó. Pero era débil y tonto y estaba enamorado. Así que lo hizo pasar y apenas estuvieron parados uno frente al otro en la oscuridad, se estiró para darle un beso.

Jungkook le respondió de inmediato, de esa forma en la que sólo él lo besaba de vuelta. Tan desesperado, tan brusco, tan suyo...

No pasaron muchos minutos antes de que se tropezaran todo el camino hasta su habitación, luego se arrojaron en su cama y ahora estaban así. Uno sobre el otro mientras se besaban como si nada hubiese pasado, como si Jungkook no lo hubiese hecho sentir miserable y como si no se hubiese prometido a si mismo terminar con lo que estaban haciendo.

— T-tal vez deberíamos tomar un descanso— habló Jungkook sin aliento. El pecho le subía y le bajaba con intensidad. Sus ojos se encontraron y la mano de Jungkook se deslizó por su mejilla haciéndolo cerrar los ojos.

Era primera vez que lo tocaba de esa forma tan inocente y se sentía bien.

— ¿P-Por qué?— inquirió, besándole el cuello y metiendo sus dedos bajo su ropa. Llevaba puesta una sudadera gris que le quedaba grande y unos jeans que lucían más caros que las tapas de la cama.

Lo sintió estremecerse.

— ¿E-estamos solos?

— Da igual. Mi madre no escucha de todas formas, aunque creo que salió con un amigo.

Tuyo [taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora