Perdidas

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El primer amor te rompe, pero también te puede salvar.

•••

Las cosas estaban llendo de maravilla desde aquella confesión que Alec le ofreció hace varias semanas, comenzaba a conocer a aquel hombre que dejo tiempo atrás y la verdad era que fuera de las apariencias su esencia seguía siendo la misma.

El solo pensamiento del chico le hacia sonreír, porque hasta donde él recordaba paso mucho tiempo desde que no experimentaba un sentimiento como ese, la felicidad y el amor pasaron a segundo plano casi de forma inmediata.

La verdad era que siempre espero que esto sucediera, que Alexander se mostrara en su vida una vez más y continuaran desde donde lo habían dejado. Ahora que era una realidad, sentía como si flotara. El tiempo no parecía haber pasado para ellos y era sencillamente agradable, pero entendía que no todos los recuerdos que compartían eran felices.

– Volví con mis padres dos años después de que te fuiste, Jace e Izzy me llamaron porque papá tuvo una enfermedad, para cuando había llegado al pueblo él ya no estaba bien. Casi todos sus órganos comenzaron a fallar de repente, le era imposible respirar o tan siquiera mantener los ojos abiertos – Alec suspiro tratando de retener las lágrimas que amenazaban con salir – trate con todas mis fuerzas de despedirme pero cada vez que lo intentaba sus signos caían, se volvió tan complicado mantenerlo estable que mi mamá decidió duramente que ya era el momento, él fue quien me dijo que debía buscarte –  soltó una leve risa ahogada – fue a la primera persona que le conté que deseaba una vida contigo y no sabes cómo me duele que no pueda vernos juntos una vez más, que no pueda saber que al fin te encontré y pude recuperarte –

– Alec yo... –

– No estoy diciendo esto para hacerte sentir mal, Magnus, ¿Lo sabes, verdad? – asiente de forma rápida – para serte sincero toda mi vida he querido ser como él, siempre se preocupaba por nosotros. Le fui sincero en cada paso que di contigo y quizás no debería decirte esto pero cuando teníamos diez años tuve el atrevimiento de pedirle tu mano, no conocía a tus padres y justo después de saber cómo eran contigo quise hacerlo todavía menos así que se lo pedí a él, porque para mí él era tanto tu padre como el mío pero no éramos hermanos, no de sangre por lo menos –

El ojiazul mantenía aquellas palabras aún en su memoria, como si tan solo las hubiera escuchado hace unos momentos.

¡Quiero casarme con Magnus! grito nervioso después de correr por toda la casa en su búsqueda, ni siquiera se tomó el tiempo de mirar a su padre escupiendo el café de esa mañana al oírlo.

¿Cómo dices?

Quiero. Casarme. Con. Magnus. repitió como si nada más despacio.

De acuerdo, pero ¿Puedo saber porque?

Me gusta mucho vacila nervioso y con mejillas sonrojadas mientras tiraba del borde de su suéter ­­– puedo hacerlo feliz, sé que puedo hacerlo feliz

Escucha cariño, yo jamás te diría que es lo que debes sentir, si ese corazoncito tuyo te dice que lo que quieres es estar con un niño como Magnus entonces debes hacerlo porque lo único que espero es que sean felices los dos. No estás solo. Estaré contigo todo el camino y te prometo darte un empujón el día que tropiece -

Te quiero –

También te quiero, Alec, pero dime... ­

Luego de eso, años después Alec comprendió que había salido del closet de una manera muy tonta, pero no le importo, porque su padre si le dio aquellos empujones como prometió he incluso si ahora no estaba a su lado para verlo completar sus días con Magnus siempre viviría en su corazón.

– Lo siento, cariño. Si yo pudiera haber hecho algo –

– Estas aquí – lo observa entrelazando sus dedos con los de él – eso es lo único que necesito –

Ambos se sonrieron, juntando sus labios solo por un segundo con un muy suave roce.

- Oye... - llamo dudoso - se que no es el momento pero... exactamente a que te refieres con cada paso - Alec ríe de verdad, levantado una de sus cejas.

- Me refiero a todo -

- Tambien ha... ha "eso" -

- No fue necesario, créeme, escucho cada fase de eso -

- Dime que no es cierto - cubrio su cara con las manos.

- Todos lo escuchamos - apareció Jace de repente.

- Cada parte - secundo Izzy.

Magnus no pensó que se podía morir de vergüenza.

- ¿Escuchar que? - pregunto el pequeño Máx mirando a cada adulto antes de oírlos reír.

En busca de tu amor - MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora