Viejas heridas

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Yo te quería solo para mi.

•••

Permaneció sentado en aquel cómodo sillón, sus manos sosteniendo una humeante taza de café mientras su cuerpo era abrazado por una esponjosa frazada.

Tomo un pequeño sorbo apenas quemando su lengua, mientras cerraba sus grandes ojos, Magnus divago en aquellos años de soledad. Su corazón aún dolía cuando lo recordaba. Estaba completamente arrepentido de haberse marchado aquel día, de no haber escuchado a Alexander por lo menos una vez, de dejarse llevar tan fácilmente. Su corazón era débil, siempre lo fue, todo el tiempo le tuvo miedo al rechazo que Alec pudiera adquirir en aquel entonces.

Magnus siempre noto que el ritmo de su corazón se aceleraba con solo mirarlo.

Nunca pudo no ver lo atractivo que era.

Él no pareció notarlo, pero constantemente tenía personas a su alrededor que anhelaban tener algo más que una linda amistad con el pelinegro.

Cada mañana Bane procuraba levantarse antes que su - en aquel entonces - novio solo para admirar su belleza. Él era precioso.

Los rayos del sol golpeaban su negro cabello haciéndolo brillar. Sus hermosos ojos aunque permanecían cerrados por el sueño parecían joyas y su piel quedo teñida por un puro color blanco. Sus cejas eran perfectas y su linda nariz era propia de la elegancia. Cuando sonreía, el mundo parecía brillar con él.

Era un ángel. Un bello ángel.

Igual que un niño pequeño, él solo deseaba qur Alexander fuera solo para él. No deseaba que fuera propiedad de alguien más. Él era Suyo.

Suspiro sonoramente antes de dar un último trago a su café, con delicadeza posó la frágil taza sobre la mesa de caoba a su lado acurrucadose con la gran frazada sobre sus hombros, su cabeza estaba inmóvil, inclinada levemente hacia atrás. Sus brazos abrazaban sus cortas piernas, las cuales se encontraban sobre la orilla del sillón.

Cerro sus exóticos ojos, y... mientras fingía dormir. Imaginada a su chico.

Los labios de Alec cubriendo los de Magnus.

Su corazón se aceleró. Instintivamente levantó su mano para colocarla sobre su rostro, las yemas de sus dedos comenzaron a arder.

Magnus sintió como su corazón se encendía, sus ladio se movían a un ritmo lento. Alec lo sujetaba de la cintura, con fuertes brazos.

Constantemente sentía que esto estaba mal, pero el moreno no se quejaba, en ningún momento quito los brazos de Alec. Al contrario, permanecía junto a él aún más que nunca, Alec pareció mirarlo entre el beso, apreciar su chocolatada piel.

Se separaron solo un momento, sus mejillas completamente rojas, sus cuerpos sin aliento. Bane suspiro con fuerza desviando la mirada, mordió suavemente su labio inferior.

Era un encanto. Y la imagen que tenia del pelinegro parecía gritarselo. Lo abrazaba aún con más fuerza. Magnus sentía que el tiempo no importaba, permanecía atraído por Alec como si fuera la primera vez.

Acaricio sus mejillas con delicadeza, ambos con sonrisas en sus labios y frentes unidad.

Magnus era débil, siempre lo fue. Con Alec, sobre todo con Alec. Pero el mundo parecía añorar su existencia, y Magnus también lo deseaba. Que mejor regalo que permanecer con el Lightwood por el resto de su vida. Y aunque esto era un sueño, su corazón permanecía tranquilo. Después de todo Alec era suyo cuando esta despierto, podía permitirse dormir un poco más.

Aquel corazón, perturbado por viejas heridas, ahora parecía sanar.

En busca de tu amor - MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora