Roces

360 52 2
                                    

Y cuanto menos te lo esperas, vuelve esa persona que te provoca de nuevo.

•••

Alec bajo poco a poco a través de su cuerpo. Besando su cuello, lamiendo su piel... dejando leves marcas en el espacio entre su mentón y hombros.

Magnus gimió bajito ante el roce de sus cuerpos, sintiendo como el calor se expandía en su entorno a grandes rasgos. Alec era dulce al tacto.

Sentía a su cuerpo vibrar de anticipación, sus ansias eran palpables.

Chocolate... Magnus aún sabía a chocolate. Un sabor tan exquisito que no te deja dormir sin probar.

- ¿Seguro que quieres esto? - cuestiona el pelinegro, una vez más.

- Si - ronronea - Si quiero -

Alec, lo miro.

Tratando de encontrar alguna duda en su mirada... pero ahí había amor, un amor tan puro como él mismo.

- Eres hermoso, Magnus - adulo - tan jodidamente hermoso... y mío -

"Tan mío..." pensó, viéndose afortunado.

Lo beso con movimientos fuertes, acorralándolo por completo en la blanda cama de su habitación. Bajo sus manos hasta los muslos para separarlos y meterse ahí. Sentirse apretado por ellos, deseado a más no poder. Magnus gimió entre besos... ante sus caricias... ante sus susurros.

Y siguió bajando, besando, probando, adorando.

Hasta que el momento acabo, hasta que ambos estuvieron gratamente satisfechos y deseosos de más.

Hasta sentir como sus besos iban más dulces que apasionados. Como los roces eran más inocentes que necesitados.

Alec lo amo, lo amo y adoro hasta sentirse exprimido. Lo velo con ojos atentos y admirables, podía tomar esto como parte de sus días.

El aroma de su perfume, el sonar de su risa, el calor de sus abrazo, el sabor de sus labios.

Podía... claro que podía.

En busca de tu amor - MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora