Cap. 5 -. No es suficiente

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Si bien el amor puede aparecer de repente también puede morir en un segundo, todo está en como sea valorado o como sea ignorado, a veces nos aferramos a amores que por principio siempre nos hicieron sufrir, no podemos ver más aya de lo que creemos que es parte de nosotros, la vida es así, a veces te da lecciones dónde tú mismo tienes la tarea de elegir como sufrir o como ser feliz, puedes escoger: a) aferrarte aún más o b) dejar ir... Esta lección no es reprobatoria, es más como un curso intensivo dónde al final acabas valorando aún más el poder de tu voz, el poder de elegir y el poder del amor propio.

Ver a Jun pyo si que me movió el piso pero eso no hizo que dejará de creer que había tomado la desicion correcta al alejarme de ese amor tóxico que no me hacía feliz, aunque si me pregunte varias veces que pasaría si un día apareciera frente a mi... Bueno, ahora se que debo buscar la respuesta a esa pregunta, debo; porque existe alguien más que teme que yo aún no la sepa y no quiero permitirme hacerle daño.

Ahí estaba pensativa en la cafetería tratando de comer un poco de mi almuerzo juegueteando con mi tenedor el arroz blanco, con la quijada sobre el dorso de mi mano mirando fijamente por el enorme ventanal, estaba tan concentrada en mis propio pensamientos que no me percate de la persona a mi lado.

—. Hola... Tierra llamando a Jan di.

—. De pronto volví a este plano —Dios, lo siento no me di cuenta de que estabas aquí. —respondi como pude tratando de recobrar mis pensamientos que parecían tan lejanos.

—. El doctor Ji Min quiere saber ¿si harás el turno extra que habían platicado hace unos días? —me pregunta mi compañera Seiko.

—. ¡Demonios olvide el turno extra! No le avisé a Ji Hoo. —gruño tomando mi cabeza con las manos.

—. Uuuu entonces ¿Que le digo?

—. Emmm si; lo haré, tendré que llamar a Ji Hoo, estoy segura que entenderá. —sonrio nerviosa.

Mi compañera se levanta y se aleja, tomo mi móvil y marco el número de mi novio, espero los timbrados pero inmediatamente me envía a buzón, así intento un par de veces más pero no ay resultado, optó por enviar un mensaje.

"No podré llegar temprano, debo hacer un turno extra, te llamo cuando salga, no te preocupes por mi. Te amo"

Envío el mensaje y me pongo de pie, mi hora de almuerzo a terminado y debo regresar a mi turno, la tarde pasa sin mayor novedad, uno que otro pasiente que llega a emergencias para sutura o algún dolor abdominal, aún así las jornadas cómo está son pesadas, apenas y tomo un café para despertar, ya pasan de las 11 de la noche, llevo en el hospital casi 16 horas y sin dormir ya siento el estrago del tiempo en mis hombros, pero amo mi profesión y siempre trato de dar todo de mi, al llegar las 12 mi corazón salta de alegría, es hora de ir a casa, al fin llega mi relevo y puedo descansar, voy a mi casillero y me cambio rápidamente de ropa y zapatos, me lavo la cara, los dientes y me cepillo el cabello, se que Ji Hoo probablemente ya esté dormido pero aún así no quiero que me vea hecha un desastre cuando llegue a casa.

Salgo del hospital, busco distraída entre mis cosas mis auriculares, tengo que tomar el autobús así que me gusta escuchar música, de pronto me topo con alguien, bajo la mirada y me disculpo de inmediato sin siquiera percatarme de quién es, intento alejarme pero siento un fuerte tirón de mi mochila que me ase salirme de equilibrio, me doy la vuelta con la firme esperanza de que fuera mi chico adorado pero ¡oh sorpresa! No lo era...

Era él... Que me había esperado todo ese tiempo, que estaba temblando de frío por qué su ropa no era la adecuada para esta noche fría, me quedé de piedra viéndolo a los ojos, tratando de mantener la compostura, no pude evitar recordar aquella vez que bajo la nieve esperaba a que yo apareciera, por un instante me sentí enternecida, sin decir una palabra me abrazo, fuerte y desesperadamente, su fuerza fue mayor que la mía y me fue imposible esquivar su rose, sin darme cuenta al otro lado de la calle estaba Ji Hoo, con un paraguas en la mano pues empezaba a llovisnar, vio esa escena con el corazón hecho trisas, sintió como su fe en nuestro amor se tambaleaba, no supo que hacer porque al vernos así recordó lo mucho que nos habíamos amado, todo lo que habíamos luchado y que un día tiempo atrás Jun Pyo había sido su mejor amigo, entonces ¿cuanto valía el amor que él y yo sentíamos el uno por el otro? ¿Acaso podría ganarle a aquel sentimiento que antes yo había tenido que enterrar? No quiso averiguarlo, se dió la vuelta y se alejo.

—. Me aleje de inmediato como pude, mientras Jun pyo trataba con todas sus fuerzas por mantenerme así... Cerca suyo. —¡No me toques! —gruñi con fuerza lanzando sobre él una mirada de desprecio.

—. ¿Entonces no recuerdas lo mucho que nos amábamos? — pregunto.

—. Lo recordé cada día de mi vida, me pregunte muchas veces si acaso ese amor aún seguía en ti, tu... Jamás me demostraste que así era, me dejaste a mi suerte, ahora vienes como si nada y quieres que reviva lo que pasó, que deje mi vida nuevamente por ti, que aleje al único hombre que a pesar de todo siempre estuvo a mi lado, déjame aclararte algo, eso no va a pasar, así que haznos un favor a ambos y déjame en paz... —di la vuelta y me aleje rápidamente.

—. Voy a luchar por ti... —escuche decirle pero ya era tarde, varios años tarde para eso...

Al llegar a casa las luces estaban apagadas, supuse que Ji Hoo estaría dormido, pero al entrar en la habitación lo ví sentado entre la luz tenue de una lámpara y la oscuridad, supuse que algo andaba mal, me acerque a él despacio, me incline para darle un beso que inmediatamente él esquivo.

—. ¿Te trajo a casa? —pregunto con seriedad mientras miraba por la ventana.

—. ¿Quien? ¿De que hablas? —pregunte un poco confundida, pues no tenía idea de que él hubiera visto aquella escena.

—. Sabes, lo sabía... Sabía que volverías a él, siempre lo supe, temía este día, rogaba para que no llegara pero al verlos hoy, abrazados, recordé que nunca fuiste mía desde el principio. —mi cuerpo se congelo.

—. Acaso ¿viste a Jun pyo mientras me abrazaba? —pregunte con temor a escuchar la respuesta.

—. Si, los ví, fui a buscarte como un tonto sin saber que él lo haría y al verlos así, entendí cuál era mi lugar...

Intentaba acercarme a él y abrazarle para demostrarle que aquello que había visto solo era un error que no debió ocurrir, pero él se alejaba y me miraba tan distinto, su mirada era fría y dura.

—. No es lo que piensas, si me dejaras explicarte, lo entenderías. —suplique.

—. No necesito ninguna explicación, con lo que ví me basta para entender que él que sobra aquí, soy yo... —Ji Hoo estaba tan molesto.

—. Si creyeras en el amor que siento por ti, ni siquiera tendríamos está conversación, pero veo que soy yo quien sobra aquí, soy yo la mentirosa que no ah hecho lo suficiente para demostrarte lo mucho que te ama... —tome mi mochila furiosa y salí de casa corriendo mientras Ji Hoo gritaba mi nombre.

Corrí hasta el ascensor y precione furiosa los botones, la puerta se cerraba cuando él intento detenerlo, saque las llaves del coche que casi nunca usaba y al llegar al parquedero corri, lo puse en marcha y me aleje.

Ji Hoo solo vio las luces traseras, sostuvo su cabello con ambas manos maldiciendo una y otra vez todas las cosas que me había dicho cegado por los celos, sabía que se había dejado llevar y que su propia inseguridad lo traicionaba.

Mis ojos no dejaban de llorar, sentía que el alma se me salía con cada suspiro que dejaba salir, no podía entender lo que había pasado, ni siquiera podía entender el porque el amor que yo le daba no era suficiente para que Ji Hoo se diera cuenta que no había nadie más para mí que él.

Las luces pasaban a los lados y no sabía a dónde ir, por último decidí ir a casa de So Eun no podía pensar en nadie más para que pudiera comprender el dolor que sentía por dentro.

Love UDonde viven las historias. Descúbrelo ahora