~Decisiones~

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Las grandes decisiones, en realidad, son cosas que uno hace en los momentos en que no reflecciona.

Esa misma noche, encerrado en mi cuarto, lo más tranquilo bajo mi pequeña lámpara, abrí el cajón y saqué la agenda. Me daba cuenta de que era incapaz de hacer otra cosa. Tenía la impresión de ser atraído por un imán.

Tenía la sensación de encontrarme en terreno conocido, como si ya lo hubiera recorrido por completo. Ese era el caso, en efecto pero en realidad apenas lo había sobrevolado. De hecho, aunque no me lo quería confesar a mí mismo, estaba impresionado. Había tantas cosas ahí dentro! Cómo era posible?.

Creo que estaba un poco celoso también.

Impulsivamente, tomé mi propia agenda y la abrí. La ficha de identidad estaba cuidadosamente completada, eso sí. A decir verdad, era incluso la más prolija, por lo menos, si se perdía mi libreta, el que la encontrara sabría a quién devolvércela.

Después, ya era más caótico. Algunas tareas y evaluaciones marcadas con letras grandes y en diagonal. Una nota de Max que empezaba: "No sé qué escribirte...".

Bueno, y entonces para qué lo hacía? Un dibujo del desgraciado de Benito, que representaba un cono con dos bolas, bastante sugestivo, acompañado de una leyenda que pretendía indicar que se trataba de un cucurucho de halado y para colmo acusándome a mí de obsesionado!.

Una página entera cubierta por un motivo laberíntico de colores fluo. Ese es Mathias. Él no escribe, él dibuja. Si lo dejaran, cubriría la totalidad de las superficies que se le presenten con sus pasillos retorcidos que nunca se unen. A veces me pregunto si su cerebro se parecerá a sus garabatos.

Ah!, una cosita sobre Marjolaine; ella está en otro quinto, pero tenemos Tecnología juntos. Ahí tienen! La diferencia se ve de inmediato! La letra de Marjolaine es prolija, derecha, bien apoyada sobre el renglón, con estrellitas que reemplazan a los puntos sobre las íes y una firma hermosamente florida. Nada que ver con los delirios de Benito y de Mathias. Las chicas sí que saben cómo hacerlo.

En cualquier caso, había que rendirse ante la evidencia: mi agenda, comparada con la de la desconocida, estaba vacía y no era nada atractiva.

Tomé una revista que estaba tirada, un par de tijeras, pasé las páginas febrilmente y me detuve de golpe: había encontrado lo que necesitaba! Una foto de una montaña. Una espléndida vista de cima nevada con un cielo tipo puesta de sol atrás. Era súper! La montaña me encanta; es algo hermoso, grande, sereno, y el aire que se respira allí es diferente. Más... más puntiagudo, sí, eso es; hace cosquillas en la nariz y pincha los pulmones y, al mismo tiempo, uno tiene ganas de tragarlo a grandes bocanadas.

Reorté y después pegué mi montaña en una doble página que decía: Mate, n° 4, 5, 6 página 76. Era vieja... la uní a la de un surfista bailando sobre la espuma sobre un fondo de horizonte azul y un teleférico enganchado a su cable en camino hacia las cimas. Estaba bastante satisfecho de mí mismo. Había retazos de papel por todas partes y mis dedos estaban pegajosos, pero mi agenda ya tenía más onda. Ordené rápidamente mi escritorio y deslicé la agenda verde en el lugar que a partir de ese momento sería suyo, en el fondo de mi cajón.

En mi cabeza daba vueltas una pequeña frase robada, como un guiño, de una de las hojas: acaso aún quedan cosas por decir?

*********

HOlaa!!

Puede q estos capitulos sean aburridos pero dentro de dos cap se va a poner interesante. Lo prometo ✋✋

Disculpen si hay problemas con los signos q no los pongo cuando empiezan, es un problema de mi teclado nada más.

Bueno gracias por leer!!

Goodbye!

El misterio de la agendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora