Espiando

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Mis amigas y yo decidimos ir a un bar esa noche. Preferimos saltear la idea de ir a bailar en algún antro porque esa mañana habíamos tenido una práctica muy dura y demasiado larga y no nos habíamos recuperado del todo. El entrenador Oaken se había puesto demasiado exigente con el entrenamiento luego de haber pasado a las finales. Pero por más exigente que se pusiera, todas en el equipo estábamos bastante ansiosas por último partido.

Nos sentamos en una mesa y pedimos unas gaseosas. Hablamos del entrenamientos, de la escuela y de todo un poco más. Nuestra conversación se ve interrumpida cuando a Mulán le llega un mensaje. Ella saca su móvil del bolsillo de su campera y se dispone a mirar lo que recibió.

-Oye, podrías decirle a tu novio que este es un "momento entre amigas"- bromeó Kida, pegándose más hacia ella para estar cerca de su oreja .

Mulán bajó su teléfono y la aparta con con mala cara.

-Es que me olvidé de avisarle una cosa.

-Ja, ya descuida. Solo estoy jugando- Kida rio, levantando sus manos en señal de paz.

Mulán contesto el mensaje y volvió a guardar su teléfono en el bolsillo.

-Las quiero ver a ustedes cuando consigan novio.

Oh no, ya empezamos.

-Miren, ya he tenido esta conversación con mi madre cientos de veces y dudo que tenga novio por un largo tiempo- comento Mérida.

-Oh vamos, si lo piensas de esa manera es obvio que nunca lo tendrás- le dijo Mulán

Mérida dio un sorbo a su bebida.

-No es por ser negativa o algo parecido- trazó una circunferencia con el fondo de la botella, sobre la mesa, y permaneció pensante por un rato-. Es que yo no quiero tener novio por el momento, eso es todo.

Recordé lo que me había dicho hacía unos días atrás, sobre el chico que le gustaba. Tal vez se esforzó mucho por olvidarlo pero también puede que haya una cicatriz en su corazón y eso le provoca un poco de dolor de vez en cuando. También me acordé de que es un tema del que no le gusta hablar así que quizás no quiera seguir debatiendo sobre el tema.

-Si tú lo dices- Mulán blanqueó los ojos ante el comentario-. ¿Y qué hay de ti, Elsa?

Casi me caigo de la silla cuando escuché la pregunta, por suerte ninguna se dio cuenta. Mérida me miró nerviosa, no tenía la más remota idea de como ayudarme a salir de esta.

-Yo... ¿Qué es lo que quieres saber exactamente?- si sabía lo que quería pero trataba de evadir el tema aunque estaba segura de que no lo iba a conseguir.

-¿Hay alguien que te gusta?- insistió Mulán.

Tardé un largo rato en contestar. Utilicé ese tiempo para pensar en Anna. Habíamos vuelto a la normalidad, o por lo menos eso creía, yo la evitaba y evadía todo contacto visual. Evitaba también los lugares donde estaba Kristoff o sus amigos. Desde que le dije que me gusta Anna, todos los días me despierto con el miedo de que él me haga algo. Anna actúa como siempre, intenta hablar conmigo y me envía mensajes que no respondo. Nadie en la escuela sabía lo que siento por ella, eso quería decir que Kristoff todavía no le dijo nada a nadie, aun así, no pensaba confrontarlo.

-La... la verdad es que no hay nadie que me interese- me digné a responder.

-¿Nadie?... ¿Ni siquiera te has fijado en alguien?- dudó Kida.

Tal vez contarle una semi verdad no estaría mal.

-Bueno hay... hubo alguien que me gustó y aun trato de olvidar.

Tu amor, mi dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora