Se lo dije

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—Anna —hablé firme y directa.

—¿Qué ocurre Elsa?

—Voy a decirte toda la verdad ahora.

—¿Y de qué se trata?

Suspiré de manera pesada. Esto era un fastidio.

—Aaaahhgg... Mérida, no puedo hacer esto bien si hablas con esa voz tan chillona.

Puse la almohada arriba de mi rostro, así podía evitar escuchar su risa y la de Olaf. Los dos estaban en mi habitación para darme apoyo emocional. En aproximadamente diez minutos iba a reunirme con Anna.

Ya pasó una semana. Las dos semanas, mientras estaba con la pierna rota, parecieron eternas. En cambio, esta última fue muy rápida. Esa es una locura del tiempo, lo bueno se pasa siempre rápido, lo malo se pasa lento o rápido visto de diferentes perspectivas. Ayer por la tarde me quitaron la férula. Mi pierna se encuentra bien, solo rengueo un poco. Necesitaré algo de fisioterapia, órdenes del doctor.

—Solo trato de animarte.

No quiero que me animen, necesito alguna especie de salvación. Si les digo eso van a contestarme que ya se me agotaron, tal y como lo pensé antes. Es como estar en un laberinto sin fin, que tiene puertas que dan a un camino que parece esperanzador, pero al final me lleva a otro. Es así hasta que se acaban las puertas y quedas acorralada. Por más que busque una ventana o una pequeña abertura entre las paredes, y el piso, no encontraré nada. Solo podré salir si soy sincera y dejo de escapar. Anna es mi laberinto, dos cosas diferentes pueden suceder cuando se lo confiese todo, que me rechace o me acepte.

—Prima, recuerda lo que te dije en caso de que las cosas no salgan como tú lo esperas. Significa que hay alguien mejor para ti, como esa chica que conociste y todavía no has llamado.

No me atreví a llamar a Ceny después de lo que me dijo Anna. Sería deshonesto mostrarle interés cuando estoy por confesarle mis sentimientos a otra persona.

—No puedo verla como una segunda opción —le dije quitándome la almohada de encima.

—Pues entonces asegurate de no jugar con sus sentimientos — Mérida contestó de pronto—. No sé que tan en serio va contigo, pero considera hablarle de Anna si vuelve a buscarte. Independientemente de lo que pase hoy.

Suena todo tan difícil. Mejor me voy ahora y nunca regreso. Irme lejos, con otro nombre y vivir en las calles si no tengo opción.

Vamos, Elsa. No sobrevivirías ni un minuto en las calles.

Miré hacía el suelo, sintiendome más exausta que nunca.

—¿Vas a estar aquí pase lo que pase, verdad? —le pregunté a Mérida.

No podría tolerar esto sola si todo sale mal.

—Por supuesto, me quedaré aquí— Mérida me regala una sonrisa.

—Yo también, estaré aquí —se sumó el único hombre en el cuarto.

—Ya sé, Olaf. En caso de que no lo hayas notado, tú y mi tía están instalados en esta casa— comenté, sarcastica.

—Oh vamos ¿no toleras una broma?

—Sí, pero no el 98% que haces en el día.

Salí de mi cama y fui hasta mi armario para buscar mi sudadera azul, que tenía el pequeño logo de la familia Stark de Game of thrones.

—Es momento de irme.

Cuatro dedos pulgares son levantados.

—La mejor de las suertes —dijeron los dos a la vez.

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2023 ⏰

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