Pelea

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Estoy en mi cama, abrazada a mi almohada. Hacía poco que dejé de llorar. Mis ojos están rojos y todavía  están húmedos.

No he dormido en toda la noche, cada vez que cerraba los ojos la imagen de Anna con Kristoff se me aparecía en la cabeza. Me siento demasiado cansada por eso.

—¡Elsa! —mi madre irrumpió en mi habitación, abriendo la puerta de manera abrupta.

No me moví pero si me enfadé con ella por venir a molestarme. Escondí más la cara contra la almohada, creyendo que me serviría de protección para ahuyentar su presencia. Pero todo el mundo sabe que eso no funciona. 

—Elsa, son más de las doce de la mañana y tú no te has levantado —me regañó.

Mi mama fue hasta el balcón a abrir las cortinas para que la luz del sol entrara en mi habitación y penetrara justo en mi rostro. Incluso con la almohada sobre mí los rayos  calientes  se hacían insoportables. 

—¡Mama! —refunfuñé, removiéndome entre mis sabanas.

—Nada de quejas... ¡¿Has estado usando esa ropa en toda la noche?!

Si. si. No me molesté en cambiarme después de ver esa escena. Simplemente decidí arrojarme sobre mi cama y llorar. 

Dejé la almohada a un lado, mis sabanas, y me senté de piernas cruzadas. Le dirigí una mirada de fastidio, también de cansancio. Mi madre seguía de pie, frente a mi cama, esperando que la obedeciera. 

—No me veas de esa forma —me desafío cruzándose de brazos.

—¡Ya me levanté!... ¡Ahora, lárgate y déjame en paz! —grité, ocasionando un silenció muy largo.

Vi el rostro de mi madre tensarse y, cuando que creí que venía otro regaño, ella salió de la habitación en silencio. Sé que fui ruda pero tampoco estoy de ánimo para sus quejas. En realidad nunca lo estoy, pero en esta ocasión me siento diferente. ¿Cuándo fue que empecé a distanciarme de ella?

Para atormentar más mi cabeza, miré hacia mi mesita de noche y noté un portarretratos con una fotografía donde mi madre me tenía en sus brazos cuando era más pequeña. Sus ojos sobre los míos, transmitiéndome nada más que cariño. 

 

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No solamente estoy alejando a Anna, sino también a mi madre.

Empiezo a sentir culpa ¿Qué está pasando conmigo? ¿En qué clase de persona me estoy convirtiendo?

Sacudí la cabeza violentamente y  bajé el marco, dándolo vuelta contra la madera de la mesita.  Me recuesto otra vez en la cama, mirando el techo y apoyando una mano sobre mi estómago mientras la otra descansa sobre mi frente.

Flashback

El día que le llevé a Anna su tarea porque estaba enferma y me di cuenta de mis sentimientos, corrí hasta mi casa una vez que logré zafarme de sus brazos. Recuerdo que atravesé la puerta y me encerré en mi habitación. Pasé un rato tratando de convencerme de que lo que me pasaba solo se trataba de algo temporal y me sentía confundida por lo que había sucedido. Salí de mi cuarto cuando mi padre me llamó para que bajara a comer.

Tu amor, mi dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora