No existía ni una sola palabra que YoonGi pudiera usar para describir el sentimiento que le recorrió de pies a cabeza al recibir aquella llamada a las 05:32 am. TaeHyung seguía vivo. JungKook había encontrado al pitufo malhumorado.
Aunque el pálido no fuera a decirlo en alto, había llorado; y JiMin se había encargado de limpiar sus sentimentales lagrimillas con cariño. No es como si el omega hablase demasiado sobre eso, pero él por supuesto que también estaba deseando que el chico de cabellos azules -según el recordaba- apareciera. Sabía que no era su culpa, que no había obligado a nadie a participar en esa misión donde tenían que robar al banco central; pero que el de piel canela se hubiera jugado la vida por él... aquello lo había traído mal durante mucho tiempo.
Fue una madrugada intensa, con demasiadas emociones que no le dejaron dormir. Tanto era así, que de forma inevitable YoonGi estaba dejando salir feromonas debido a sus apasionados sentimientos; y aquello provocó que la bebé de apenas más de un mes, que estaba dormida en la cuna al lado suyo también despertase.
De esa manera, JiMin había terminado por tomar en brazos a su pequeña para volver a meterse en la cama junto al alfa, haciéndole inevitablemente reír por juguetear con su cachorrita.
Claro que en cuanto JungKook había llamado anunciando la aparición del chico que amaba, el pálido quiso en seguida organizar su reencuentro, verse todos juntos. Min sin pensarlo demasiado estuvo casi a un click de comprar los vuelos a Corea; pero fue Kook quien lo detuvo, relajándolo y asegurándole que en unos días ellos serían quienes se movieran a Canadá.
Así es como nos situábamos en un martes que para muchos era un día más corriente, pero para YoonGi era uno de los días más especiales que pudiera recordar; junto al día que conoció al omega de mejillas regordetas y cuando su hija nació.
-- Ash... el vuelo tardó un poco más de lo previsto, deben de estar tomando ya las maletas. -- Murmuraba para si mismo, moviendo su pierna con bastantes nervios. Estaba esperándoles en la puerta de salida junto a más personas que venían a buscar a sus conocidos y familiares.
Sin esperarlo su teléfono vibró en su mano anunciando un mensaje de texto; y al pensar que podía ser JungKook avisándole de algo lo miró rápidamente, pero no, se trataba de su omega. << Amor, deja de estar nervioso, lo siento por la marca. Son nuestra familia y están a salvo, hay que estar felices, no alterados. <<
Y sí, su precioso chico tenía razón. -- ¡YoonGi hyung! -- Escuchó levantando la mirada del aparato en seguida. Pronto tuvo que abrir los brazos, recibiendo entre estos a Hwang. Dios, ese chico ya estaba más alto que él.
-- Jinie... -- Saludó el pálido estrechándole entre sus brazos. Había cuidado de él durante meses cuando JungKook no podía y TaeHyung no estaba; a pesar de que al principio su relación no fue la más estrecha, gracias a eso se acercaron como nunca pensaron que harían. -- Estás enorme. -- Dijo con una suave sonrisa mirándole de arriba abajo, su cabello estando ahora rubio y largo.
-- Tampoco le felicites mucho, ser más alto que tú es fácil, azucarillo caducado. --
Esa forma de hablar, aquellas palabras empleadas, esa voz... nunca pensó que le echaría tanto de menos. YoonGi y TaeHyung se miraron unos segundos antes de que el pálido tomase la muñeca del omega ahora pelinegro y tirase con suavidad de su cuerpo, así pudiendo abrazarlo con delicadeza; pero demostrándole cuanto había extrañado saber de su bienestar. -- Estás aquí... no sabes lo que me alegra, Tae. -- Susurró, sintiendo como el susodicho dejaba suaves golpecitos en su espalda de modo de consuelo.