Capítulo 20.

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Antes de nada:

Me siento realmente decepcionada por el hecho de no tener a penas comentarios en el capítulo anterior, tengo la mitad de comentarios que en un capítulo normal. 

¿Es por mí? ¿Por el capítulo? ¿No os gustó? ¿No os gusta la historia?

Quiero decir, estaba con exámenes finales y me esforcé para hacer el capítulo, y al ver que mi esfuerzo no fue recompensado me sentí decepcionada. Al fin y al cabo, los comentarios son los que hacen que tenga ganas de escribir… 

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—Vamos chicas,-susurro-no hagáis ruido.-digo mientras ando de puntillas para evitar despertar a alguien.

—¿No será peligroso?-pregunta Barbara.

—Solo si abrís la boca.-le reniego.-¿Lo lleváis?-pregunto.

—Sí.-responden todas en un susurro.

—Meted una en cada lavadora.-ordena Amber.

Finalmente todas las chicas, Amber, Barbara y más, llegamos la lavandería. Sacamos unas braguitas rojas y metemos una en cada lavadora. 

Hay una lavandería en cada planta, y una lavadora por habitación, así que van enumeradas. Supongo que es para que en cada lavadora metan la ropa los de la misma habitación y para ahorrar agua. Además cada persona de la habitación sabe cual es su ropa y cual el de su compañero.

—Pero son mis bragas favoritas…-dice Sandy cabizbaja.

—Tienes que hacerlo. Sin esfuerzo no hay recompensa.-le responde Alison.

—Bendito el que hizo que coincidieran los días de novatadas con el día de la colada de ropa blanca.-ora Amber, yo río.

—Meted las braguitas en la lavadora y luego echad toda la ropa dentro.-digo.

—¿Pero… no se notará? ¿Y si nos castigan o algo?-pregunta Barbara.

—Barbara, te preocupas demasiado. Intentaremos hacerlo bien, si no sale así no pasa nada, una broma fallada.-

—Espero que no pase nada…-

—Tranquila Barbara, tan solo va a ser una broma.-la tranquilizo de nuevo.

—Sí, pero lo de Marc me parece demasiado…-vuelve a decir ella.

—Lo de Marc lo haré yo, y Amber vigilará. Vosotras podéis iros.-

  

(…)

—Nos vemos.-se despiden ellas una vez que el trabajo ya está hecho.

—Suerte.-nos desea Bárbara.

—Gracias.-le decimos Ámber y yo al unísono.

  

En realidad vamos a necesitar un milagro para gastar esta broma, un milagro o que Marc duerma como un tronco.

Queremos estirarle el pelo, es decir, quitarle esos rizos de oveja y convertirlo en una melena lisa y… grasienta.

—¿Has traído tu plancha?- 

—Sí.-me responde Amber. Acto seguido me la da.

Evidentemente no iba a coger mi plancha para llenarla de grasa del pelo de Marc. NO.

Pobre Amber.

Shouldn't come back. [EDITANDO Y RETOMANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora