Buscando a Mia

Capítulo 21

- ¡Alan!, ¿qué está pasando?- pregunto presa del pánico.

Sigue perdido, mirando a la nada. No puedo más con esta situación, necesito saber dónde está Mia, con lo cual corro por los pasillos del horripilante hospital y observo cada una de las habitaciones por las que paso, pero no hay rastro de mi mejor amiga. Pregunto a las enfermeras si saben donde está, pero me ignoran, no me ven y tampoco me escuchan. Temo que esto vuelva a ser una de mis pesadillas, pero es demasiado real. Me duele el pecho, noto un pinchazo, es el dolor de la desesperación y la soledad. Después de correr durante un buen rato, noto como Alan me pisa los talones y me paro justo en la entrada de la U.C.I.

- Sino vas a ayudarme será mejor que te vayas- me apresuro a decirle.

- Juliett...- consigue articular con los ojos llenos de lágrimas.

No tengo la menor idea de lo que está sucediendo, pero ese pinchazo se intensifica y no puedo conmigo. Me caigo al suelo, todo mi cuerpo se vuelve pesado y una luz al final del pasillo resplandece, se acerca cada vez a mí y una multitud de enfermeras y médicos corren hacia la tercera habitación del corredor.

- No por favor, está pasando. Nos separamos Juliett...- oigo que dice Alan.

Cierro los ojos, pero rápidamente una onda de electricidad me obliga a abrirlos de repente y le veo llorando. Sigo aquí, estoy viva aún puedo encontrar a Mia, pero primero necesito saber toda la verdad. Ahora mismo ni tan siquiera sé quién soy realmente. La realidad es algo tan irracional, siempre la hemos visto como todo el mundo dice que es, pero y ¿si hay algo más?. Alan me abraza con todas sus fuerzas y me besa la frente.

- Eres una campeona, todo este tiempo... Y lo has conseguido, te has encontrado- me susurra al oído.

- ¿Cómo?- me levanto como puedo.

- Ven aquí...- me coge la mano y me conduce a la tercera habitación, ahí donde todos los asistentes médicos se dirigían antes y en menos de un segundo se me hiela la sangre. Ahí está mi madre, mi padre, Demi, Alan y yo... Rodeada de médicos y enfermeras que toquetean los botones de las máquinas a las que estoy conectada. Tengo que despertarme, esto no es real, no puede serlo. La realidad nunca se ha pintado de esta manera, pero de nuevo recuerdo que no todo es como queremos, como pensamos. No puedo articular palabra, es extraño ver una persona igual que tú en ese estado. Me acerco a la hoja que hay colgada en la puerta de la habitación para mirar los datos y el juicio que me queda desaparece.

- Mia Smith, en coma desde hace cuatro meses, estado crítico- consigo leer entre sollozos. Luego me giro y contemplo la mirada de culpabilidad de Alan-. Ya lo sabías...-digo alejándome de él.

- Intenté decírtelo- asegura con miles de gotas rodando por sus mejillas.

- No me valen las mentiras Alan, son tan insignificantes como el amor que había entre nosotros.

- Créeme, debía ayudarte. Al menos déjame que te explique todo, te mereces saber la verdad- dice sufriendo su engaño. Yo asiento y continúa-. Esto sonará un poco extraño, pero no existimos Juliett: somos la imaginación de Mia. Exactamente eres su alma y yo solo tu guía. Eres su interior y habéis estado separadas todo este tiempo; saliste de Mia cuando se quedó en coma.

- Pero... ¿cómo pasó?- pregunto asustada.

- El avión que te traía de Asturias este verano no llegó a aterrizar y hubieron muy pocos supervivientes. Estuvo en un estado muy crítico durante los primeros meses, pero hace un tiempo, su corazón empezó a marcar un ritmo constante y normal, fue ahí cuando tú te despertaste y te diste cuenta de que te faltaba alguien: tu mejor amiga, es decir, tú misma y por fin te has encontrado. Dicho esto, ahora tienes que hallar la forma de que Mia despierte, igual que lo hiciste tú hace unas semanas, debe saber que estás aquí.

Esto no tiene ningún sentido.

- Alan... Cómo me he encontrado a mí misma, si ni tan siquiera recuerdo dónde me perdí- digo con los ojos entrecerrados a causa de las lágrimas que me brotan por todo el rostro.

El chico que tengo delante intenta contestarme, pero desvanece junto con mi cordura. Ahora estoy sola, ya no hay nadie que me entienda. He estado semanas viviendo en este mundo paralelo que jamás pensé que existiría. No sé que debo hacer, no quiero que Mia muera, aunque mejor dicho: no quiero morir. Abro la puerta y me acerco a mi cuerpo lleno de cicatrices.

- No tengas miedo, estoy aquí. Despierta por favor...- me susurro al oído y mis palabras resuenan entre los dos mundos en los que estoy atrapada. No obstante, hay algo que no ha cambiado: el eco sigue teniendo la última palabra.

Mi cuerpo no reacciona y me recuerdo que nada es fácil, todo va despacio incluso cuando pensamos que el tiempo vuela. Contemplo la sala y veo a mis padres, no me puedo creer que hayan hecho las paces, pero tal vez su separación solo ha sido una ilusión provocada en este de mundo. A su lado está Demi, escribiendo en una libreta que me parece muy familiar, me acerco un poco más y se me hiela la sangre de nuevo. El título de ese bloc de notas es ''Diario de Mia'', es la libreta donde he estado escribiendo todo este viaje. Hago un intento por tranquilizarme, pero esto es demasiado, el marcador de ritmo cardíaco que hay al lado de la camilla se dispara y esa luz vuelve a por mí. Entonces corro con todas mis fuerzas hacia mi cuerpo y me agarro a mí con seguridad.

- Ahora Mia, !depierta! Has conseguido que te encuentre y que me enamore de esta vida, ¡ahora no puedes irte! No puedes dejarme aquí atrapada para siempre...- grito entre sollozos. La luz se acerca a un ritmo acelerado, al compás de mis fugaces pulsaciones y me ciega por completo, no veo nada. Ya no puedo pensar con claridad, lo único que puedo procesar es la idea de que he muerto.

- Unos segundo después, mi alma y mi cuerpo se tornan de una sola pieza y abro los ojos en el mundo humano. Estoy aquí, lo he conseguido. Veo a mis padres llorando, a Demi corriendo hacia mí con una libreta en la mano y a Alan cogiéndome la mano.

- Lo has logrado Mia...- dicen mi hermana y mi novio al unísono.