Capítulo 17

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Buscando a Mia: día 15

Ha pasado una semana desde que encontramos la última pista, pero los pasajes estaban comprados para hoy y no entiendo como ha podido dejarnos siete días sin hacer nada. Me subo al avión con destino a Londres y Alan me coge la mano cuando nos sentamos en nuestros respectivos asientos. Me mira y aprieta más fuerte.

- Nunca he volado...- me confiesa tímido.

Le miro y mi cara de ''¿en serio?'' me delata.

- ¿Qué? Tampoco es tan extraño, no me gustan los aviones, eso es todo- parece molesto ante mi mueca.

Me río un poco para suavizar la situación, para hacerle pensar que le apoyo.

- No pasa nada Alan, tranquilízate, solo son dos horas- sonrío y entrelazo mejor los dedos en su mano. Él asiente y el avión empieza a moverse, la presión que ejerce sobre mi piel es mucho más reconfortante de lo que había pensado. Siempre creí que cuando me apartaran la mano de esta forma sería molesto y agobiante, pero el hecho de saber que busca mi fuerza para recargar su interior y permanecer alejado del miedo es realmente agradable.

- No ha sido para tanto, ¿verdad?- pregunto cuando estamos en el aire.

- Anda duerme un poco- dice intentando evitar el tema.

Me tumbo sobre su hombro y cierro los ojos. Siento como lentamente me quedo dormida, el mismo efecto que aquel día cuando volvía de Asturias, después de un magnífico verano. Noto como desaparezco del mundo para adentrarme en mi subconsciente. De un momento para otro ya estoy más que dormida.

Me encuentro en un avión, en uno de los primeros asientos, pero nadie viaja a mi lado. A mi alrededor hay muchas personas descontroladas, al igual que yo, son presas del pánico. No obstante, no consigo moverme, no me inmuto, no tengo ni idea de lo que sucede hasta que una azafata se acerca a mi y dice:

- Debes ponerte la mascarilla, es por tu bien, podrías hiperventilar.

No entiendo nada, ni si quiera sé porque tengo tanto miedo, nunca he temido a volar. Pero por fin miro en torno a todo el avión y comprendo lo que pasa. Me pongo la mascarilla y hago caso a las azafatas. No puedo evitar mirar por la ventanilla, un campo de amapolas se refleja en ella y cada vez lo veo mejor, cada instante que pasa nos aproximamos más. De repente mi vida y la de los demás pasajeros prefiere darnos un tiempo y sale volando mientras nosotros impactamos contra el precioso campo de amapolas.

Me despierto asustada, pero para mi sorpresa ya hemos llegado a Londres y olvido mi pesadilla rápidamente.

- ¿Qué tal bella durmiente?- dice Alan besándome en la frente.

- Bien, nerviosa... Y ¿tú? - contesto aún un poco dormida.

- Vamos, no quiero que esperes más- dice sonriendo y se levanta.

Salimos del avión y observo el aeropuerto detalladamente, mi cara de felicidad es extrema, me encanta este lugar y jamás creí que podría llegar a venir y menos con él. Cientos de personas caminan de aquí para allá, algunos alarmados, cansados de volar, muchos turistas como nosotros están perdidos y otros pasajeros esperan tranquilos a la llamada de su vuelo.

Nos alejamos de la multitud y nos dirigimos al exterior, donde un taxista nos espera con un cartel donde se ve claramente lo que hay escrito: Mia.

- Buenos días, ¿sois los amigos de Mia?- pregunta el hombre muy amablemente.

- Los mismos- se apresura Alan a contestar.

Nos coloca el equipaje en el maletero y nos sentamos en los asientos traseros, luego arranca el coche y no nos pregunta sobre el rumbo que queremos tomar, supongo que ya debe de saberlo. Nos informa sobre el dinero, ya está pagado, Mia se ha ocupado de todos los costes y que el hotel está a unos cuarenta minutos de aquí. Vuelvo a apoyar la cabeza sobre el hombro de Alan y me relajo hasta llegar al hotel.

Cuando nos vamos acercando a la ciudad puedo empezar a ver la punta del Big Ben, es precioso, pero de repente el conductor gira bruscamente y nos alejamos demasiado de nuestro destino. ''Qué está pasando''. Miro a Alan y él, extrañado, hace lo mismo. Cada vez nos distanciamos más de la ciudad, el cielo se torna oscuro y nublado, la noche está cayendo sobre las afueras de Londres y aún no hemos llegado al hotel.

- Perdone, ¿a dónde vamos? - pregunta Alan desconcertado.

- Tío cállate y no vuelvas a abrir la boca- dice el taxista en un perfecto inglés y cierra los pestillos de las puertas.

'' ¿Qué mierda? ''

Alan no se da por vencido y sigue hablando, pero solo consigue articular unos extraños sonidos.

- Pe... Pero...

- A ver rubiales qué no has entendido de: cállate y no vuelvas a abrir la boca- dice el hombre a mala gana.

No sé que está pasando, esto es peor que cualquiera de mis malos sueños. Quiero salir de aquí y gritar, este hombre me debilita, me siento tan atrapada que me cuesta respirar. No puedo hablar, ni moverme, parezco un vegetal. Solo puedo pensar en cosas absurdas, me siento como en mi última pesadilla.

- Llamaré a la policía- dice Alan seguro de sí mismo.

- Sino te callas, empezaré a leer la lista que tengo preparada, con las guarradas, que le haría a tu novia- suelta el asqueroso.

Para el coche en medio de un escampado y se baja, aparecen dos hombres más y se marchan dejándonos en el coche, solos. Alan me mira y no puedo describir sus ojos, están apagados, llenos de temor. Yo estoy realmente cagada de miedo, exactamente ahora, que los pestillos de las puertas se abren y Alan no duda en salir a fuera. Lógicamente bajo con él y contemplo nuestro alrededor. No conozco Inglaterra, no sé donde estamos. Esto es muy triste.

- ¿Nos van a secuestrar?- le pregunto a Alan mientras le abrazo en medio de la nada.

Él me mira y lo único que dice no se escucha a penas.

- Corre- me coge del brazo y aligeramos el paso. Después de diez minutos corriendo no puedo más, no podemos ver en la oscuridad, y paramos. Cuando nuestros píes se toman un descanso y nuestro corazón intenta relajarse, cientos de focos de luz nos apuntan. Ahora distingo el lugar, es un auto-cine abandonado. Miro todo, apunto cada detalle de este sitio, pero la visión de los hombres corriendo hacia nosotros me vuelve idiota de nuevo y no puedo moverme. Tengo mucho miedo. Uno de ellos lleva un cuchillo e intenta agredir a Alan mientras los otros dos me tocan y me acechan con la mirada. No apartan sus sucias manos de mi cuerpo y me hacen daño. Alan le pega al taxista y se deshace de él clavándole el cuchillo en la pierna, entonces acude a mí, pero uno de los hombres que no me deja en paz, saca una pistola y dispara a mi novio en el brazo.

- Vamos a morir...- digo cuando Alan cae al suelo en un intento por salvarme.

- Tú ya estás muerta, Mia- afirma el tío que le ha pegado un tiro a Alan y después de haber perdido a uno de sus hombres, se marchan.

Abro los ojos de repente cuando siento los labios de Alan sobre los míos, tengo la respiración agitada y el pulso acelerado.

- Ya hemos llegado- dice él, mientras el taxista baja a recoger nuestras maletas.

HOLA CHIC@S!! HE VUELTO, PERO NO PROMETO PODER QUEDARME... SIGO CON MUCHO TRABAJO Y SERÁ DIFÍCIL ESCRIBIR DURANTE UN TIEMPO. LO ÚNICO QUE OS PUEDO AFIRMAR ES QUE LA NOVELA NO ESTÁ CERRADA Y QUE NO TERMINARÁ HASTA QUE YO LA ACABE. ESPERO QUE OS GUSTE ESTE CAPÍTULO <3 OJALÁ PUEDA VOLVER A WATTPAD PRONTO (supongo que sí, pero por si acaso:')) BESOOOOOOS <3 <3 <3

Buscando a MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora