A pesar de ser temprano, el sol no podía percibirse puesto que el cielo se encontraba nublado, y la gotas de agua salían desprendidas de estos.
El tiempo daba a entender que seguiría así por un rato largo.
Pero no fue obstáculo para un pelinegro que, usando un sueter rojo con mangas negras, y una capucha del mismo color que las mangas, estaba llegando a la casa de la pelirroja.
Debían reunirse para terminar con la tarea de química.
La siguiente semana era la fecha de entrega.
Estos días han sido interesantes, si hubiese sido por el, la asignación la habría hecho solo.
Pero noto que en la pelirroja había interés en la materia, cosa que le embriagó de curiosidad.
Química es una materia que no todos terminan gustando, unos pocos le agarran cariño, pero la mayoría detesta esta materia práctica.
Enfrente de la puerta, se quita la capucha dejando ver su nueva degradación.
Tiene tres capas, la primera por los lados en la parte inferior de su cabello, estaba completamente desnuda, no había ni una pizca de cuero cabelludo.
En la segunda había pero poco, y la tercera tenía más que la anterior.
La única parte que permanecía intacta era la parte superior de su cabeza, su cabello lacio azabache se veía bien.
La lluvia no alcanzo a siquiera rozarle un mechón.
Tocó la puerta unas tres veces, a ritmo de Will Will Rock.
Un rato después es abierta por Verónica, quién con ojos entrecerrados trataba de comprobar si de veras estaba Erían.
Este en respuesta la saluda con un asentimiento.
Un recuerdo de pronto le vino a la pelirroja.
Cuando Alan fue a su casa a disculparse; ese día al igual que hoy estaba lloviendo.
Luego de abrirle la puerta para conversar sobre sus sentimientos, la acción que tomo su mejor amigo la tomo desprevenida.
Sus mejillas se sonrojaron un poco, el fragmento donde unió su labio con el del castaño todavía era difícil de asimilar.
Sacudiendo ese hermoso momento. Ve a Erían, que la miraba intentando descifrar que pensaba en ese momento.
—¿Me dejarías pasar, por favor?—
—Aun no me acostumbro a que sepas ser educado—
El joven sorprendido por un rato, ríe. Esta sonríe, había conseguido sacarle una sonrisa.
Haciéndose aún lado, permite que Erían pudiera pasar a la casa de esta, dejando su suéter empapado sobre su brazo.
—Oh.. si no tienes problemas puedo secar tu ropa mojada— Ofrece al ver que el suéter del joven estaba húmedo, y goteaba un poco. —Solo tienes que quitarte todo y dármelo— Erían la miro alzando una de sus cejas, una sonrisa pícara se posó en sus labios. Vero no entiendo aquel gesto pero después de captar sintió la sangre hervir su rostro. —N-no malinterpretes, so-solo te estoy haciendo un f-favor—
—¿Malinterpretar? No sé de qué me hablas Aserní— Buscaba molestarla, y sabía que lo estaba consiguiendo, Vero no sabía cómo responder, en su rostro podías verla avergonzada y roja.
Erían le ofreció el suéter —¿Q-que? ¿Para que es eso?—
—¿No ibas a secarlo?— pregunto entre risas viendo a la pelirroja confundirse.
—A-ah...claro, enseguida— con nerviosismo toma el suéter, y por inercia casi se le cae al suelo mientras caminaba al cuarto de baño.
Erían seguía en la entrada, y cerrando la puerta detrás de él toma asiento en una de las sillas de la sala.
Con la mirada trato de buscar a alguien.
La pelirroja regresa con su bolso detrás de ella, y se percata.
—¿Buscas a Alan?
—Si, ¿En donde se ha metido el cuatro ojos?— Esa pregunta le cayó mal a Vero. Y acercándose a Erían lo encara.
—Primero se llama Alan, segundo no se cuantas veces debo decirte que es alguien importante para mí, así que no le faltes el respetó en mi presencia— Llevaba dos dedos contados, para después sacar el tercero mientras no despegaba la vista del pelinegro —y tercero... surgió un problema familiar, no podrá venir hoy— Erían asiente sorprendido por el acercamiento que está hacía, y también por su rostro de evidente molestia.
—Es broma aserní, no sé porque te tomas todo a pecho—
—Contigo no hay que tomarse las cosas a broma—
—¿Eh? ¿Que te hace creer eso?—
—No lo estoy creyendo, solo te lo recuerdo— suspira, sabía con certeza que con Erían los momento divertidos eran breves, porque la mayor parte del tiempo lo arruinaba con sus "Bromas".
El pelinegro saca su teléfono del bolsillo, y sin que Verónica se diera cuenta le toma una foto.
—Quiero que sepas, no soy como todos creen—
—Me alegro—
—Hay una razón de porque me comportó así—
—Uuuuh que intrigante— El pelinegro le regala una sonrisa, se veía que Verónica estaba hasta el borde con el mientras sacaba un cuaderno de su bolso y lo colocaba en la mesa.
Si quería que está lo tomara en serio, necesitaba darle un motivo para que confiar en el, que no es como todos creen, o como parece ser todo el tiempo.
—....Quieres oírla?— Eso activo la alarma llamada curiosidad en Vero, quién tenía la mirada puesta en su cuaderno, observó a Erían con cejas alzadas, quería comprobar si lo que decía era verdad. —...Si, te contaré porque soy así—
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Historia CortaDesconocido: Te me haces conocida, Erika, eres tú? Erika: Mmmm de dónde ??? Cómo te llamas Desconocido: Soy yo, Alejandro. No te acuerdas de mi?