3. ¿Nunca se ha enamorado?

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- Disculpa, ¿Tú eres TN Magath?

Miré a la niña desde mi altura.

- Sí pequeña, eso es afirmativo.- Le sonreí.
- Te admiramos mucho, eres una mujer muy fuerte, nuestras mamás dicen que has conseguido algo casi imposible.- Continuó otra niña.
- Bueno pequeñas, ustedes también pueden lograr grandes cambios como el mío.
- Gracias General TN, ten una linda tarde.
- Igualmente a todas.

Las niñas se fueron corriendo a seguir jugando.

- ¿De qué gran cambio hablaban?

La voz del comandante me asustó.

- Perdón, no quise asustarla.
- No se preocupe, se refería a que para una mujer llegar a mi puesto es algo muy complicado.- Le expliqué mientras continuaba caminando a su lado.- ¿Alla cómo se comportan ante que Hange sea capitana?
- No lo se, nunca me he preocupado por ello.
- ¿No se preocupa por sus capitanes?- Fruncí el ceño.
- No me malinteprete, mis soldados son lo más importante que tengo, solo que allí no se tratan esos temas- Me explicó.
- Entiendo.- Hubo un pequeño silencio.- ¿Y es casado señor comandante?- Le pregunté para cambiar de tema.
- No, cuando entré en el ejercito dije que jamás me casaría, no podría dejar que mi muerte afectara a mi esposa o a mi familia.
- ¿Y nunca se ha enamorado?- Continué.
- Una vez, ella ahora es feliz con su propia familia ¿Y usted señorita?
- Yo supongo que sigo esperando al hombre ideal con quien casarme, a mi tío le haría muy feliz que dejara el ejercito para formar una familia.
- ¿Y por qué no lo ha hecho?- Me preguntó.- Seguro tiene mil pretendientes detrás suya.
- No creo que sea buen momento para dejar el ejército, a demás de que suelen intentar comprarme con joyas o con palabras baratas.
- ¿No os gusta eso a las mujeres?
- Amo las joyas pero prefiero flores y una cena en algún restaurante.
- Erwin, Hange ha comprado algo extraño llamado helado.- Dijo Levi acercándose a nosotros.
- Yo también quiero.- Dije corriendo hacia la castaña.
- Espera TN, te resfriarás-Gritó Porco.- Mujeres....

Después de comprar helados para todos continuamos haciendo turismo hasta la tarde. Paramos en un sitio a comer algo cuando me comencé a marear. Tomé el hombro de Porco para llamar su atención cuando la vista se me nubló, y la última persona que vi fui al comandante Erwin.

Desperté en casa, en mi cama para ser exactos. No había nadie conmigo, por lo que me intenté levantar para llegar hasta el teléfono y llamar a alguien. Una vez conseguí abrir la puerta vomité.

- TN.- Escuché la voz de Porco.- No te levantes, estabamos esperando a que despertaras.
- ¿Estabais?

Al mirar hacia el salón el comandante y los capitanes se encontraban allí. Erwin mirando por la ventana, Levi bebiendo algo de una de mis tazas de té y Hange observando las fotografías.

- ¿Cómo hemos llegado a aquí?
- Para serte sinceros pasamos por el médico y nos dijo que esperásemos a que despertaras.- Me explicó.

Me ayudó a sentarme en una silla de la cocina. Iba a moverme pero el comandante me sostuvo de la cintura.

- Lo siento.- Le dije poniendo una mano en su pecho y volviéndome a recolocar.- ¿Me podéis explicar qué ha pasado?
- Te desmayaste y fuimos al médico, nos dijo que estabas bien y que te trajésemos a tu casa. - Me explicó el capitán.
- ¿Y mi tío?
- Dice que no te preocupes, que descanses por hoy. También nos dijo que te verá mañana en la cena de navidad.
- Mierda es mañana.... Aun no se que ponerme.- Dije para mi misma.- Hange.- La llamé.- ¿Te apetece ir por la mañana de compras? No es como que podamos llevar cualquier trapito.
- Si, me parece buena idea.- Me respondió.

Porco puso delante mío un sandwich.

- ¿Qué coño es eso?- Dijo Levi.
- Es un Sandwich. Se lo suelen dar a los niños para merendar.- Expliqué.- Pero yo no soy una niña.
- Pero le prometí a tu tío que cuidaría de ti.- Recalcó Porco.
- En estos momentos prefiero al Porco arrogante y engreído y no el preocupado.- Rechisté.
- Te aguantas.

Después de un rato yo ya me encontraba mejor.

- Creo que es hora de que os vayais.- Dije en alto llevando el plato a la cocina.
- De eso nada, estás mal aún, alguien tiene que cuidarte.- insistió Porco.
- Tonterías puedo
- Si no es mucha molestia, yo puedo dormir en el sillón por si le pasa algo.- Me interrumpió el comandante.
- No, no confío en ningún hombre, mejor que se quede la chica.- Añadió.
- ¡Porco esos modales!- Le reñí.
- No me riñas, no lo conoces, se como somos los hombres.
- ¿Engreídos, mentirosos y dejados de llevar por la lujuria?- Le pregunté con una sonrisa.
- Exactamente.- Me respondió molesto.
- No creo que todos seáis así.- Reí.
- Pues yo si, y más allí que llevan 100 años de atraso.
- ¡Me sacas de nervios Porco, el comandante se ve un hombre respetuoso y serio con las mujeres, no eres nadie para acusarle de semejantes salvajadas!- Le grité levemente.
- No hay problema, yo te cuidaré esta noche, me será fácil.- Me dijo la castaña con una sonrisa.
- Vale pero Porco discúlpate o te pateo las pelotas.- Le dije antes de recoger la mesa.
- Ahg, disculpe comandante, no quise ofenderle.- Dijo de mala gana.
- No te preocupes, es normal, yo también se como son los hombres y no la dejaría con cualquiera.

Mis mejillas se sonrojaron levemente al escuchar esas palabras. Me sentía bien al escuchar que alguien se preocupaba por mi de esa forma, Porco lo hacía, pero a veces era muy sobreprotector, lo que le agradecí cuando murió Bertholt, fue todo muy duro. Los tres hombres salieron de allí, dejándome a solas con la capitana.

- Es hora de descansar pequeña.- Dijo poniendo una mano en mi hombro.

Me encontraba mirando por el balcón.

- Estoy bien, me gusta estar aquí.- Le dije con calma.

Ella se colocó al lado mío.

- Realmente tanto las vistas como las noches aquí son preciosas.- Comentó.

Todo estaba decorado con luces navideñas.

- ¿En qué consiste la navidad?

Lo pensé por un momento.

- Realmente no sabeía explicarte, es una festividad donde le regalas algo a tus seres queridos sin ningún motivo.- Le expliqué.
- ¿Todos se respartirán regalos?- Me preguntó.
- No, solemos hacerlo los más jóvenes, los adultos pasan in poco de ese tema.- Reí.- ¿Quieres que mañana le compremos algo a tu comandante y a Levi? Yo debería compraros un detalle por lo de hoy.
- No digas tonterías, Erwin fue el que te cargó todo el camino.

¿Erwin?

- Déjame adivinar, Porco dijo que me llevaseis en ambulancia.
- Si.

Ambas reímos.

- Pues le compraré algo por eso.

A la mañana siguiente me levanté encontrándome a Hange con la baba en la boca medio durmiendo. La desperté y nos preparamos para salir a comprar un vestido para la noche.

Mientras pasábamos por numerosas tiendas encontré uno. Era rojo, largo hasta el suelo, la espalda era descubierta y tenía una tira que dejaban ver mi pierna cuando caminaba.

Me lo probé, lo que Hange al verlo se quedó extrañada.

- ¿Eso está permitido?- Preguntó con una mueca.
- ¿Qué?
- Mostrar tanto.
- Oh, si, ¿Cómo se visten allá?- Arqueé una ceja.
- Con faldas largas y camisas de volantes. Conozco a varia mujeres que se taparían la vista al verte.- Rió.

Miré en la linea donde tenían más vestidos cuando encontré unos azul perfecto para Hange.

- Mira, pruébate este.- Le dije con una sonrisa.

Cuando salió del probador me quedé sorprendida. El vestido era hasta el suelo, ceñido hasta los muslos, de satén azul, pero en vez de tener escote por delante y por detrás como el mío, solo lo tenía por detrás. Realmente le quedaba precioso.

- Te ves increíble.- Le dije sonriendo.
- No estoy acostumbrada a usar este tipo de cosas, Erwin y Levi me mirarán mal.- Dijo mirándose al espejo.
- Pues ellos se lo pierden, son hombres.- Reí.
- Me siento producto de entretenimiento para los hombres, ¿no se supone que se distraen si mostramos tanta piel?
- Si pero eso a nosotras nos da igual.

Miré fuera de la boutique y vi como Levi y Erwin pasaban hablando.

- Mierda cámbiate, los chicos no nos deben de ver antes de la fiesta, da mala suerte.- Le dije empujándola dentro del probador.

Mi comandanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora