22. Me niego

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Se tensó ante mis palabras.

- Dijimos que era mejor no salir sola, antes tampoco lo hacías. - Su tono de voz se agravó.
- Fui con Jean, él me acompañó porque quería salir un poco, aun que en un momentó le perdí, pero Levi me encontró y fue él el que me trajo.- Lo miré.
- Voy a matar a Jean.- Dijo apunto de levantarse.
- ¡NO!- Lo agarré.- Fue culpa mía, yo me metí sin pensar en el grupo grande de gente.- Lo volví a sentar y ambos nos quedamos callados.- Al principio el camino fue bien, después comenzaron los murmullos y las miradas.

Se levantó a ponerse un poco de alcohol en un vaso del cual seguidamente bebió.

- Escúchame TN.- Me miró desde la distancia.- No vuelvas a salir así, al ser mi esposa estás en el punto de mira de todos mis enemigos, que son la mayoría de los bajos fondos. Te pueden pasar cosas peores que lo de la última vez. A partir de ahora tendrás escolta.
- No puedo estar protegida las 24 horas.-rechisté.- No soy una niña.
- Pero por tu seguridad lo estarás. Se turnarán Jean, Levi, Connie, Mikasa....
- Si me ven con ellos pensarán que te engaño.- Baje la mirada.
- Pero no lo haces, y ambos sabemos que no lo haces.- Me miró.- A demás no te agobiarán, también son tus amigos.
- Prefiero que me cuides tú.- Me acerqué a él para abrazarle.
- Si pero yo a veces tengo reuniones de muchas horas, no quiero que te canses de esas reuniones, a demás, yo te cuidaré por la noche.

Ya teniamos un cadete de guardia fuera de la puerta de Erwin por las noches, él quería asegurarse que estabamos totalmente a salvo y podiamos descansar.

En el castillo era diferente, siempre habían guardias por todos lados haciendo guardia.

A la mañana siguiente, él mismo me trajo el desayuno.

- Pensé que trabajarías temprano.- Le sonreí.
- A decir verdad, hoy tengo el día libre, aunque no debería.- Me besó.- Quiero llevarte a ver la casa y pasar el día contigo fuera del castillo.
- Hmmm vale, muchas gracias amor.-Le respondí comenzando a comer con él.

Después en un rato en carruaje, llegamos a la casa. Lo que más llamó mi atención fue un mirador de madera, a unos metros de la casa.

- Cariño, ¿Para qué es eso?- Lo miré.
- Para que cuiden la casa, vendrán cadetes a hacer turnos.
- ¿No crees que estás exagerando? A demás, podría infiltrarse alguien de los bajos fondos, acuerdate de Reiner y Bertholt, los mandaron de infiltrados y coló.
- Levi se está encargando de elegir a los cadetes para este trabajo, a él no se le va a pasar.
- Yo no me arriesgaría.- Rodé los ojos.

La casa era mediana, ni muy grande ni muy pequeña. Tenía 2 baños, 4 habitaciones, 1 cocina, 1 comedor y 1 salón.

- ¿Vendremos aquí cuando te retires?- le pregunté.
- Si, vendré cuando me retire.- Me respondió sentandose en el sillón.
- Vendremos.- Insistí.
- Vendré, tu te mudarás en unos pocos días.
- No.- Me negué. Vivir fija aquí significaría no verlo casi nunca, me negaba a eso.- ¿Cuantas veces vendrás por semana? ¿2? ¿1? ¿1 vez al mes? No quiero eso, quiero estar contigo, pasar mis días contigo Erwin, si no quieres eso me lo dices y nos replanteamos la situación. No voy a vivir un matrimonio así. - Lo miré molesta.
- No quiero que te hagan nada en la ciudad.- Me respondió.
- ¿Y encerrarme aquí es la solución? ¿Poner a un guardia fuera lo es también? Ponme escolta, guardaespaldas, que Levi me enseñe a luchar si quieres, pero no me voy a mudar aquí sola, lo siento.- Le dije sentándome a su lado.- Te amo, y me da igual estar en peligro mientras esté contigo.

Él me miró pero no me dijo nada, después de eso nos besamos.

Volvimos a escondidas al cuartel, y seguidamente la noche cayó, esa misma noche, Erwin se aseguró personalmente de que los cadetes estuvieran cuidando la puerta en el pasillo casi todo el día. Ambos nos preparamos para dormir, y cuando llegó a la cama me abrazó y apoyó mi cabeza en su pecho mientras agarraba un libro y lo abría.

- ¿Por qué te molesta tanto irte antes a la casa? Ya la compré.- Me dijo mientras leía.
- Por qué eso significaría verte solo cuando pudieras venir, osea poco, a no ser que te retires ya. Prefiero vivir en el cuartel la verdad.- Le respondí.
- Pero aun así no nos vamos a ver todo el día.- Añadió.
- Obviamente, pero al menos te veo cada noche. Quiero un matrimonio en el que, aun que no nos veamos en todo el día, me pueda asegurar que la mayoría de las noches estarás junto a mi.

Él dejó el libro y me besó quedando cara a cara conmigo.

- Te amo, y lo siento sobre lo que te propuse, pero debes entender que un soldado estará contigo en todo momento por seguridad.

Yo asentí.

***

Erwin me había llamado a su despacho, al parecer tenía algo q contarme.

- Puedes retirarte Levi.- Le dijo, ya que era la persona que había asignado ese día para cuidarme, como la mayoría de días.
- ¿Qué ocurre?- Le pregunté acercándome.
- Mañana iremos a comer con la familia de Nile.- Me dijo sin apartar la vista de sus papeles.
- Está bien, ¿Vive aquí cerca?
- A dos calles de mi casa, dormiremos hoy allí y te pasaré a buscar cuando termine una reunión con Zackley mañana por la mañana.
- Vale, te ayudaré hoy con el papeleo, no tengo mucho que hacer.-Le dije.

Cuando el día terminó, ambos fuimos en coche hasta su casa. Los coches llegron a Paradís después del pacto de paz con Marley y el mundo exterior.

Erwin estaba muy cariñoso por el camino, por lo que cuando llegamos, antes de entrar, me dio un beso muy apasionado en la puerta, mientras agarraba mi cintura. Yo lo miré sorprendida.

- ¿Y esto?-Le sonreí.
- Solo quiero disfrutar de mi esposa.

Ambos continuamos besándonos hasta que llegamos a la cama. Ambos nos acostamos en esta y poco a poco nos quitamos la ropa.

Nos metimos en la cama y nos acurrucamos.

- Me gusta verte feliz.-Me dijo en el oido para después besar suavemente mi cuello.
- Eso es porque estoy contigo.-Le sonreí.

Poco después, nos dormimos.

A la mañana siguiente, desperté sin Erwin al lado, al parecer la reunión era temprano.

Me vestí y me peiné para la comida, y poco después de terminar unas galletas, Erwin llegó a casa y nos fuimos.

Al llegar saludamos a sus hijos, a Nile y a su mujer, Mary, la cual era bastante bella.

Mientras ellos hablaban, Marie y yo estábamos en la cocina.

- Me alegro de que Erwin sea feliz.- Me dijo.- Cuando era cadete ambos nos soliamos ver bastante, es muy bueno en....la intimidad.

Mi comandanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora