16. Nuestra habitación.

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Era tarde, creo que las 12 de la noche, y ya estaba apunto de acabar todo, varios invitados se acercaban a nosotros para despedirse, hasta que finalmente quedamos unos pocos.

La señora Azumabito se acercó a mi para decirme algo en la intimidad.

- Querida, vamos a dar la fiesta por terminada en unos minutos, por si os quereis retirar ya.

Ya los soldados se habían ido hace un rato, algunos un poco más borrachos que otros. Muchos dijeron que seguirían bebiendo en el cuartel para no armarla aquí.

Erwin, sorprendentemente les dio permiso, a lo que Levi le ricriminó.

Esa noche la pasaría en el castillo, por lo que decidí decirle a Erwin que se quedara conmigo, y después de una respuesta afirmativa por su parte, nos despedimos de los capitanes y subimos a mi habitación.

Yo seguía con un ligero vestido oriental, el cual deseaba quitarme porque no quería mancharlo.

Ambos entramos a mi habitación besándonos, él sabía a vino, y aun que a mi no me gustara, disfrutaba del sabor en sus labios.

- Me quitaré esta cosa del pelo.- Dije refiriéndome al tocado.
- ¿Puedo bañarme?
- Si claro, el baño está detrás de esa puerta.

Me senté y comencé a quitarme el tocado. Erwin entró al baño, y por lo que escuché había encendido el grifo de la bañera.

Después de estar libre de cualquier accesorio incluidos los zapatos, iba a quitarme el vestido para ponerme una camiseta de él, cuando escuché que el grifo paró.

- ¿Por qué no vienes?-Escuché desde adentro.

Yo sin quitarme aún el vestido, me acerqué a la puerta y lo vi descansando dentro de el agua.

- ¿No es muy pequeña?- Pregunté mordiéndome el labio.
- Podemos sentarnos.

Me lo pensé dos segundos y comencé a desabrochar los dos botones que se encontraban en mi nuca. Bajé el vestido lentamente dejando que Erwin disfrutara las vistas.

Una vez desnuda me até el pelo en una coleta alta y miré al frente haciendo contacto visual con el rubio. Caminé hacia la bañera y entré.

El agua estaba tan calentita que salía una capa de vapor de ella.

- A partir de pasado mañana debemos salir en barco, por lo que sería bueno que prepararas tus maletas mañana.
- Si, solo llevaré unas pocas cosas.- Le respondí.
- Lo que necesites y más, tendremos un camarote para nosotros solos.
- Todo eso está muy bien Erwin pero....de verdad que este viaje me da miedo.- Le aclaré.- La gente alrededor del mundo se pensará que son unos monstruos.
- Para eso estás tú, para aclarar desde el punto de vista de Marley que ya no somos ninguna amenaza para el mundo.

Dos días después, me encontraba sentada dentro del barco, acurrucada en una manta mirando por la ventana de una habitación.

El barco salía de puerto, pero eran las 10 de la noche, y no tenía ganas de estar despidiendo a la poca gente que iba allí en tren.

- Bonitas vistas, ¿No es así?
- Solo si se quedaran así para siempre.- Le respondí sin dejar de mirar al frente.- Dime Levi, ¿alguna vez pensaste en huir?- lo miré.
- Si, muchas veces. Pero la vez en la que de verdad he querido hacerlo sin mirar atras fue en el bosque, con Hange. Ella me lo dijo de manera indirecta.
- ¿Por qué no lo hicisteis?- Lo miré.
- Si lo hubieramos hecho, quien dice que todo hubiera salido como salió.
- Casi mueres.- Le insistí.
- Pero no lo he hecho.

Hubo un pequeño silencio.

- ¿A donde nos dirigiremos?- Volví a mirar al frente.
- Primero a los paises del norte y los que nos rodean.- Dijo Erwin apareciendo.
- Os dejo solos.- Añadió el enano alejándose lentamente.
- ¿Qué te ocurre?- Me preguntó quitando su abrigo.
- Nada, simplemente estoy un poco cansada, nos espera un largo viaje, y después tendré que ir al castillo hasta que me case con alguien y blablabla.- Lo miré.
- No pienses en eso ahora, todo saldrá muy bien, ya tienes un sobrenombre que te da mucho respeto, cuando llegues a esos paises la gente ya habrá oído hablar de los Azumabito.- Se sentó tras de mi y me abrazó por la cintura observando al barco moverse.- ¿Por qué viniste a esta habitación? La nuestra es el camarote principal.
- Realmente a nada, solo quería paz.- Lo miré a los ojos.
- Tus maletas se encuentran ya allí, yo mismo me encargué de eso.- Me besó.

Ambos continuamos viendo el mar, que aunque fuera de noche, a lo lejos se veían las luce de la isla.

- Erwin, me alegra mucho que.....que ya no seas titán cambiante, que todo haya acabado, y que estés aquí conmigo.

Mis ojos se estaban llenando de lágrimas las cuales evité rapidamente. Al parecer él lo notó, pues agarró más fuerte mi cintura.

Después de un rato así me estaba ya durmiendo, por lo que Erwin me agarró y me llevó hacia el camarote principal, callendo así en un profundo sueño.

Mi comandanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora