La boca de Derek chupeteaba mi cuello de forma lenta, presuntuosa, mientras que Daven continuaba presionando en mi entrada, pero esta vez mientras chupaba mis pezones.
Aquello estaba haciendo que me descontrolara más de lo que ya lo estaba, pues sumándole que aun podía sentir los intensos aromas, el que estuviesen jugando con mi cuerpo de esa forma me estaba llevando al colapso.
Sin siquiera avisar los dientes de Derek rozaron la piel sensible de mi cuello y segundos después comenzaron a abrir la carne de mi cuello.
El grito que estuve a punto de soltar se quedó atascado en mi garganta y sus dientes se clavaron más profundo.
Ni siquiera sabía que sentir, pues el dolor, la angustia, la molestia, el miedo, arraigaron haciendo mi piel erizar y no entendía por qué todos esos sentimientos se mezclaban con el placer, la excitación y un sentimiento más allá que no pude descifrar.
—Son de él —me dejó saber Daven —lo que estas sintiendo es él, lo que causa, lo que transmite.
Los dientes de Derek luego de unos segundos se despegaron de mi cuello dejando un ardor incesante en esa zona.
Dolía, claro que lo hacía, pero la sonrisa de satisfacción en su rostro que parecía denotar la realización que tenía en ese momento me hizo sonreír a mí.
Él se veía sumamente feliz por haberme marcado.
El calor que estaba sintiendo en mi cuello comenzó a expandirse considerablemente y Daven oliendo algo en mí que yo desconocía se inclinó para besar mis labios.
Sus manos vagaron por mi cuerpo encendiéndome más de lo que ya estaba.
—Hazlo ya —pedí desesperada debajo de él.
Él empujó suavemente al estar colocado en mi entrada y la expansión realmente fue dolorosa, jodidamente que lo fue, pero la necesidad de sentirlo dentro era mucho mayor, por lo que rodeé con mis piernas su cintura para incitarlo a que siguiera entrando.
Mis labios se entreabrieron, mi cuerpo por un segundo atentó con huir hacia arriba, pero aferrándome a la necesidad que me envolvía continué aceptando la invasión y al final me terminé olvidando completamente de todo lo que me rodeaba.
Lo único que mi mente reconocía eran los olores que envolvían la habitación los cuales me estaban envolviendo en una nube en donde mis ojos solo veían a los azules de Daven.
El calor incesante que parecía envolver mi cuerpo no parecía descender con la invasión de Daven y aunque dolía quería más, quería encontrar una manera de calmarla.
Al entender de donde venía tanta irracionalidad llevé mi mano hacia la mordedura en mi cuello encontrándome con restos de sangre y un leve dolor que parecía enviar destellos de placer por mi cuerpo adentrándome en un desequilibrio total.
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J A D E
Loup-garouCon unos padres descuidados que me arrojaron hacia mis abuelos para que me criaran y de paso unos abuelos sobreprotectores que preferían que tu educación fuese en casa ya que la escuela quedaba en otro pueblo y debías recorrer kilómetros de distanci...