No la necesito.

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Últimamente Gerardo había estado peleando con Brayan. Quien sabe la razón. Ni siquiera tenía la menos idea si se peleaban de juego, o realmente era una pele de Brayan a Gerardo, o viceversa. Había veces en las que Gerardo platicaba conmigo sobre cualquier cosa normal, mientras que Brayan lo miraba con rabia. Había algo allí.

~Conversación iniciada el 21 de octubre del 2014 a las 21:49~

Brayan Beckham:

Gerardo bastardo -_- no le hagas caso.

No le hagas caso -__-

Yo:

Ok:$

Brayan Beckham:

¿Podemos hablar mañana? :/

Yo:

Claro.

Brayan Beckham:

¿Dejarás que cargue tu mochila?

Yo:

Está pesada, jaja^^

No quiero que se te haga molestia.

Brayan Beckham:

-_- No lo será jeje.

¿Entonces segura que podemos hablar?

Luego te pierdes.

Yo:

Sí(:

Brayan Beckham:

¿Segurísima?

Yo:

Sabes que normalmente estoy cerca de algunas bancas.

¿En la entrada o en recreo?

Brayan Beckham:

En las dos, si se puede.

:3

Yo:

Jaja de acuerdo. En las dos será^^

Brayan Beckham:

Está bien, me iré a estudiar.

Yo:

Descansa mi vida(:

Brayan Beckham:

:3 Igualmente mi amor.

(...)

El timbre del inicio de clases sonó, a lo cual yo guardé mi libro de historia-la materia que tocaba a primera hora en mi salón-y acomodé mi mochila sobre mi hombro. Dafne estaba frente a mí, y a mi drecha se encontraban Fernada, y Said, otro compañero.

-Carla, te buscan-dijo Dafne.

Giré mi mirada hacia mi lado izquierdo donde se encontraba Brayan tomándose una pepsi, y yo reí. Él me miró y sonrió. Era la primera vez en mi historia (y la de Brayan) en la cual se acercaba hasta donde yo estaba sin importar que estuvieran mis amigas allí. Normalmente a él no le gusta acercarse cuando están ellas, porque ni a él le caen bien, ni a ellas le cae bien.

-¿Pepsi a esta hora?-sonreí.

-Me la compró mi mamá.

-Yo no tomo refresco.

-Yo tampoco-hizo un gesto de asco-. No me gusta tomar refresco en la mañana.

-Yo no tomo refresco en la mañana-dije-, ni en la tarde, ni en la noche. No me gusta.

-A mi sí-sonrió sin mostrar sus dientes. Maldición.

(...)

Las chicas me dejaron con él, mientras platicamos un rato para después él agarrar mi mochila y colgársela al cuello. Me llevó hasta mi salón, y en receso hablamos como habíamos acordado. Aclaró varios rumores que la gente hacía acerca de él, y dijo algo inesperado, que me tomó por completa sorpresa.

-Mira, América-cruzó sus brazos a mi izquierda. Era la primera vez que se sentaba a mi izquierda-. Todos mis amigos les dan su contraseña a sus novias, y yo no me quiero quedar atrás.

-Pero yo no soy tu novia.

-Pero vas a serlo, América-dijo apuntando un lugar al aire con su mano para entender mejor.

-No hace falta-exclamé.

-Claro que sí.

-No la necesito.

-Hay, América, hay muchos bastardos en esta escuela que van a inventarme millones de rumores, y como mi novia obviamente querrás desmentirlos, y podrás checar en mi facebook todo lo que necesites saber.

-Entonces debo darte la mía igual.

-¡No, América! ¿Qué te pasa?

-Si yo tendré la tuya, sería injusto no tener la mía.

-No, América, no-frunció el ceño-. Ni se te ocurra hacer eso.

Thinking Out LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora