🥊CAPÍTULO 2 parte 1 🥊

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Dos horas después, con más mala hostia todavía que cuando me subí al coche, una tormenta de cojones empapándome entero y tantas ganas de volver a "casa" como que me peguen un tiro en el trasero, estoy caminando por las calles prácticamente desiert...

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Dos horas después, con más mala hostia todavía que cuando me subí al coche, una tormenta de cojones empapándome entero y tantas ganas de volver a "casa" como que me peguen un tiro en el trasero, estoy caminando por las calles prácticamente desiertas de Fort White; el pueblucho de mala muerte en el que nací – y del que me faltó tiempo para largarme en cuanto pude – rumbo al tanatorio.

Y sí, ya sé que no debería haber parado en aquella gasolinera veinte kilómetros atrás para comprarme una puta botella de whisky de la que ya me he fundido más de la mitad. Pero la rabia no desaparece, me está corroyendo las entrañas.

Yo solo...solo necesito tranquilizarme. No sé cómo gestionar esto, tantos recuerdos...tanto dolor.

Lo único que tengo claro es que no puedo entrar ahí sobrio. No sé qué haría.

Le he dado muchas vueltas a la cabeza durante el largo camino que he tenido para pensar – en cuanto he recuperado la capacidad de raciocinio – y, aunque al principio he pensado "¿Para qué voy a ir a su puto funeral? ¿Qué sentido tiene? No soy un hipócrita, que se pudra en el infierno". Después he llegado a la conclusión de que ni de coña.

No porque me importe una mierda, no. Es porque me ha jodido la vida y no pienso dejar que las cosas se acaben así como así.

No sé si quiero verlo en esa caja y sentir alivio, hablar con su puto fantasma y soltarle lo cabronazo que es en la cara o simplemente quitarme este peso de encima de una maldita vez y pasar página.

Y quizá sueno como un auténtico desalmado sin corazón – porque es lo que soy – pero eso es algo que no creo poder hacer sin pararme delante de su tumba y ver cómo lo entierran dentro.

Honestamente, ni siquiera sé qué haré después.

Así que me limito a beber. Y a caminar.

Podría haber aparcado el coche más cerca, pero necesitaba pasear para ordenar mis ideas. Que me cayera un diluvio encima no lo tenía previsto, pero sinceramente me da igual.

Todo me importa una mierda.

Siempre he sido un jodido desastre, no voy a cambiar ahora.

Estoy literalmente a dos manzanas de reabrir viejas heridas del pasado, heridas que ya deberían haber cicatrizado. Pero es imposible. 

A fin de cuentas, ha sido el rencor lo que me ha traído hasta aquí.

Mi paso es inestable por las calles encharcadas de un pueblo que me detesta tanto como yo a él, y con cada zancada me siento más roto que nunca.

Pero no voy a dar media vuelta.

Las puertas del tanatorio, de un blanco inmaculado, me reciben bajo un cielo inclemente surcado de relámpagos que parecen avecinar el caos que llevo por dentro, como si pudieran exteriorizarlo haciéndose eco de él.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora