Harry.
Lunes, 15 de Abril de 2019.
Presente.
No tardamos mucho en llegar a la ciudad de los suicidios, puesto que íbamos en un lujoso Jet privado a toda velocidad que nos hizo llegar rápido. Así que enseguida que estacionamos en el aeropuerto cuando marcaron las cinco y media de la tarde. Fui con Asher y Erika casi de inmediato a la escena del crimen, en un espectacular auto deportivo que nos habían dado nuestros colegas de Suicylum. Era un fascinante «Ford Mustang Gt» de un color negro, y cuando lo vi por primera vez y me subí a él sentí que estaba grabando una escena de «Rápidos y furiosos», y me sentí la persona más cool del mundo. ¡Cómo amaba mi trabajo en ésta parte!
Aceleré sin titubear y conduje a toda marcha por las calles de Suicylum, con las manos al volante. Directo a los polémicos bosques, donde se encontraba una pequeña urbanización llena de remolques aparcados. Donde se encontraba la escena del crimen más actual.
Entonces una vez que estuvimos ahí en un parpadeo, nos dimos cuenta de que había un remolque en especifico que estaba completamente negro, y más destartalado de lo que seguramente había sido antes, puesto que había quedado horriblemente quemado. Y como la policía no había tardado en aparecer, ya las personas estaban abarrotadas alrededor de la escena, siendo detenidas por la cinta policial que rodeaba el lugar para que nadie más que la policía pudiese estar cerca de la escena del crimen.
Cuando aparqué el auto cerca de ahí, los tres nos bajamos del auto con nuestras placas y nos acercamos al remolque quemado de Diego Betancourt. Y aunque, Erika y Asher no mostraban más que seguridad, yo por mi parte me sentí un poco nervioso al estar por primera vez en una escena del crimen. Sintiendo como las miradas de todos esos civiles nos miraban fijamente mientras que pasábamos entre ellos para entrar al lugar de los hechos. Todo el sitio parecía un completo caos, por toda la gente que había alrededor, tomando fotos y murmurando cosas. La policía no hacía más que ignorarlos, a la par de que tomaban notas y revisaban el lugar. Pero yo no podía dejar de mirar lo horrible que había quedado el remolque de Diego. ¿Cómo alguien podía llegar a ésto? ¿Cómo alguien podía matar a una persona y seguir con su vida como sí nada?
Sabía que Diego y su ex pandilla no habían sido buenas personas en el pasado, pero el asesinato... Jamás era una opción.
Jamás.
Y quizás el karma les estaba atacando ahora por todos sus crímenes...
- ¿Qué sucede, Harry?- de pronto escuché la dulce voz de Erika en medio de todo ese caos, puesto que cuando estábamos pasando entre el gentío me quedé muy quieto, sin poder creer lo horrible que todo había quedado.
- No... No lo sé- musité, sin despegar la mirada de ese quemado remolque-. Es solo que... No puedo creer que alguien haya hecho ésto.
- Acostumbrate, novato- interfirió Asher, colocando una mano sobre mi hombro y dándome un ligero apretón-. Hay peores escenas del crimen.
Me quedé mudo.
- ¿Cómo... Cómo asesinas a alguien y te sales con la tuya?- dejé escapar sin darme cuenta, y Asher y Erika me miraron fijamente.
- Es por eso que estamos aquí- me habló mi mejor amiga.
- Para encontrar a ese psicópata- acuñó Asher.
Tragué en seco, y luego de eso los tres seguimos caminando entre el gentío y nos terminamos por acercar a la escena, pasando a través de la cinta amarilla. Mirando como habían varios policías afuera, y otros dentro del remolque abierto.
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Cómo cometer un Asesinato ®
RomanceHarry Olsen tiene veintidós años, y es el hombre más joven en unirse al cuerpo policial de la ciudad. Pero en sus primeros días no le fue muy bien, pues adaptarse a sus compañeros de trabajo y a las cosas que se veían ahí no eran muy fáciles para él...