Harry.
Lunes, 15 de Abril de 2019.
El corazón se me detuvo, y la respiración me falló aún más.
Creo que pasó un largo segundo en el momento en que le escuché hablarme, y en el que mi mente trataba de procesar que la persona que acababa de salvar de la muerte había sido... Él.
Y nadie más que él.
— ¿Por qué...?— de pronto volví a escuchar que me dijo temblorosamente, una vez que me perdí en aquellos dos pozos negros de tanto misterio que ahora se encontraban humedecidos, con y las cicatrices que se mostraban ahora con mayor facilidad en su rostro y que me habían dejado perplejo sobre el frío pavimento, abrazándolo en silencio—. ¿Por qué demonios... estás en todos lados? Tú... Tú... No dejas de aparecerte en mi vida.
— Yo... Mmm... Yo...— creo que dejé escapar de mis labios de la manera más estúpida posible, y volví a sentir cómo sentía algo extraño en el pecho. Una horrible sensación que no sabía cómo describir, y de la que justo ahora no podía concentrarme al volver a tenerlo cerca mío, ahí mostrándome su dolor.
Jacob seguía encima mío, mientras que me miraba con unos ojos que no expresaban más que un dolor que sólo él conocía. Un crudo dolor que me dejó paralizado sobre el pavimento y que me revolvió el estómago. Su mirada se veía terriblemente perturbada y parecía un hombre que había pasado por muchas cosas malas. Su cara se mostraba pálida ante las sombras de su capucha; que todavía cargaba puesta. Y a pesar de eso, las marcadas cicatrices que tenía se le asomaban discretamente. Volviendo a dejarme aquel sabor agridulce en la boca, uno que me había vuelto a dejar mudo como un completo imbécil frente suyo. Viendo como los labios de Jacob temblaban violentamente, y como de pronto las lágrimas empezaban a caer desconsoladamente por sus mejillas. Nuestras respiraciones agitadas se entremezclaron, y cuando lo vi llorar tan abatidamente me dí cuenta de que su cuerpo sobre el mío se tensó. Él apretó mi camisa con sus dedos, y noté que también apretó la mandíbula para ahogar un sollozo. Mientras que yo le seguía abrazando de la cintura, seguíamos jadeando, y nuestras piernas estaban entrelazadas.
— Yo sólo... Yo sólo... Yo sólo quería acabar con todo— dejó salir de sus labios en un tono que había sonado desesperado y paranoico, una vez que se dio cuenta de que yo no hacía más que mirarlo con estupefacción—. Acabar con todo. Acabar con todo. Acabar con todo. Acabar con todo...
Y entonces me dí cuenta que se estaba alterando y que parecía estar encerrándose en un horrible mundo que sólo él conocía en su mente, cuando sin dejar de llorar no dejó de repetir una y otra vez con la voz en un hilo:
— Me equivoque. Me equivoque. Me equivoque...
El sabor agridulce en mi boca se volvió amargo en ese momento, y supe que no sabía absolutamente nada sobre él, y que ahora no quería soltarlo de la cintura, cuando lo escuché decirme con ese tono que se escuchaba cada vez más roto y paranoico, como sí estuviese perdiendo la cabeza:
— Yo quería... Yo quería... Yo quería... ¡Yo quería morir!— me gritó en la cara en un tono descontrolado y grueso. Yo me estremecí, y sin saberlo me aferré a su cintura con fuerza, y Jacob despegó sus ojos de mí y puso su cara sobre mi pecho, sollozando de una manera que me encogió el corazón—. Sólo quería terminar con todo..., y tú no me dejaste. ¡Sólo quería morir! ¡¿Por qué nadie entiende que ya no quiero seguir en lo mismo?! ¡¿Por qué nadie respeta mi decisión de morir...?! ¡Y tú...! ¡Tú...!— entonces apretó más fuerte mi camisa debajo de sus dedos, y yo lo miré directo a los ojos una vez que él hizo lo mismo.
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Cómo cometer un Asesinato ®
DragosteHarry Olsen tiene veintidós años, y es el hombre más joven en unirse al cuerpo policial de la ciudad. Pero en sus primeros días no le fue muy bien, pues adaptarse a sus compañeros de trabajo y a las cosas que se veían ahí no eran muy fáciles para él...