La tarde siguiente, el profesor Engelhart había regresado de su viaje y reunió a todos los chicos, junto con Ivanov, en la pequeña sala de conferencias de la fraternidad:
- Ya todos están enterados de la muerte del director Sattler esta mañana – dijo Engelhart con aire funesto – sumado a eso, sabemos sobre la delicada situación de salud en la que se encuentra Seren y la muerte, hace unos meses, de nuestra querida estudiante Elena Auer.
Un ambiente lúgubre llenaba toda la habitación. Apenas se escuchaban algunos tímidos suspiros. A todos les parecía embargar un sentimiento de incertidumbre, confusión, miedo y tristeza. Pero en Max crecía la rabia y la impotencia al ver a Ivanov entre los estudiantes con tanta tranquilidad. El profesor Engelhart continuó hablando:
- Todos estos infortunios han sucedido en esta misma fraternidad y se han esparcido rumores por el campus. Como sabrán, al ser subdirector de la universidad, me corresponde ocupar el cargo que ha dejado mi difunto amigo Sattler, por lo cual, a partir de hoy, el profesor Ivanov quedará encargado de Épsilon Psi.
- ¡No! – gritó Max dando un golpe sobre su asiento al levantarse – ¡No puede abandonarnos ahora!
Abigail entendía la desesperación de Max, pero sabía que aquel no era el lugar ni el momento indicado para exponer a Ivanov. Debían ser más cautelosos. Tomó la mano de Max e intentó consolarlo con la mirada:
- Entiendo cómo te sientes Max – contestó Engelhart –, sé que todos ustedes están confundidos, pero se ha determinado que esos casos han sido por causas naturales. No se dejen influenciar por los rumores.
- ¿No tiene nada que ver con nuestros poderes, profesor? – preguntó preocupado Levi –
- Es una posibilidad que estamos estudiando, pero por lo que sabemos hasta ahora, no hay de qué preocuparse. Hasta donde sabemos, el director Sattler no tenía capacidades mentales especiales. En todo caso, son un don más que una maldición... Por cierto, Levi, tú serás el prefecto de nuestra fraternidad a partir de ahora. Y, les repito, no tienen nada porqué temer. Yo y el profesor Ivanov estaremos velando por el bienestar de Épsilon Psi.
Cuando Engelhart dejó la habitación, Max no pudo contra el impulso de seguirlo para hablar con él, aunque Abigail intentó, inútilmente, detenerlo:
- ¡Profesor! Usted debe saber la verdad, Ivanov...
- No tenemos pruebas de nada, Max. Todos los médicos han determinado que han sido causas naturales. Necesito que confíes en mí. Aunque ya no esté en la fraternidad estaré pendiente de todo lo que suceda.
Max no respondió. Apretó con fuerzas sus manos sin saber qué hacer con toda la rabia que sentía. Engelhart puso sus manos sobre los hombros de Max y le dijo antes de marcharse: «Prométeme que no te vas a meter en problemas y que cuidarás de los demás chicos».
Mientras tanto, en la sala, Eisell se puso de pie y se dirigió a todos los chicos en presencia de Ivanov:
- ¿No creen que es mejor así? Es decir, Engelhart pertenece a nuestra fraternidad. ¡Que ahora sea el director de la universidad me parece maravilloso! Además, Ivanov ha estado con nosotros desde el principio, es a él a quien le corresponde quedarse a cargo. Entiendo que Max esté paranoico, pero él es nuevo, en cambio ¿ustedes?...
- Max no es ningún paranoico, Eisell – interrumpió Abigail un tanto molesta – Sólo está preocupado por lo que le pasó a Seren.
- ¡Todos estamos preocupados por Seren, Abigail! – contestó Eisell – pero ya los médicos dijeron que se trató de causas naturales.
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Max Fallen y la fraternidad de Épsilon PSI
Teen FictionUna mañana, Max Fallen recibe la visita de dos hombres intelectuales para ofertarle una beca. Aunque era una de muchas que había recibido, ésta era una oferta distinta e inusual: pasaría a formar parte de una fraternidad secreta a la que sólo accede...