*Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 15. "𝐷𝑖𝑠𝑡𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑛𝑜 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑙."

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"Lullaby for Erik— Evgeny Grinko"

Narra ___ (T/N):

En ese preciso instante, en el que nuestras miradas se cruzaron, sentí cómo mi pecho se encogía abruptamente, como si un agujero se abriera en él. Una emoción desconocida se apoderó de mí, una mezcla de ansiedad, pesar y deseo. Quería huir, quería llorar, quería enfadarme; un torrente de emociones se agolpaba en mi interior.

Sin embargo, mis palabras salieron entrecortadas y apenas audibles: "Tengo que irme... lo siento...". No le di tiempo a responder, o quizás simplemente no quise escuchar su reacción. Las lágrimas nublaban mis ojos, sin comprender por qué me afectaba tanto algo que consideraba tan trivial como la amistad.

El pavimento mojado se deslizaba bajo mis pies mientras caminaba, ajena a mi entorno. Sin darme cuenta, el borde de la acera terminó abruptamente y mi cuerpo se desplomó en la calle, abstraída en mis pensamientos.

La sirena de un automóvil me sacó de mi ensimismamiento y unas manos firmes me arrancaron de la carretera, devolviéndome a la acera. Era él, Missael, quien con gesto preocupado me rescató del peligro inminente.

En ese momento, su angustia reflejada en sus ojos me hizo comprender la gravedad de la situación. Mis sentimientos confusos se desvanecieron ante el temor de lo que pudo haber pasado. Missael había llegado a tiempo para evitar un desenlace trágico.

Juntos, respiramos aliviados, nuestros corazones latiendo al unísono. En silencio, agradecí su valentía y rápida reacción. Aquel incidente había sido el punto de inflexión que nos unió de una manera que no imaginábamos. Desde entonces, sabía que nuestras vidas estarían entrelazadas de una forma que trascendía la amistad.

Narra Missael:

Cuando ella se alejó, las palabras atascadas en mi garganta formaban un desesperado murmullo, como un ruego apenas susurrado: "Espera... "

Apenas un eco vibrante en la quietud.

La vi tropezar con el borde del asiento público, una acción sin respuesta que me obligó a seguir tras ella.

Mi voz intentó alcanzarla entre gritos perdidos, una llamada desesperada que parecía desvanecerse en el aire o... ¿era simplemente ignorada?

La sensación de pánico se apoderó de mí al ver que ignoraba la presencia de la calle a la que se acercaba. Mi corazón parecía detenerse al observarla en el centro de la vía, amenazada por el rugido cercano de un vehículo.

Cada segundo se distorsionaba en una eternidad, transformando el tiempo en un velo pesado y lento. Una desesperación abrumadora me arrancaba lágrimas.

Corría con la lentitud de lo inevitable, una carrera que no conocía el cansancio. Mi esfuerzo era máximo, pero parecía inútil en aquel instante crucial. La única fortuna era poder vislumbrar cómo retrocedía lentamente mientras el auto pasaba cerca de ella...

Pero, al llegar, el tiempo retomó su curso normal, aunque ya fuera demasiado tarde. Mis manos, temblorosas, se aferraron a sus brazos y la atrajeron hacia mí. La envolvieron con la desesperación de quien teme perderlo todo, protegiéndola con el último aliento..

Así pasó, con mi mundo eclipsado por su presencia, el tiempo detenido en el abrazo de la incertidumbre. Los dos estábamos en el suelo, con emociones diferentes.


Narra omnipresente:

Una compleja mezcla de emociones invadían a ella en ese instante, entre las cuales el enojo se destacaba con fuerza.

Él percibió cómo sus cuerpos encajaban a la perfección, y la idea de separarse de ella se le antojaba insoportable.

La chica de cabellos castaños se apartó de él, dejando al chico desconcertado en su mirada.

—Gracias -pronunció ella con frialdad, secando sus lágrimas y arreglando su ropa, para después ofrecerle su mano al chico.

Él tomó su mano y se levantó, sorprendido al encontrarse con sus ojos.

—¿Lloraste? -inquirió él, desconcertado.

—No, solo me estaba lavando los ojos -contestó ella con sarcasmo.

Al parecer, la chica había dejado abierta la herida que junto a Missael había cerrado. Ella sintió como si él la hubiera rechazado, y no se equivocaba, pues de alguna manera lo había hecho, aunque de manera inconsciente.

—¿Estás bien...? -preguntó Missael con una emoción casi ausente.

—Sí, fue un placer haber salido contigo -dijo ella antes de girarse y comenzar a andar.

Aunque no se hubiera mencionado, Missael siempre hablaba de Mafer, de cómo le dolía, y más. No había nada de malo en eso, pero hasta cierto punto, hacía sentir mal a ___; ella había hecho todo lo posible por ganárselo, aunque a él no parecía importarle cómo la lastimaba sin querer.

—¿Por qué me tratas como a un desconocido? Solo fue un estúpido beso en la mejilla -murmuró enfadado por su actitud.

Estas palabras hicieron que ella se detuviera, lo amaba, pero se negaba a aceptarlo, y eso la hería.

—Un beso que tú has convertido en algo estúpido. -respondió rápidamente antes de que su voz se quebrara.

—Claro, siempre yo. -contestó él como si el comentario no le hubiera afectado.

—Exacto, ¡tú! ¡Siempre eres tú! ¡Los demás no importan! -estalló ella en lágrimas.

—¿Yo? ¡Todos! Me tratan como si fuera un objeto, a nadie le importa, ¡ni siquiera a ti! -respondió él, también con la voz entrecortada.

—¡Missael, por Dios! Siempre has sido el centro de atención, tu novia se separó de ti y ahora todos te miran con lástima, ¡así no son las cosas, Missael!

Sin decir más, ella comenzó a caminar nuevamente. Inconcientemente huía del problema, intentando evitar lo que más odia.

—Si piensas eso de mí... ojalá nunca me hubieras conocido, ___ -murmuró él mientras la veía alejarse.

—Tu deseo se hará realidad... -susurró antes de dejar su corazón con sus palabras.


, porfavor...

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𝐇𝐨𝐥𝐚,𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐯𝐞𝐫𝐚𝐧 𝐥𝐨 𝐡𝐢𝐜𝐞 𝐦𝐚́𝐬 𝐥𝐚𝐫𝐠𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐧𝐨𝐫𝐦𝐚𝐥,𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐨𝐜𝐮𝐩𝐨 𝐯𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬,𝐨𝐤 𝐧𝐨.
𝐄𝐥 𝐬𝐮𝐬𝐩𝐞𝐧𝐬𝐨 𝐞𝐬 𝐡𝐨𝐫𝐫𝐨𝐫𝐨𝐬𝐨,𝐒𝐄 𝐀𝐋𝐄𝐉𝐀𝐑𝐀𝐍!
𝐍𝐨𝐬 𝐯𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐥 𝐉𝐮𝐞𝐯𝐞𝐬 ;)

P̶r̶e̶g̶u̶n̶t̶a̶:¿ᵘˢᵗᵉᵈᵉˢ ᶜᵒᵐᵒ ᵘᵇⁱᵉʳᵃⁿ ʳᵉᵃᶜᶜⁱᵒⁿᵃᵈᵒ?

Publicado:6/9/21
Nueva edición: 01/04/24

𝓣𝒾ℯ𝓂𝓅ℴ 𝒜𝓁 𝓣𝒾ℯ𝓂𝓅ℴ 𝑀𝑖𝑠𝑠𝑎𝑆𝑖𝑛𝑓𝑜𝑛𝑖𝑎 𝑥 𝑇𝑢́Donde viven las historias. Descúbrelo ahora