68. Sorpresas

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Pov Calle

— ¡NO SOPLES! ¡Apágalo, apágalo, apágalo! — repetía alarmada mientras me acercaba rápido.

Poché giró la perilla de la cocina para apagarla, y le tiró un vaso de agua haciendo que más humo saliera de ahí.

— ¡¿Qué pasó?! Marica, solo bajé a traer los lienzos — dije colocándome a su lado, y esparciendo el humo con un trapo.

— Yo... Solo le eché agua al tocino como dijiste — dijo nerviosa.

— Ay, mi amor — me carcajeé de su hazaña, y la abracé — Chiquita, era agua al arroz y café al tocino, y no tenías que ponerlo al fuego aún.

— Bebé, me confundiste con tanta instrucción, además, te dije que soy un desastre en la cocina — dijo haciendo un puchero.

— Dime ¿En qué mundo le pones agua a una cacerola con tocino? — pregunté aun riendo.

— ¿En qué mundo le pones café al tocino? No tiene lógica — dijo esparciendo el humo con un trapo.

— ¿Y te pareció más lógico echarle café al arroz?

— Cállate y cocina — dijo riendo.

Cuando Poché me dijo que tenía sorpresas para el día de hoy, de verdad lo decía. Empezó ayer en la noche cuando me abstuvo de tener sexo y entre berrinches míos, y argumentos suyos como "mañana te recompenso", "Valdrá la pena la espera", y "Te daré una sorpresa", me convenció.

Hoy me despertó con besitos en la cara, y me levantó para hacer la lista de cosas que no habíamos hecho aún. Por la mañana le preparé el desayuno, y comimos en la cama mientras veíamos una de las películas de Harry Potter. Luego me pidió que grabáramos unos vídeos para nuestros yo del futuro. Dijimos puras bobadas, pero nos divertimos haciéndolo. Envolvimos los regalos que les habíamos traído a los chicos entre risas y cortes de papel muy malos y ahora la había convencido de hacer el almuerzo ante su idea de ir a almorzar a un lugar un poco lejano. No quería salir de casa y la idea de cocinar juntas, me emocionaba. Me había advertido de lo mala que era para esto, pero no pensé que fuera tanto así.

— Mira, te pondré a hacer algo más fácil ¿Qué tal si cortas las verduras para la ensalada? — le pregunté abrazándola por la espalda.

— Capaz me corto un puto dedo. Imagínate sea el anular, no me vas a poder poner el anillo de casada — dijo fastidiada.

— ¿Anillo de casada? — pregunté acercando mi rostro al suyo. La vi sonreír.

— Pues sí... ¿O no? — preguntó al darse la vuelta.

— Pídemelo, y descúbrelo — dije encogiéndome de hombros, y me fui de su lado.

— ¡Oye! — me detuvo acorralándome contra la isla — ¿Has... Pensado sobre eso? Porque a mí no se me olvida tu pánico la vez que ni lo mencioné, sino que lo pensaste — dijo riendo un poco nerviosa.

— ¿Sobre... El matrimonio? — pregunté y asintió. Sonreí — Quiero una vida contigo, Poché. Por supuesto que lo he pensado.

— ¿Y que has pensado?

— Muchas cosas... Por ejemplo, me gustaría una fiesta en la que nos acompañen las personas que amamos. No quiero a ningún intruso ahí — dije apoyando mis brazos en sus hombros — Quiero un pastel de fresa, y uno de chocolate por tus gustos y los míos; quiero un vestido de princesa con una cola muy larga; para ese entonces nuestro perrito ya tiene que estar con nosotras, y será el más hermoso en la fiesta con su moñito, y él tendrá que llevar los anillos; también--

— De verdad que has pensado muchas cosas — dijo en voz baja sonriendo.

— Por supuesto... ¿Tú no?

Sin Querer - Fanfic CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora