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- No te disculpo - Maldito Grinch, pero no de Navidad, sino de la vida en sí.

Todos lo miramos expectantes para que dijera algo, pero el muy idiota, no tenia ni idea de que la más inteligente entre los dos, soy yo.

- James, no me di cuenta de que estabas allí - Le regalé una sonrisa inocente - ¿Tienes alguna objeción contable para que no vaya a mi querida habitación?

- Eres la princesa, ¿no? Deberías guiarnos por el Castillo, no lo conocemos, tal vez lleguemos a perdernos e imaginate y terminamos en tu habitación.

- Se que no lo harán.

- Yo creo que si hay posibilidades de...

- Yo creo que no eres tan estúpido, como para perderte en un lugar que ya conoces, además sabes, que mi habitación tiene un letrero con mi nombre, no creo que te pierdas allí o en ningún otro lado, pero si tanto te molesta, puedo poner un ayudante del Castillo a tu dispocisión.

- No es necesario Tn, pero gracias de todas maneras - Me va a matar con la mirada, pero mi orgullo es más, recuerda eso Tn.

- Si me permites, y aunque no lo hicieras, me voy, que tengan lindo día - Ahí en ese momento, cometí un gran error.

Observé bien a los Gallagher, pero me olvidé por completo de Isabella y Ryan, y bueno, digamos que Ryan, tiene una obsesión con verme, y por alguna razón, me sonrójo cada vez más con eso.

Y para mi maldita suerte, Isabella y James se dieron cuenta...

Caminé rápidamente, apartando la mirada de Ryan de mi, subí por las escaleras con una velocidad enorme, por lo cuál me sorprende no haberme caído.

Pero mi cabezota inteligente nunca piensa demasiado, es decir, no tengo mucho cerebro, así que, por obra y gracia, del Rey Arturo, nada más y nada menos que Robert apareció frente a mi.

- Tn...

- ¡Joder! Robert, que gran susto me diste - Casi me muero de la risa, todo me da risa, y es que no se como funciona mi cabeza, si alguien lo descrubriera, le darían millones y millones de dólares.

- Perdón, ¿te encuentras bien? - Dijo con la típica sonrisita de niño bueno que lo caracteriza.

- Si, no te preocupes, ¿me buscabas? - Esa fue una perdida de palabras, si apareció frente a ti, es que te estaba buscando, lógica.

- Si, solo quería saber como te encuentras - Está MUY extraño últimamente, no se si ya lo dije, pero es muy extraño, lo extraño que está. Me enredé con las palabras.

- ¿Tn?

- Oh si perdón, ¿que me decías?

- Nada, me tengo que ir.

- Si...

Y la que me voy, soy yo querido Robert... Seguí mis pasos lentos y perezosos hasta llegar a la puerta de mi habitación, y ahí ya estaba recostado Ryan.

- Que sorpresa verte por estos lugares.

- Creo que es hora, de que te vayas acostumbrando a mi presencia, Princesa Tn.

- Que lindo, ahora vete de mi puerta. Estoy pensando en dormir eternamente.

- ¿No es esa, la historia de tu bisabuela?

- Que tal, sabes algo de historia y literatura, seguro eres muy inteligente.

- Lo soy, gracias.

Seguí mi corto camino a la puerta, pero cuando toqué la manilla, Ryan sostuvo mi mano, como les explico que no me gusta el contanto corporal.

- ¿Qué haces?

- Aún no acabamos de hablar, ¿verdad? - Dijo con su típica ceja alzada, que le hacía ver más lindo, pero no. Estoy comprometida, mente, hazte clic y minimízate.

- ¿Tn? - Dijo de nuevo, sacandome de mis pensamientos, pues lo veía como idiota frente a él, nuestras manos seguían unidas.

- ¿Me puedes soltar por favor?

- ¿Quieres que te suelte? Porque puedo seguir así todo el día - ¿Qué, acaso no se cansaría?

- Y no me voy a cansar de eso, porque estoy contigo - Me sonrojé, espera, ¡¿Qué?! A mi, no me sucedía esto nunca. Maldita Familia Gallagher.

Me solté al instante, ¿Por qué me enojé? No lo sé, no controlo mis emociones, y es que desearía ni siquiera tenerlas.

- Puedes dejar de evitar mi paso hacia mi habitación, por favor, enserio no sabes lo cansada que estoy y...

- Yo se como sacarte ese cansancio de encima - Ah, okay, sigamos al desconocido.

- Solo quiero dormir Ryan, por favor - Hice un mini puchero, no me gustaba hacerlo, pero cuando quiero algo, lo consigo, y eso no cambiara, gracias a un novato.

- No me importa, en lo absoluto - Me tomó en brazos.

- Ryan, suéltame.

- No, porque si lo hago vas a escapar - Se estaba dirigiendo a las escaleras traseras de la casa, y esas daban... ¡¡AL PATIO!!

- Le diré a mi padre, sobre tremenda ofensa que me estás haciendo.

- ¿Te parece una ofensa? Porque a mi me parece una diversión, ante tanto aburrimiento aquí - Dijo desinteresado.

- ¡RYAN! Mi vestido. Necesito que me bajes ahora.

- ¿Es una orden o una sugerencia?

- SOLO BÁJAME.

- ¿La Princesa tiene miedo?

- ¡SI! - Paró en seco.

- ¿Qué dijiste?

- ¡Que no tengo miedo!

- No te creo nada.

- Bájame.

- No lo haré.

Apresuró su paso, ya estabamos llegando a la puerta, y juro que intenté de todo para que me soltara, pero nada funcionaba, este hombre era de hierro.

- No debes mentirme Tn, no lo vuelvas a hacer - Estaba en el filo, de la gran fuente en frente de nosotros.

- ¿Puedes bajarme?

- Promételo.

- No.

- ¿Qué?

- No - Esta vez fui yo la desinteresada.

- Bueno.

Ahí empezó la verdadera acción. Eran muchos intentos para que no me soltara, así estuvimos como 5 minutos, hasta que Teresa, entró por la puerta de la cocina, ¿Cómo nunca me doy cuenta de estas cosas?

- ¿Qué pasa aquí? - Dijo ella con el seño fruncido. Ante el susto, Ryan y yo terminamos en el agua, y el vestido, bueno, el vestido se fue a la Mierda, junto con mi valentía, para decírselo a mi madre.

- Nada, nada Teresa...

- ¿Joven Gallagher?

El iba a hablar, pero una cuarta voz, se pudo escuchar, todos giramos nuestras cabezas, al unísono, y ¡Oh por Dios!

...

Hasta Que La Vida Nos Separe... (Ryan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora