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- La Señorita Sam, su niñera personal, se tomará unas vacaciones muy largas, pues al parecer esta embarazada del Sheriff, de la ciudad, su esposo. Así que, por lo menos ya no tendrá cuidadora personal, por un año y unos meses más.

- Dios, no, ahora la necesitaba más que nunca - Dije mientras Teresa me veía raro - Gracias por la información Teresa - Y me fui para mi habitación.

Vaya, que bipolar eres, Tn

Cállate cerebro, que soy capaz de ahogarte ahora mismo.

...

Un detalle demasiado importante de mi vida, sería que odio las mañanas, con toda mi alma. ¿Quién quiere malditos rayos de sol, entrando por tu ventana? Y más cuando apuntan, directamente a tu cara.

Bueno en este caso, no amanecí con el sol, diciéndome Hola, de nuevo. Lo que me despertó de mi precioso, tranquilo y extremadamente placentero sueño, fue un trueno. Sí, un trueno. Por primera vez, en mucho tiempo, hay lluvia. 

Mi pueblo, no es característico por lluvias, ni nada de eso. Siempre hay sol, quemando tu piel a todas horas. Insoportable, lo sé. Con todas las ganas de vivir, me levanté de mi cama, estirando mis músculos aún dormidos, y con ganas de darle un caluroso abrazo al colchón y la almohada.

Salí de la cama lo más delicadamente que pude, y estiré mi vestido que me llegaba hasta un poco más abajo de las rodillas, y era blanco. Fui hacia mi baño, y me cepillé el cabello, que por cierto, parecía una melena de león. Y mis dientes, por si venía alguna visita, lo cuál es cero por ciento posible, ya que nadie, puede ver a la princesa apenas se levanta. Ridículo. 

Al salir del baño, pensé entre si darme una ducha, o ponerme algo decente e ir a caminar o a comer, pero, sonó la puerta de mi habitación. No me puse algo formal, y estoy muy segura de que es mi madre o mi padre, me van a asesinar.

Me arreglé lo más que pude con mis manos, y abrí la puerta, cautelosamente. Allí estaba la persona que nunca pensé ver en frente de mi puerta.

Ryan.

Mi sorpresa fue notoria al verlo ahí, parado, con su mano detrás de su espalda, la cuál, no podía ver, y su otra mano, tomando la mía, para darle un tierno beso de saludo. No negaré que me gusto.

— Veo que recién despiertas, burbujita — Dijo con una sonrisa en el rostro, que podría etiquetarla como coqueta.

— No me llames así, por favor. Ya te dije que es de lo más ridículo que he escuchado Ryan — Me di la vuelta para entrar a mi habitación.

No tardo mucho en escuchar a una de las mucamas acercarse, así que, para no crear más problemas, jalé a Ryan de su camisa, hacia delante, haciendo que entre del todo a mi habitación, cerré la puerta rápidamente.

Cada vez, me daban más nervios, porque se escuchaban los pequeños tacones de la mucama, en el piso. Intenté maquinar un plan para hacer que Ryan se escondiera por algún lugar, pero mi cabeza no daba para nada. 

Hasta que mi puerta volvió a sonar.

— Princesa Tn, ¿Desea usted que limpié su alcoba ahora mismo? — Dijo la mucama con tierna voz, como de niña, seguro y era una mujer joven.

— No, gracias, estoy bien así. Tal vez en otro momento. — Se que asintió, aunque no la viera, y se fue. Me giré para ver a Ryan.

— ¿Para qué viniste, estúpido? Casi te descubren, y si lo hacían, me hubiera metido en grandes problemas, y hubieran sido por tu culpa, Ryan. — Dije con el ceño un poco fruncido, para que vea mi nivel de enfurecimiento. 

— Te lo iba a decir, pero, como no me quieres aquí, será mucho mejor que me vaya — Mencionó de forma burlona, y con una pena, de lo más actuada.

— Ryan, no puedes irte así nada más, sin decir para que viniste — Le dije.

— Mira que puedo, ya me estoy yendo — Escuché como tomó el pomo de la puerta, pero, no pasó de ahí, ya que le tomé del brazo. Se tensó al instante.

— Dímelo Ryan, por favor — Le rogué.

Me observó un momento, escaneándome de pies a cabeza, y esbozó una sonrisa, de lo más atractiva que vi en toda mi vida.

— Te lo digo, pero, me deberás algo a cambio — Dijo Ryan.

— Eso ya no cuenta, Ryan, solo dímelo, ¿Si? — Le dije, nuevamente.

— Entonces, me voy — Me dijo, ahora, un poco más decidido que antes,

— Bien, te deberé algo, entonces. Pero, que no sea hacer algo extremo, me da pánico hacer algo de ese tipo. — Le dije.

— Créeme que no será algo del otro mundo, Burbujita — Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja, la cuál, me hizo sospechar, pero, no dije nada sobre el tema.

— Ahora sí, ¿Me lo dices? — El chisme es más que todas nosotras unidas, amigas mías.

— Se que no te caigo de lo mejor — Asentí, porque es verdaderamente cierto — Pero, quería saber, si hay la posibilidad, de que me alegraras con tu compañía, en un lugar, que me encantaría que conozcas, y del cuál, solo lo se yo.

— ¿Me estás invitando a salir? — Dije yo, un poco sorprendida, realmente.

— Se podría decir que sí — Volvió con sus sonrisas ladinas — La pregunta, mi querida Burbujita, es que, si me quieres acompañar a una aventura, que te prometo, y nunca olvidarás — Reí un poco divertida.

— Podría ser, no lo sé. Tendría que ver mi agenda, y ver si puedo... — Le dije, devolviéndole la sonrisa, para que vea que no es tan fácil salir conmigo, aunque quería salir con él, y mucho.

— Yo creo que no te puedes resistir a una nueva aventura, Tn — Me dijo.

— Yo creo, que sí — Contesté.

— Entonces, veremos pronto, como cambias de opinión — Me dijo, mientras se direccionaba a la puerta.

— Entonces, veremos Ryan — Le dije mientras el salía, y me regalaba una más de sus sonrisas, antes de marcharse.

Apenas, y vi las flores que había dejado en mi mesa de noche.

Hasta Que La Vida Nos Separe... (Ryan Gallagher)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora