Hasta Que La Vida Nos Separe... (Ryan Gallagher)

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FINAL

NARRA TN:

Habían pasado ya, algunos días y me sentía más tranquila, había pasado más tiempo con Ryan, y estaba feliz por eso. Porque se que todo va bien, excepto por el hecho de que en una semana me casaré con una persona que no quiero como mi esposo, y mucho menos como mi acompañante de vida.

Hoy iba a salir con la verdadera persona con la que quería estar, así que me encontraba alistando el vestido con el que iba a ir. Uno amarillo, de tonos bajitos, y unos zapatos blancos con unos tacones muy chiquitos. Iba a ser un día increíble.

Ethan y Robert, se fueron un momento al hogar de Ethan, se están tomando su tiempo de luto, y descanso. Por lo cual, Isabella está algo deprimida, pero se que se le pasará cuando Robert vuelva al Castillo, pues él no ha renunciado a su trabajo en la cocina.

Se escuchó un sonido en mi puerta y me dirigí a ella para proceder a abrirla. Y allí estaba Ryan, solo que con un rostro bastante agotado, preocupado y asustado, que me hizo sentir exactamente lo mismo.

— ¿Qué suce-? — Se adentró en mi habitación y me tapó la boca con una mano para que no pudiera decir nada más. Cerró la puerta detrás de él.

— Estás en peligro. — Me dijo con sus ojos verdes bien abiertos — Tienes que irte en este momento de aquí. — ¿Espera, qué?

— Qué- Espera, ¿A donde crees que iría, sino tengo a donde ir, Ryan? Este es mi único hogar. Agradecería que me explicaras que pasa. — Le dije con un ceño fruncido decorando mi cara.

— Vámonos ahora, entonces. Toma las cosas más importantes y hazlo. — Lo miré como si estuviera loco, porque realmente lo estaba. — Agh. — Se paso la mano por la cara — ¿Confías en mí? — Me congelé — ¿Lo haces?

— ¡Sí! ¡SÍ! Si, que lo hago, pero esta es una locura que sobrepasa los límites creados hace tiempo.

— Te quiero, ¿bien? Quiero que estés conmigo hasta el fin del mundo, y se que te van a hacer daño, así que solo pido que vengas conmigo, y estés segura, tengamos una familia, y estemos juntos hasta que ya no podamos más del amor que nos tenemos, ¿Bien? Solo quédate conmigo. — Asentí — Gracias, te veo en nuestro columpio — Me guiñó un ojo — Y Tn... Te quiero. — Dios mío, no estoy preparada para esto ni en mil años.

— Yo también te quiero, Ryan — Le dije con una sonrisa.

...

UNA SEMANA DESPUÉS

Estabamos en una cabaña muy bonita, demasiado bonita, que según Ryan, les habían heredado sus abuelos. Fue una semana muy linda, dulce y tierna junto a él. Contaba con que el día de la boda era hoy. Pero, yo no estaba preparándome para esta, estaba con el verdadero amor de mi vida, y sabía que la vida sería mucho más bonita así.

— ¿Qué haces? — Dije riendo y viendo como el cocinaba algo, en la pequeña cocina de la cabaña — Huele delicioso, ¿Me das?

— ¿Puedes esperar un segundo? — Me preguntó — Te prometo que no te arrepentirás.

— Lo haré, mientras tanto iré a ver un poco de leña, que el frío me está afectando.

— Bien, ten cuidado allí afuera. — Le sonreí un poco más, y me acerqué a darle un piquito.

— Y no te olvides de darle de comer al bebé, Ryan, se ha de estar muriendo de hambre. — Hice un mini puchero que le causó ternura.

— Tn, es un perro. — Me dijo, apretándome las mejillas, haciendo que estás dolieran poquito — Pero, se lo haré llegar. — Asentí y salí de la cabaña, por la puerta principal, en donde había pintado una pequeña estrella, que hacía una excelente combinación.