En mis recuerdos no existes

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- ¡Ralph!, tranquilo, quédate quieto, Coral acariciaba la frente de su hijo quien aterrorizado miraba con los ojos inyectados de sangre a su madre.

-Calma hijo, estas en el hospital, no te muevas porque vas a arrancar las sondas y lastimarás tus fracturas. Las caricias y la suave voz de Coral, fueron calmando a su hijo quien poco a poco dejó de forcejear. Para ese momento alertadas por el ruido, un par de enfermeras entraban para ayudar con el joven y para verificar que las sondas estuvieran en su lugar.

-Señor Luna, la más joven de las enfermeras parada junto a Ralph ajustaba el goteo del suero, Ralph frunció el ceño confundido y lentamente volteó a ver a la mujer que le hablaba, - ¿sabe usted cómo llegó hasta aquí?, Ralph se mostraba confundido y temeroso, -no, la voz rasposa de Ralph respondió débilmente.

-Bien, la enfermera de las preguntas anotó algo en el expediente.

-En un momento avisaremos al médico de turno para que revise al paciente y platique con usted, dijo una de las enfermeras al salir, Coral sonrió y asintió.

-Mi bebé, Coral acariciaba los mechones de largo cabello que estaban desperdigados sobre la almohada.

Ralph iba a hablar, cuando entró un médico de mediana edad, rechonchito y canoso.

-Buenas noches señor Luna, el médico hablaba mientras tomaba el pulso del paciente.

Ralph tenía los ojos cerrados. Le dolía el cuerpo y la cabeza le martillaba como si un elefante estuviera bailando sobre ella.

-Buenas noches doctor, el médico sonrió satisfecho, ¿sabe usted qué día es hoy, señor Luna?, Ralph abrió los ojos y miró interrogante a su madre, esta lo miraba esperanzada.

-No, doctor. -Bien, respondió el médico mirando a Coral, - ¿sabe usted quién es esta mujer?, el galeno señaló respetuosamente a Coral que ahora miraba expectante, Ralph asintió, -es mi madre, se llama Coral Lascurain, mi padre falleció hace dos años, se llamaba Anuk Luna, -mmmm, Ralph estrechó los ojos como tratando de recordar, eso le causaba punzadas en el cráneo, pero debía aportar todos los datos personales que pudiera recordar, -yo soy el consejero legal de mi manada, estudié derecho penal, pero... Yo no recuerdo cómo acabé aquí, Ralph ahora se sentía desvalido. Ralph había captado la idea del médico, investigar su estado de conciencia, pero la mirada desolada decía por mucho, que no recordaba cómo había llegado hasta un avión.

-Con calma Señor Luna, a veces en los primeros días después de un coma, es difícil recordar, las palabras no hicieron mucho por calmar a Ralph quien suspiró cansado y cerró los ojos.

Ese momento fue aprovechado por el médico para hablar a solas con Coral, - ¿hay algo malo con mi hijo, doctor?, el médico señaló la puerta a Coral, para indicarle que era mejor hablar en donde Ralph no pudiera escuchar.

-Parece ser la conmoción del golpe, Señora, pero debemos estar pendientes, programaré una resonancia magnética y pediré la evaluación de un neurólogo y un psiquiatra, como recomendación aconsejo no tratar de ayudar a que el paciente recupere algunos recuerdos, es mejor que él lo haga por sí mismo, Coral asintió, hasta ese momento no comprendía ni imaginaba la magnitud del daño en su hijo.

-Gracias doctor, el hombre se despidió, pero antes de irse hizo una última pregunta, - ¿viene alguien más con usted a acompañarle?, Coral asintió, -viene un amigo de la familia y su hijo el alfa de la manada, el hombre pensativo asintió, -sería bueno que pasen a visitar al paciente, sin que estos le hagan preguntas, recomiendo que lo traten como si nada hubiera sucedido, y usted observe, ya que todo dato que aporte al neurólogo será valioso.

Coral asintió, agradeció al médico y regresó al cuarto con su hijo quien parecía dormido, Ralph escuchó el sonido que hizo su madre al sentarse en la silla junto a él, - ¿cómo llegué hasta aquí, mamá?, Coral se acercó hasta a su hijo para depositar un suave beso en su frente. Coral sollozó, - ¿No lo recuerdas?, Ralph negó con la cabeza, -tío Ulrich está afuera, ¿quieres que lo llame?, Ralph asintió.

-Entonces ya lo ha visto el médico, afirmó Ulrich mientras Coral informaba a los hombres sobre el estado de Ralph, -Sí, recuerda mi nombre, el de Anuk, recuerda haber estudiado leyes y tener un trabajo, el médico aconsejó que no tratemos de ayudarle a recordar, Ulrich se rascó la cabeza, todos estaban confundidos ya que ese tipo de situaciones solamente se presentaban en las novelas o películas, pero no a alguien conocido, Adolfo se pasó las manos por la cara en una clara señal de cansancio todos ellos se habían quedado en el hospital, Adolfo y Ulrich se turnaban, y Coral solamente abandonaba a su hijo para darse un baño.

-Bien entraré a ver al muchacho, Ulrich siguió a Coral y este entró solo, aclarando su garganta para despertar a Ralph quien volteó a ver al hombre.

-Tío Ulrich, el muchacho sonrió cansado, su madre y el alfa se veían muy demacrados, -hola Ralph, veo que te llevaste unos buenos golpes, señaló el anciano a la pierna enyesada y a la clavícula vendada.

Ralph sonrió de lado, -lo peor es no recordar algo.

Ulrich acarició la cabellera rubia, como cuando Ralph era niño, -los recuerdos solo son eso, lo que en verdad vale es, lo que harás ahora para crear nuevos, Ralph miró al hombre, lo conocía lo suficiente como para saber que este trataba de decir algo más.

Coral optó por dejarlos solos, en la sala de espera se encontró con Adolfo, -debo verlo, exigió el alfa, Coral sintió su piel arder en ira, -de ninguna manera lo verás, Adolfo sostuvo la airada mirada de la mujer y con un tono frío respondió, -no te pregunté si puedo verlo, como el alfa de tu manada te exijo verlo, Coral reconocía esa labor de Adolfo, pero eso no la atemorizó para advertirle crudamente, -lo verás, sólo que si mi hijo se altera por tu maldita causa... Ulrich salió oportunamente para interrumpir esa intensa batalla.

-No creo que sea lo mejor hijo, el estado de salud de Ralph, sigue siendo reservado, cualquier cosa que pudiera alterarlo sería malo para su salud mental. Ulrich apretó el brazo de su hijo, tratando de ser persuasivo. Adolfo de mala gana asintió, no quería darle una victoria a Coral, pero todos parecían tener razón, lo primero era Ralph.

Dos días después y varios estudios por fin Adolfo pudo entrar, Ralph platicaba con su madre, el joven se veía más repuesto, y por eso pudo observar la tensión en el cuerpo de esta cuando vio al hombre que entró.

Coral observaba, Ralph no mostraba señales de recordar a Adolfo, pues la mirada de Ralph era indiferente, curiosa tal vez, pero no de añoranza o dolor.

El Alfa entró hasta quedar a los píes de la cama, si Adolfo confirmó que el joven hombre lo miraba como a un desconocido, este no comentó algo.

-Hola, saludó Adolfo de forma casual, mientras Coral observaba la escena, Ralph miró a su madre como buscando respuestas, -Ralph este hombre es... Coral hizo un silencio breve para dar oportunidad de que Ralph recordara, pero lo único que obtuvo, fue la mirada de un joven confundido.

-Soy Adolfo Osorio Blanco, soy el alfa de tu manada.

Ahora sí, Ralph estaba confundido, -el alfa de mi manada es Ulrich Osorio, así que intuyo que tú eres su hijo, Adolfo nunca se había sentido tan vacío, mirarse en esos ojos que ni expresaban odio, amor apasionado o devoción, solamente era como mirarse en un pozo, aquellos ojos le devolvían su reflejo sin nada más que un trato meramente social.

Adolfo se sintió perdido, no estaba seguro de que fuera conveniente ayudar con algún recuerdo, y después de todo los recuerdos de ellos dos juntos no eran buenos.

-Bueno muchacho, solo quería pasar para ver cómo estabas, lo estás haciendo bien, tu recuperación será mejor, espero yo, así que estaré cerca para acelerar cualquier trámite que se necesite.

Por una vez Coral lo miró aliviada y agradecida, solo asintió cuando este salió de la habitación.

-¿No recuerdas a Adolfo, hijo?, Coral de forma casual empezó a arreglar las almohadas de su hijo.

-No, sé quién es el tío Ulrich, sé que tiene un hijo, pero no recuerdo haberlo conocido, Ralph hablaba mientras sus ojos estaban cerrados, se sentía cansado, no recordaba al actual alfa, eso quería decir que el alfa Osorio y él trabajaban juntos, pero no podía recordar algo de aquel tipo viejo y cansado y recordar le hacía doler la puta cabeza.

-Bien mi amor, no tiene importancia, el tipo solo es un cero a la izquierda en tu vida. Los labios de Coral se presionaron en la frente lisa de su hijo mientras este se quedaba dormido.

Mi Querido LycanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora