Conquistarte es más difícil que cazar a un dinosaurio

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Adolfo estaba esperando a que Ralph regrese de los juzgados, para invitarlo al cine y después le pediría que se mude con él, ya no quería que este solo fuera una visita, lo quería en su vida, pero empezaría por tenerlo en su casa, estaba seguro que su padre estallaría de felicidad.

Ahora se sentía poderoso, después de haber enfrentado al fiero dragón llamado Coral, Adolfo tenía la certeza de que podría con cualquier cosa que se interpusiera en su ruta a la felicidad la cual tenía nombre, Ralph al cual necesitaba, lo necesitaba, lo necesitaba para hacerlo feliz.

Adolfo escuchó cuando Ralph regresó, lo escuchó caminar y detenerse por unos microsegundos en su puerta. Adolfo esperaría un momento y lo buscaría.

La sola sensación de sentirse un idiota feliz, le hizo gracia.

—Señor, el doctor Jaime Puerto le busca, Adolfo casi se come la lengua cuando su asistente Antonia anunciaba preocupada al visitante inesperado.

Ahora que todo estaba cayendo en su lugar, Jaime se aparecía, ¿para qué?

Adolfo no lo recibiría en su despacho, Ralph estaba del otro lado y no quería malos entendidos.

—Gracias Antonia, lo atenderé fuera, la mujer asintió cerrando la puerta.

Adolfo se levantó, tenso.

Él sí recordaba que Ralph los había visto besarse, y que en ese momento Adolfo era un desgraciado al cual no le importó romper el corazón de Ralph, pero ahora que lo tenía, quería cuidarlo.

—Hola Adolfo, Jaime miró curioso a Adolfo quien lo saludó sin mucha ceremonia.

— ¿A qué debo el honor de tu visita Jaime?, el guapo moreno se acercó hasta Adolfo y acarició el cuello de su camisa, —vine para invitarte a salir.

Adolfo retiró las manos de Jaime, este lo miró algo indignado.

—No estoy interesado en salir Jaime, puntualizó Adolfo manteniendo una distancia muy sana, Jaime lo miró evaluando cada gesto del alfa.

— ¿Hay otra persona?, Jaime miró a Adolfo, este asintió, Jaime suspiró, —entiendo, fuiste una buena pareja, sonrió con tristeza el guapo moreno quien abrazó a Adolfo para despedirse, aprovechando el momento para provocarle con un intenso beso.

El mundo de Adolfo se detuvo cuando escuchó un gemido y vio a Ralph parado como en un puto deja vú.

Ralph sin dar explicaciones se mudó de nuevo a su departamento, su madre supo sin necesidad de preguntar, lo qué le ocurría a éste.

Eso le partió el corazón.

—Odio a Adolfo, Coral limpiaba sus lágrimas frente a Ulrich, este la miraba comprensivo, —estoy segura de que Ralph recordó, y no responde mis llamadas, Ulrich abrazó a su amiga, —llévame a verlo Ulrich, el viejo alfa suspiró comprensivo, —Dale un poco de crédito a tu hijo, Coral. Él es fuerte y orgulloso. Dudo que tome bien el vernos en su puerta mientras él quiere asimilar todo. Coral admitió a regañadientes darle su espacio a Ralph.

Adolfo llamaba por décima vez al teléfono de Ralph, pero era enviado al buzón. Haciendo acopio de todo su valor, decidió ir a buscar a Ralph a casa de Coral.

De alguna manera no le extrañó el llegar y ver el carro de su padre estacionado en la puerta de la casa de la aguerrida mujer.

— ¡Eres un desgraciado pendejo!, Coral tuvo que ser contenida por Ulrich, — ¡todo esto es un muy mal entendido! Justificó Adolfo, mientras esperaba convencer a su padre y a la que había esperado, se convierta en su suegra dragón.

Mi Querido LycanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora