Era de mañana y los rayos de sol entraban por mi ventana, iluminando la estancia. Abrí mis ojos poco a poco intentando acostumbrarme a la luz y estuve unos minutos mirando el techo.
—Mi alarma no ha sonado. Que raro— pensé.
Estiré mi brazo con pereza y toquetee por mi mesita de noche en busca de mi celular para ver la hora. Encendí la pantalla y mi atención fue directo a las notificaciones. Vi algunos mensajes de WhatsApp, unos de un grupo en el que estoy con Keily y Kally.
Keily y Kally son hermanas. Conozco a Keily desde que entré al instituto, fue como una conexión. Ella es tan solo unos días menor que yo. Kally es unos años mayor que nosotras, 5 exactamente. A ambas las quiero inmensamente, son como las hermanas que nunca tuve.
Anoche estaba hablando con ellas y me quedé dormida como la mayoría de las veces.
Centré mi atención en la barra superior de mi móvil en el lado izquierdo y me fijé en la hora.
¡8:06 am!
¡Tenía clase de biología a las 7:30!
¡Voy tarde al instituto!
Intenté rodar en mi cama para llegar a la orilla y así bajar, suena algo muy fácil y en realidad lo es. Sólo que estamos hablando de mí, Roma desastre Montenegro y al parecer hacer algo bien simplemente no me sale.
Mis piernas enfundadas en el pantalón de pijama que traía puesto, se enredaron con mi cobija de Hello Kitty, y no sabría explicarte cómo, pero caí de boca al suelo con todo y cobija.
Es que yo estoy más salada...
Aparté con mi mano los mechones de mi largo cabello chocolate de mi cara y me levanté rápidamente del frío suelo.
Busqué el uniforme del colegio en mi clóset, mi toalla y entré a paso apresurado al baño en mi habitación.
Me miré al espejo y la verdad no sé cómo no se quebró en miles de pedacitos.
Mis labios resecos y sin color se veían fatales, mi cara tenía marcas de las sábanas de mi cama y mi cabello era completo desastre.
Recogí mi cabello en un tomate mal echo y me empecé a desvestir para meterme a la ducha. Una vez dentro dejé que el agua fría terminara de despertarme, cuando terminé de ducharme envolví mi cuerpo en la toalla blanca y me vestí a paso apresurado, me puse crema, solté mi cabello lacio que me llega a la cadera e intenté peinarlo un poco con mis dedos.
Cuando salí del baño busqué mis medias largas y me las puse junto con mis zapatos. Me mire al espejo de cuerpo entero y analicé mi vestimenta. Falda azúl marino que me llega unos dedos encima de las rodillas, blusa blanca, medias largas blancas también y zapatos negros.
No me veo tan mal. Estoy decente.
Busqué mi mochila, mi celular, auriculares que nunca pueden faltar y metí las cosas en la mochila.
Oh, casi olvido mi suéter. Lo busqué en mi clóset y pasé mis dos brazos por las mangas para luego acomodármelo.
Corrí al baño de nuevo y cepillé mis dientes lo más rápido que pude, al terminar salí del baño, cogí mis cosas y bajé las escaleras a toda velocidad. Al llegar a la cocina vi a Gretta limpiando el mesón de mármol. Me acerqué al refrigerador en busca de algo para comer, tomé una manzana y una botella de agua y antes de irme le hablé a la mujer.
—Buenos días Grett
Gretta es empleada de mis padres, su trabajo es limpiar y cocinar, ella y mi abuelo siempre estuvieron ahí para mí cuando mis papás o mis hermanos me faltaban.
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La Hija Del Jefe
Teen Fiction¿Involucrarme sentimentalmente con la dulce, hermosa, torpe y risueña Roma? Prefiero seguir vivo. Siempre me sentí de algún modo atraído hacia aquella torpe e ingenua chiquilla rica. Sólo que no podía si quiera hablar con ella ¿la razón? Su familia...