-¿Qué sientes cuando fumas?
Eros río.
-¿Qué clase de pregunta es esa?- dijo sin despegar sus ojos del camino.
Íbamos a mi casa, recién salía del instituto y Eros vino por mí.
Miré su perfil con atención, mandíbula marcada, ojos no muy grandes, nariz recta, su piel se veía suave y sin ningún rastro de acné.
En ese momento no sé por qué, pero sentí ganas de a alanzarme sobre él y besarlo.
Controla tus hormonas, querida.
-Es que tengo curiosidad, no comprendo porqué lo haces.
-¿Te desagrada que lo haga?
Sí, la verdad sí. Pero no quería decírselo.
-Solo... Me incomoda ¿Sabes? El olor y eso...
-Oh, yo no lo sabía.
-Sí, en realidad... No te preocupes.
Nos quedamos un rato en silencio mientras él seguía manejando y yo me dispuse a mirar por la ventana, algo incómoda. Tal vez no debí decir eso.
Joder, creo que la he regado.
-Voy a dejarlo.
-¿El qué?- me giré para verlo.
-Dejaré de fumar.
Eso me sorprendió, ¿lo dejaría? Desde que lo conozco y estoy segura que desde antes él fumaba y sé que cosas así no son fáciles de dejar. Él debía estar bromeando.
-Lo dejaré por ti.
-Estás bromendo.-dije riendo un poco, ni yo sé porqué.
-De verdad, ya que dices que no te gusta... además...
-No es sólo por eso. Más que todo es por tu salud, Eros...
Me preocupaba por él, demasiado. Lo quería y no me agradaba la idea de que por un vicio su salud se viera perjudicada.
Ya habíamos llegado a mi casa, Eros estacionó el auto y se dirigió a mí.
-Lo sé, sé que no soy la mejor persona. Tengo vicios, no puedo ofrecerte grandes lujos como a los que estás acostumbrada y no vengo de una familia millonaria. Pero soy humilde, trabajador y te quiero más que a nada. Estoy tratando de mejorar por ti, por mí. Por ambos.
Mi corazón se derritió de amor, Eros podía ser muy romántico cuando quería. Y, aunque a otros les mostrara esa máscara de chico rudo y malo, conmigo no era así.
Era como un lindo princeso conmigo.
Siempre me sentí atraída hacia ese aire que lo envolvía, el peligro, lo prohibido, el misterio y su belleza.
Eros Hosk parecía un puto modelo.
Me reí internamente, Eros era ángel y demonio a la vez. Tenia la belleza de un ángel tornada de ese aire misterioso y tentador del demonio.
Mi ángel de alas negras.
Joder, cuanto lo quería.
(***)
Desperté poco a poco cuando escuché voces que provenían del pasillo.
Eran alrededor de las 3 de la tarde, me había quedado dormida, pues me desvelaba todas las noches con Eros y me levantaba temprano para ir al instituto, hacer los deberes... Todo eso me dejaba muy cansada.
Froté mis ojos con pereza, me puse mis pantuflas a juego con mi pijama y salí de mi habitación.
Lo primero que captaron mis ojos fue una melena de cabello no muy largo, piel clara y pequeños ojos negros.
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La Hija Del Jefe
Teen Fiction¿Involucrarme sentimentalmente con la dulce, hermosa, torpe y risueña Roma? Prefiero seguir vivo. Siempre me sentí de algún modo atraído hacia aquella torpe e ingenua chiquilla rica. Sólo que no podía si quiera hablar con ella ¿la razón? Su familia...