Unexpected; Neji Hyuga

Almuerzo con los Nara

Se había hecho costumbre ir todos los sábados por la noche a comer barbacoa junto a sus dos amigos de la infancia e Ino. De vez en cuando Asuma se sumaba, pero no era lo usual. Choji como siempre estaba impaciente por comer, Shikamaru estaba con su cara de fastidio, Ino estaba exaltada y Nyoko tranquilamente miraba la situación.

—¡Choji, deja un poco para los demás! ¡Agh!

—Ah, no es justo pagar la cuenta a medias. A este paso me voy a quedar sin dinero. Qué fastidio.

—¡Es cierto! ¡Choji deberías controlarte un poco! —recriminó Yamanaka.

—Pero está muy rico, ustedes son muy crueles.

Nyoko soltó una pequeña risita sutil, se divertía con ellos, pero segundos más tardes se lamentó de haberlo hecho. Los ojos se posaron en ella y a Ino se le iluminó los ojos con un brillo malvado.

—¡Nyoko! ¿Por qué no nos cuentas de tus salidas con Neji?

La pequeña Senju casi se atraganta con su pedazo de carne.

—¿Qué salidas?

—Ay, por favor, no te hagas la tonta. Desde hace un tiempo te ves muy unida a Neji.

La interrogada se sonrojó, algo poco común. No creía que fuera tan obvia.

—¿Te gusta el Hyuga? —preguntó Shikamaru.

—No... solo somos amigos.

—¿Amigos? No lo parece —opinó Choji.

—¡¿Tú también?! ¡Agh! ¿Y tú, Ino? ¿Qué onda con Sai?

—¿Yo y Sai qué? Ajaja. ¿Qué podría estar pasando? Te equivocas jaja. ¡Un momento, no cambies de tema!

Esto no podía ser más cliché.

—Somos amigos. Me gusta pasar tiempo con él porque me agrada su forma de ver las cosas. ¿Qué tiene de especial?

—Ay, por favor, no te hagas. No hay forma de que no sientas nada.

—Ino, no insistas. Yo confío en Nyoko —la defendió Choji. La chica le sonrió en agradecimiento.

—Qué fastidio. ¿Podemos hablar de otra cosa?

—Es cierto. Somos jóvenes para pensar en estas cosas —apoyó Nyoko.

—El amor simplemente llega. Dios, no puedo creer que tenga amigos tan aburridos.

El resto, a excepción de Ino, se rieron. Era graciosa la expresión de desesperación de la joven, ella era una mujercita que no temía en amar desenfrenadamente y dar todo de sí. Los demás simplemente dejarían que pasara, que se diera naturalmente sin buscarlo. Tenían otras prioridades, tal como disfrutar del presente.

—Ino, ¿cómo vas con los jutsus médicos? —preguntó la Senju curiosa.

—Muy bien, pero odio cuando esa frente de marquesina se cree más. Agh, voy a matarla.

—Si necesitas ayuda dime, después de todo, sé más que ella.

—Ay, eres un encanto. ¿De verdad no quieres que te consiga una cita? Hasta podría organizar una doble.

—Ni loca, además, ¿con quién irías?

—No me subestimes, ¿entonces es un sí?

—Nop. Simplemente quería saber.

—Eres desesperante. ¡Ya lo verás, un día lo conseguiré!

—Eres un fastidio, es casi imposible hacerla cambiar de opinión.