Emociones desbordantes

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En la casa de los Nara sonó el timbre pocas horas después de que todos hubieran recibido la carta. La puerta se abrió mucho más rápido de lo que uno podría imaginar ya que, sorprendentemente, el flojo de Shikamaru pensó que podía ser su amiga. Sin embargo, se llevó una sorpresa.

—¿Neji? ¿Qué haces aquí? —preguntó desilusionado.

—Shikamaru —saludó con un asentimiento —. ¿Se encuentra tu madre?

—Sí, pasa. Iré a buscarla. Qué fastidio. Toma asiento.

El pelinegro se fue a paso tranquilo hacia la habitación de sus padres, pronto salió de allí junto a Yoshino. El menor se fue a otra habitación para darles espacio, mientras que la mujer avanzó hacia el castaño con una sonrisa y una extraña calma.

—Neji, ¿en qué puedo ayudarte?

—Am, verá —empezó a hablar tímidamente. Las puntas de sus orejas ardieron en un sutil rojo que no pasó desapercibido —. Me gustaría pedirle ahm... alguna receta de algún platillo que Nyoko ame.

A Yoshiko se le iluminó la mirada y de repente sacó una gran energía. Busco una libreta y escribió los ingredientes, así como también los pasos, pero a su vez se los explicó detalladamente y con pasión cada paso. Neji se esforzó en mantener el hilo para saber con exactitud qué debía hacer para que todo salga bien.

—Y muy importante, recuerda que debes poner el fuego más bajo que medio, pero no mínimo. Esto es muy dulce de tu parte, me alegra ver que Nyoko tiene a alguien como tú.

—Ahm, sí, gracias señora Nara. Solo la quiero animar, tanto como Shikamaru y los demás quieren.

—¿Es así? Yo diría que hay algo más. No pareces el tipo de persona que haría algo así. Deja de ser tan orgulloso y admítelo. Hay algo más, lo pude ver el día que te quedaste a almorzar.

—No, se equivoca.

—Si quieres llegar a algo, debes dar el primer paso. Ella podría estar enamorada de alguien y jamás decirlo hasta que ese sentimiento desaparezca porque piensa que es imposible que alguien la vea como algo más —le palmeó la espalda —. Ve por ella, chico. Luego me lo agradeces.

Esta vez lo arrastró hacia la puerta en contra de su voluntad. Lo dejó tan perplejo que el Hyuga no pudo decir una palabra más. Finalmente, se fue de la casa e hizo una pequeña parada en un supermercado cercano para comprar los ingredientes que necesitaría y una vez que tuvo lo necesario, caminó hacia la casa de su amiga. Tocó la puerta y esperó pacientemente, pero su paciencia no era eterna. El viento soplaba una brisa fría y un tanto ruidosa. Sin embargo, cuando la puerta se abrió sintió una calidez indescriptible.

En frente del castaño apareció Nyoko con un aspecto muy natural que lo dejó boquiabierto unos segundos. Tenía un buzo tan largo que no dejaba ver sus manos, causándole cierta ternura. También, su cabello estaba peinado a medias: se notaba algo alborotado pero de una forma muy sutil. Si bien, muchas veces la veía menos arreglada que el resto de las chicas, esta vez sintió que sintió que conoció uno de sus lados más ocultos y que más la representaba.

—Ah, hola Neji —saludó algo decaída. Su sonrisa fue débil, forzada.

—Hola Nyoko. ¿Puedo pasar?

—Ah, sí, claro —aceptó dubitativa.

Ambos entraron. La rubia notó las bolsas y sin decir nada, Neji supo que quería saber para que las traía.

—Vamos a cocinar. Necesitabas que alguien te recuerde que puedes salir adelante, ¿no? Quizás cocinar y comer lo que te gusta, te anime.

—Oh, no es necesario, voy a estar bien, solo necesito tiempo.

Unexpected; Neji HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora