Reencuentro y desencuentro

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Al día siguiente mientras la rubia le contaba a la hokage detalles de la misión y su "intento" de hacer amigos la puerta sonó. Tsunade permitió que aquella persona ingresara; el mismo chico de ayer apareció ante ellas. La joven esta vez prestó más atención y lo reconoció.

—¿Shikamaru? —la mirada hastiada del pelinegro mostró cierta sorpresa.

—¿Nyoko?

—¿Se conocían?

—Él y Choji fueron mis únicos amigos antes de que decidieras sacarme de la aldea —explicó con rencor, pero tan sutil que casi pasaba desapercibido. 

—Oh, genial, así que ya no tendré problemas en que te integres. Shikamaru, tú la ayudarás.

—Ay, qué fastidio. Ya qué.

—Nyoko, ¿nos dejarías a solas? —la nombrada asintió y se dirigió a la montaña donde están las piedras de los hokages para observar la aldea.

Al cabo de un rato se tendió en el suelo y comenzó a ver las nubes. Cerró los ojos y dejó que el viento la arropara tranquilamente y sin prisa. Los recuerdos se le venían a la mente de golpe: la forma en que conoció a sus dos únicos amigos. 

Al principio se sentaba al lado del pelinegro, quien siempre dormía y lo despertaba justo antes de que lo llamaran, eso era todo. Nadie la quería cerca, principalmente porque la veían llegar y salir con Sasuke. Más adelante, cuando un día habían echado del juego a Choji, ella se acercó y le ofreció parte de su almuerzo. No tardó mucho en entrar en escena Shikamaru y todos se dieron la oportunidad de convivir entre ellos y formaron así su grupito. El padre de Choji fue testigo de esa hermosa amistad creciente.

El suelo se removió un poco, indicando la presencia de alguien más. Esta persona se acostó a su lado y enseguida supo quien era: solo dos personas más se atrevían a hacer eso, y solo una de ellas la había visto recién y estaba cerca.

—¿Por qué nunca dijiste que tenías madre? —preguntó Shikamaru — ¿Y por qué te fuiste?

—Es complicado. No puedo entrar mucho en detalle, pero digamos que Tsunade me tuvo que dejar al cuidado de la familia Uchiha, luego temporalmente me cuidó Kakashi por... ya sabes, y cuando ella creyó que ya era lo suficientemente grande como para no ser un estorbo decidió llevarme con ella y entrenarme. Fue un fastidio.

—Ni que lo digas. ¿Una legendaria sannin entrenando a una mocosa como tú? No quiero ni pensarlo.

—¿Y qué tal tu vida? ¿Cómo está Choji?

—Está bien. Se ha vuelto muy fuerte, al igual que yo. Pero a veces todo es un fastidio, ojalá fuera una nube para flotar sin ninguna preocupación.

—Sí, estaría genial.

Un silencio cómodo se instaló entre ellos, pero luego Nyoko lo rompió.

—Extraño cuando éramos unos niños sin tantas responsabilidades, pero extraño especialmente esos momentos donde nos divertíamos los tres juntos.

—Yo igual, pero nada es eterno. Aunque sea un fastidio hay que crear nuevos recuerdos.

—Eso espero —dijo insegura.

—Me dijeron que ayer diste una impresión extraña.

—¿Extraña, cómo?

—De una rara melancólica de pocas palabras.

—Oh, bueno, no me sorprende. ¿Al menos les caí bien?

—Hmm, a juzgar por sus tonos, sí. Deberías darles una oportunidad, todos son muy amables.

Unexpected; Neji HyugaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora