Capítulo 11

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—¿Qué te pasa?—le pregunto a Rin quien se encuentra en mi casa, pero desde que vino no ha dejado de mirar el móvil con el ceño fruncido, pareciendo realmente cabreada.

—No veo por qué tanto alboroto, no es como si fuese la más aclamada—ella rueda los ojos y en un descuido le arrebato el teléfono escuchando su voz chillar. Mis ojos caen en la imagen de Sara, levanto la mirada hacia ella.

—¿Te sigue gustando Sesshomaru?—ella suspira.

—Nunca me ha gustado—la miro fijamente porque de ellos no entiendo nada, no entiendo de donde salió esa horrible actitud de Rin hacia Sesshomaru. El Taisho medio es un encanto con todas nosotras, es esa clase de hombre que no tiene nada que envidiar porque es jodidamente sensual.

—¿Segura?—ella me quita el teléfono pareciendo molesta y reprimo una sonrisa—porque pareces un poco celosa cuando la ves—Rin parece molesta con mis palabras y pone los ojos en blanco.

—¿Celosa? ¿yo?—hace una mueca y sonrío, porque sus ojos son dos pozos de furia—mejor me voy, porque parece que estás muy graciosa el día de hoy—levanto las manos y ella recoge todo.

—No deberías sentirte celosa—comento divertida porque parece que quiere romper todo.

—No siento celos por nada, mejor me voy, adiós—divertida la veo marcharse dando un portazo.

—Y eso, que no estaba celosa—me levanto para irme a bañar porque Koga me dijo que tenía información, pero que me cambie bonita porque iremos a un lugar. Suspiro y miro el vestido verde que Rin eligió para mí. Es de tiras finas y ajustado haciendo que mis curvas destaquen con mucha fuerza.

Tarareando una canción me adentro a la ducha donde me baño y al salir me cambio viendo que el vestido realmente me queda bien, sonrío un poco al ver mi reflejo en el espejo. Mi cuerpo siempre ha sido bien proporcionado, por lo que el vestido ajusta tan bien que hace que mis pechos se vean más firmes de lo que son. Lamo mis labios pintados de un rojo intenso y mi largo cabello va en una coleta alta haciendo que mis ojos en un maquillaje oscurecido se vean más verdes y nítidos. Estoy encantada con la idea de que Koga me vea de esta manera, como toda una diosa sensual.

Le guiño un ojo a mi reflejo tomando mi bolso para escuchar la puerta siendo tocada. Hago una pequeña mueca y busco algo con lo que defenderme, despacio voy hacia la puerta para mirar, pero no veo a nadie. Aprieto el cuchillo que tengo en mano antes de abrir la puerta, pero el cuchillo cae al ver un libro en manos de Koga.

—Sé que odias las flores, no quería darte chocolates, por lo que un libro te encantaría—me guiña un ojo y reprimo un jadeo al verlo de cuerpo completo.

El traje lo hace ver delicioso y su cabello negro hacia atrás de manera elegante hace que quiera olvidar todo y encerrarme con él.

Autocontrol Ayame, no te lances a él.

—Wao Ayame, te ves... hermosa—tomo el libro de su mano y lo adentro en la casa sin responder a sus palabras, pero no es porque no quiera responder, es porque siento la boca seca ante semejante hombre.

Giro para verlo y trago en seco solo dándole un asentimiento. Él estira su mano hacia mí y tengo que ser idiota, pero no lo dudo ni un momento antes de sujetarla. Eso hace que Koga sonría un poco y yo ruede los ojos. Mis tacones negros se escuchan al tocar el piso con mis pasos seguros. Koga y yo no necesitamos llenar el silencio establecido, porque ambos sabemos lo que queremos del otro. Cuando ingreso en su auto todo se llena de su olor masculino y eso me hace apretar las manos. Koga conduce en silencio y juro que me encanta como sus manos se aferran al volante.

La tensión en el auto es asfixiante, pero ninguno menciona nada mientras él continúa conduciendo. Creo que pasa media hora antes de que él detenga el coche y me ayude a salir. La brisa nocturna toca mi cuerpo de manera maravillosa antes de que yo gire confundida a mirar el lugar.

—¿Dónde estamos?—pregunto confundida cuando no reconozco esto y tampoco se ve como un lugar lujoso, pensé que iríamos a un restaurante o algo así, pero solo veo una sencilla casa alejada de todo.

—Es una sorpresa, una sorpresa que preparé para ti—giro hacia él y veo como ahora parce un poco nervioso—espero que de verdad te guste—toma mi mano dándome un momento de calidez y lleva mi mano a sus labios.

—Una sorpresa ¿Por qué?—pregunto confundida y las manos de Koga van a mi cintura para apegarme al ras de su cuerpo. Un suspiro se escapa de mis labios cuando quedo atrapada en su mirada azul.

—Porque te amo—murmura—porque he sido un idiota todo este tiempo jugando al hombre que no le interesa nada. Me gustaste desde la primera vez que te vi, me enamoré de ti en medio de nuestras discusiones tontas en tu habitación, las tardes de películas, los sueños, las conversaciones tontas. Me enamoré de ti, de la hermosa pelirroja de bellos ojos verdes—él se acerca a mí, siento su respiración en mi rostro y contengo las ganas de jadear—me enamoré de tu personalidad, de su sonrisa, de tu cuerpo—baja la voz dándole más intensidad al momento, ¿Cómo es que aún me mantengo de pie?—me enamoré de las veces que te hice mía y cada segundo a tu lado.

>> Ahora estamos aquí, quiero ser sincero contigo y, sobre todo, que esto te guste, ven—sujeta mi mano de nuevo y me hace caminar para adentrarnos a la casa, al entrar mis labios se abren con suma sorpresa sin poder creer lo que mis ojos son capaces de ver—un día me dijiste que querías recrear esa imagen, ahora lo hago para ti—comenta y sin poder retenerlo, una lagrima se desliza por mis ojos.

Porque me siento conmocionada ante lo que visualizo.

Chantajes y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora