Capítulo 3

138 17 3
                                    

Koga en este momento es como un tornado y lo mejor es que su deseo arrollador de acabar conmigo me encanta. Porque aun cuando solo comenzó a besarme suave pronto estoy ahorcadas de él gimiendo en sus labios mientras él trata con desespero de quitar mi ropa. Me levanta y me lleva hasta la habitación dejándome sobre la cama. Lo veo comenzar a quitar su ropa y hago lo mismo con la mía con rapidez, sin dudas de por medio.

Él jadea cuando ve mi cuerpo desnudo y yo sonrío sin un poco de vergüenza porque amo cada tramo de piel ante sus ojos. Él lame sus labios quedando en un ajustado bóxer y se acerca besando mis labios para luego ir por mis pechos dándole una atención exquisita que me hace cerrar los ojos y disfrutar. Escucho su risa por lo que abro los ojos viendo como una de sus manos se pierde entre mis piernas para tocar ese punto exacto de placer que me hace gemir con suavidad. Supongo que ya siente mi humedad. Lamo mis labios mirándolo jugar con mis pechos con sus dedos y boca.

—Hazlo—es todo lo que digo, él se levanta quitando el bóxer antes de sujetar su miembro mientras se acaricia a sí mismo. Lo veo subir a la cama por lo que me rio—espera, el condón guapo—él me mira y veo sus mejillas un poco rojas. Él busca un condón y se lo coloca subiendo sobre mi quien lo espero con las piernas abiertas.

De esta manera encantadora cualquier hombre desearía esperar ser recibido.

Lamo mis labios cuando él se roza de manera juguetona contra mí. Gimo y lo miro a los ojos, quedo fascinada con la manera en la que sus ojos azules parecen mucho más oscuros. Él sonríe y sin más preámbulos se adentra en mi interior haciéndome sentir cada un placer exquisito.

—Eres hermosa Ayame—gruñe en mi oído—también te sientes increíble—sonrío, pero mi risa se pierde cuando él sale y vuelve a entrar. Para ese punto cuando él me da con todo lo que tiene, yo me vuelvo una chica muy sucia que sorprende a Koga.

Invoco a cada maldito libro erótico que he leído mientras le hago saber las cosas más perversas que seguramente ha escuchado en su vida. Mis palabras en medio de gemidos lo enloquecen porque arremete como un demente contra mí, de un momento a otro nos hago rodar en la cama para yo estar sobre su cuerpo y moverme de una manera estupenda. La sensación de placer que siento escala niveles sorprendentes que pronto nos hacen gemir contrayéndonos en un delicioso orgasmo.

Respiramos agitados unos segundos antes de que yo narre más cosas sucias y sienta como luego de un rato su miembro comience a tener más fuerza, pero él sale de mi yendo con por segundo condón y así lo hacemos muchas veces en las que yo hablo cochinadas y él siempre me hágala con palabras hermosas. Es la primera vez que un chico lo hace, pero no por eso debo caer por Koga. Aun cuando me da un sexo increíble.

***

Así es que aun siendo una mujer muy segura de mi misma y de lo que quiero estoy huyendo como una vil cobarde de Koga. El día de la fiesta luego de hacerlo por horas, no pude evitar querer correr porque por primera vez se sintió muy íntimo tener relaciones sexuales con otra persona. No sé si es por la mirada profunda que Koga me daba, no sé si es por los besos cargados de tanto sentir o por la manera en la que se sintió estar con él, pero es la primera vez que lo siento y admito que me aterró tanto que terminé luego de él dormirse, yo huir.

Huir. Eso he estado haciendo desde hace dos semanas. Sé totalmente el horario de Koga porque era un poco rara observándolo a la distancia, por lo que corro fuera de mis clases antes de que terminen o llego tarde a ellas para no tener que coparme con él por ningún pasillo de mi facultad ni de la facultad de él.

Ahora mismo estoy concentrada mirando una chica que me está dando mala espina. No deja de verme los senos desde el otro lado de la mesa de la biblioteca. A pesar de que estoy tratando de leer su escrutinio no me causa ni puta gracia, estoy temiendo que de repente ella comience a masturbarse mientras me mira.

Chantajes y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora