Capítulo 12

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Siento un ardor en mi pecho cuando miro todo. Una sonrisa involuntaria se escapa de mis labios, solo puedo admirar como Koga ha recreado algo importante para mí. Cuando mis padres murieron yo conservé pocas fotos de ellos, entre esas fotos estaba una donde mostraba el lugar donde mis padres se conocieron. Un día le confesé a Koga que uno de mis grandes anhelos era recrear ese lugar, puesto que mi padre me confesó que había sido demolido, por lo mismo nunca lo pude ir a visitar.

Mis padres se conocieron en una excursión de la escuela. Fueron a un pequeño museo donde había pocas cosas de valor, pero papá me confesó que encontró una de sus posesiones más valiosas ese día; a mamá. Su amor fue a primera vista, cuando murieron conservé esa foto para un día recrear el museo y sentirme más cercana a ellos.

—Koga... Esto es... Increíble—me giro hacia él con una hermosa sonrisa—es el regalo más hermoso y significativo que alguien me ha dado, muchas gracias, de verdad—sin contenerme lo abrazo con fuerza porque él me ha recordado que tengo unos padres, que aun cuando no están a mi lado físicamente, están vivos en mi corazón.

—No tienes nada que agradecer Ayame, me siento feliz de poder hacerte feliz—confiesa y se separa de mi para limpiar mis lágrimas.

—No pensé que recordarías esto—él se encoge de hombros.

—Recuerdo cada cosa importarte que me has contado Ayame, aun cuando parecía que no, siempre presté atención a todo lo referente a ti—sonrío abrazándolo una vez más.

—¿Cómo hiciste esto posible?—pregunto separándome de él para comenzar a caminar por el lugar—todo está igual que en la foto, todos estos objetos, es igual—en mi voz se puede percibir claramente la sorpresa y la emoción.

—No fue fácil, pero todo sea por tu sonrisa—giro a mirarlo y él me guiña un ojo—un día te me declaraste, un día me admitiste tu amor y yo fui un idiota en dejarlo ir, ahora soy yo quien admite que te ama, ¿qué harás Ayame?—la sinceridad en cada palabra me deja quieta en mi lugar—¿me aceptas Ayame?—lamo mis labios porque un día tuve una conversación con Kagome, lo cual debe ser una locura de mi parte porque se supone que es la que más loca está, pero me dijo algo que se quedará en mí.

Un día no admití que amaba a Inuyasha y eso solo causó sufrimiento y más tarde una gran confusión que nos dejó por años alejados del otro odiándonos, creo que si amas a alguien es mejor decirlo que callarlo, porque, aunque un día puedan rechazarte, es mejor que tener la incertidumbre de qué hubiese pasado si confesabas tu amor.

Camino despacio y recordar todo lo que pasaron Inuyasha y Kagome por callar me hace detenerme frente a Koga quien parece nervioso por lo que pueda decir.

—Alguien nos chantajea y nosotros nos mentimos Koga, cualquier cobarde que no le hubiese importado se hubiese limpiado las manos dejándome sola con el problema, pero tú nunca lo hiciste. ¿Sabes que vi en ti desde el primer día? Una persona increíble con un enorme corazón, una persona que me hizo reír cuando fingía que todo estaba bien, pero mi corazón dolía. Fuiste mi chush, fuiste mi amigo, mi cómplice, mi amante. Hiciste que con cada detalle me enamore, porque eras el tipo de hombre que no fingía ser un príncipe, pero tratas a las mujeres como princesas. Eres el hombre que no es de detalles, pero que no pierde oportunidad para hacer sentir especial a una mujer.

>> Te amo Koga. Es la primera vez que amo a una persona de esta manera, tienes el poder de romper mi corazón como ya lo hiciste, pero no quiero seguir mintiéndome, no quiero dejar ir a la persona que quiero por miedo a salir lastimada, prefiero lanzarme aun cuando puedes lastimarme. Quiero aceptar tu amor Koga, quiero amarte una vez más—él sonríe con dulzura antes de tomarme del cuello y estampar sus labios junto a los míos, siento como mi corazón late de manera apresurada y sonrío en medio del beso sintiendo la emoción.

—De esta manera fue como debió ser desde la primera declaratoria. Así fue como debimos actuar—susurra y sonríe despacio—mierda, me siento feliz Ayame—él acaricia mi mejilla con tanta suavidad y la sonrisa en sus labios es realmente encantadora.

—Sí, creo que fuimos algo estúpidos—digo de manera divertida atrapada en su mirada azulada.

—Lo fuimos, pero te debo un baile—dice caminando hacia un reproductor que no había visto, sonrío divertida—hace mucho que quise bailar contigo de esta manera, como una pareja—la música comienza con suavidad y él se desliza con pasos divertidos para poner una mano en mi cintura y comenzar a balancearme.

Friends de Ed Sheeran suena y sonrío mientras que dejo que la música hable por nosotros. Él me hace girar para pegarme a su cuerpo sin dejar espacios.

—Esta canción, la pusiste varias veces—susurro prestando atención por primera vez a la letra de la canción.

—Sin que te dieras cuenta te dije una y otra vez lo que sentía Ayame—miro sus ojos llenos de sentimientos, de emociones que antes ocultaba, pero que ahora están ahí, a mi alcance—te amo—sus labios caen sobre los míos y me besa sin dejar de movernos.

Mis ojos se cristalizan por la emoción que estoy sintiendo justo ahora, el tenerlo para mí de esta manera es algo que no pensé que fuese posible para mí. Me trago las ganas de llorar y cuando nos separamos lo abrazo queriendo detener el tiempo y quedarme a su lado para siempre, para que de esa manera nadie nos separe. Porque si hay puestos de momentos favoritos en la vida, este momento es uno de mis preferidos y quisiera grabar en mi memoria cada palabra, cada gesto. Se siente que, aunque estemos entre chantajes y mentiras, las cosas mejoran gradualmente.

—Que conmovedor—una voz nos hace detener para girar—espero que quede especio para alguien más—la sonrisa en sus labios nos tensa.

Porque sin que mencione una palabra más ya sabemos quién es.

La persona que hemos estado buscando.

Chantajes y MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora