Capitulo 7: La Otra Cara de la Moneda III

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9:15AM, Elefthería, Republica del Sílice a 30 de enero del 2032.

 

De vez en cuando, Lea Azaré se veía obligada a entrar a las clases y las pocas veces que lo hacía sucedian de la misma manera, por una misma causa y un mismo efecto. Poco antes de llegar a los baños del Ala uno, la prefecta María de los Ángeles García la intercepto y ahora la escoltaba hacia su salón.

La mujer de 54 años de edad, sujetaba tan fuerte a Lea que encajaba sus uñas largas en la playera de la muchacha, como si se le fuera a escapar. Ella no media su fuerza cuando de cumplir con su trabajo se trataba. Era procedente de la vecina colonia española, igual que el 10% de la población de Elefthería. Vino aquí cuando muy niña, por lo que sus raíces se debilitaron al punto de que ella decía ser oriunda del norte de la Republica del Sílice y no del extranjero. A pesar de eso, no podía dejar salir una majadería con acento español de vez en cuando.

Vestía un uniforme militar al igual que la señora de la puerta. De hecho, la gran mayoría de las prefectas, profesores e incluso el director, hacían uso de este tipo de prendas. La razón era que apoyaban al partido libertad del norte, que actualmente gobernaba la ciudad y regiones aledañas de Elefthería.

<<Siempre política>>, Pensó Lea. Llevaba la mirada puesta en el suelo. Se sentía como una condenada a muerte, en vísperas de su ejecución. Se imaginaba estar delante de un pelotón de fusilamiento, ansioso por llenarla con plomo.

Las dos se detuvieron ante una puerta de pobre madera. María de los Ángeles golpeo dicha puerta en tres ocasiones.

—Pasé, se escuchó venir del interior.

María de los Ángeles empujo a Lea dentro del aula y luego le quitó las garras del hombro, por lo que la chica exhalo aliviada. Los 32 alumnos en el interior se les quedaron viendo.

—Maestra Olichev, su alumna estaba perdida—Afirmó María de los Ángeles, mientras acariciaba los cabellos lacios de Lea—, pero ya la he traído de vuelta—Se giró hacia Lea sin soltarla—Tal vez no deberías ser tan despistada, esta es la tercera vez que te pierdes en la semana.

Dicho esto, Lea escucho una breve risa por parte de sus compañeros, antes de ver partir a María.

—De acuerdo, replico la maestra Olichev. Ella era una joven profesora recién egresada de una universidad en la Republica de Uzbekistán en el continente asiático, además era la única persona en la institución del agrado de Lea, debido a que no fingía pertenecer a la milicia—. Lea, ve a tu lugar.

La maestra Olichev, vestía un largo vestido blanco con un suéter gris. Su cara era típica de oriente medio, ya que sus abuelos emigraron a Uzbekistán procedentes del Líbano hace muchos años. Sus ojos eran verdes como las selvas de Sudamérica y su piel morena como las arenas de la Republica del Sílice.

Lea se sentó en las penumbras, mientras la maestra Olichev continuaba con su explicación.  Las muchachas a su lado, comenzaron a cuchichear entre ellas y de vez en cuando le dirigían la mirada con lastima.

<<Por mi pueden irse las dos a la mierda>>, Pensó Lea.

Sabiendo que a la maestra no le importaba lo que hiciera, siempre y cuando presentara los trabajos a tiempo. Lea dejo su maleta encima del banco y posteriormente recargo la cabeza en ella.

Su pulso se desacelero. Las arterias de su cerebro empezaron a desinflamarse, por lo que el dolor desapareció. Gracias al cansancio, producto del insomnio, Lea se quedó profundamente dormida, sin miedo a tener esa pesadilla que la atormentaba.

Amnesia 2032: A la Orilla del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora