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    El calor era un recuerdo distante de una vida que quizás jamás fue suya.

    Abrió los ojos con el temor de que al hacerlo la realidad se descompondría y sucumbiría al vacío oscuro de nuevo. Distinguió trazas de nubes rojizas que recorrían el cielo anaranjado violeta y caían junto al sol en el horizonte. El viento alzó una nube de polvo que cubrió su rostro y posteriormente lo hizo escupir granos de sílice. Se levantó con pesar, sus pies descalzos se hundieron en la cálida arena.

    El calor en su cuerpo se sentía extraño, algo así como si piel fuera una envoltura que cubría su corazón helado.

    Miró en todas direcciones y finalmente se detuvo cuando en sus ojos marrones se reflejó una ciudad consumida por las llamas. Entonces, en su rostro palidecido tomó forma una sonrisa torcida. Sus piernas se doblaron y cayó de rodillas. Se rió en voz baja, luego soltó una carcajada enfermiza que posteriormente se transformó en un sollozo desesperado. Se tranquilizó y luego dijo:

    — ¿Es esto la realidad, u otra pesadilla más?

    En ese momento la emoción que predominaba en su falso corazón, era la confusión. En antaño fue la ira la que lo ayudó a sobrevivir, pero la ira se marchó y lo dejo repleto de remordimientos y angustias.

    Entonces surgió una voz que le dio la respuesta que esperaba a la pregunta que lanzó al viento:

    —La realidad, es lo que nosotros queramos que sea.

    Frente a él, a escasos metros de distancia, pero a la vez inalcanzable. Se hallaba una muchacha de piel clara y largos cabellos lacios de color oscuro que danzaban con el viento. La recordaba, más allá de sus memorias falsas, en el fondo siempre podría recordarla. Ella podría cambiar el color de cabello, e incluso su rostro. Pero siempre que la mirara distinguiría...

    ...esos ojos.

    21-04-2017

Amnesia 2032: A la Orilla del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora