Capitulo 15: Reivindicación II

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Esa noche era muy ruidosa, el viento movía las hojas de los árboles y los grillos se escuchaban por doquier. Era el momento ideal para un asesinato...

- ¡Por favor no lo hagas!, exclamó Akari alzando las manos en señal de rendición. Su grito chillón fue absorbido por el bosque.

Su visión nublada por el cansancio, sumado a la oscuridad, le impedía que ver el rostro de aquel hombre que se le acercaba con intenciones dañinas.

La niña de quince años daba pasos de espaldas, por lo que no alcanzó a ver una raíz que sobresalía del suelo y termino tropezándose con ella.

Antes de que pudiera levantarse, el sujeto que la seguía se abalanzo encima de ella y la apuñalo en el estómago.

Cualquier otra persona de su edad en su misma situación, habría gritado por ayuda o bien habrían sucumbido ante el dolor y muerto posteriormente; no obstante Akari no iba perder esta batalla tan fácilmente.

A toda costa, evitó respirar durante diez segundos y fingió estar muerta. Tras eso el hombre se alejó y ella aprovechó para escapar.

Su memoria solía ser infalible y eso fue lo que la salvo, debido a que recordó el camino de regreso a la autopista, donde fue rescatada, y aun así, no estaba a salvo todavía...

Días después...

Adriana Smolenko conducía frenéticamente por el estacionamiento del hospital, el eco provocado por las llantas al rozar el pavimento, generaba una desagradable sensación en sus oídos.

- ¿Podrías tener más cuidado?, cuestionó Akari desde el asiento trasero.

-Lo siento, replicó Adriana un tanto nerviosa.

El pulso cardiaco de Adriana se aceleraba a cada momento que pasaba, ella sentía que en cualquier momento su corazón saltaría de su pecho.

En el último giró encontró la salida y suspiro aliviada; no obstante una mujer de negro obstruía su paso.

Akari se asomó entre los asientos para ver cuál era la razón de que Adriana detuviera el vehículo y al ver a esa mujer parada en la salida, sus ojos se pusieron en blanco.

-Me han encontrado...

***

11:35AM, Elefthería, Republica del Sílice a 10 de agosto del 2032

Vyeter examinaba a aquel joven desganado, cuyos ojos estaban rojos por el cansancio, sus ropas sucias y su mirada perdida en el vacío. Se preguntaba que le había sucedido para que estuviera en esa situación, cuales habían sido sus dificultades y por qué estaba tan tranquilo. Él hubiera deseado poder preguntarle todo eso, pero no podía, debido a que él era ese joven.

El baño en la casa de Lea era un tanto sombrío, por lo que Vyeter comenzaba a entender en parte, el miedo que le daba a esta entrar ahí.

En sus manos sostenía un trapo mojado, cerró el grifo del agua y exprimió dicho trapo. Posteriormente regresó al cuarto de Lea, donde esta yacía inconsciente.

Al llegar, Vyeter se acomodó a un lado de la cama de Lea y puso el trapo en la frente de ella, la cual ardía en fiebre. Estando allí, tan cercas de ella, una pregunta más surgió en su mente.

¿Por qué no podía dejar de verla?

Esa sensación incomprensible que le deba al estar en la presencia de Lea, era inigualable y extraña. En menores palabras, indescriptible. Era agradable sentir eso, pero al mismo tiempo desesperante, puesto que él pasó dos semanas junto a ella y no conseguía recordarlas.

Amnesia 2032: A la Orilla del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora