Epílogo

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9:00AM, Elefthería, República del Sílice a 30 de enero del 2035.

Una incómoda brisa glaciar, hacía bailar las puntas desnudas de los árboles y la niebla complementaba este ambiente invernal.

Una gardenia reposaba sobre el altar de concreto que nada más Vyeter visitaba desde hacía un tiempo.

Inesperadamente una segunda gardenia fue puesta al lado, de la primera.

—Me gustaría haber conocido a Zaida, dijo Lea.

—Estoy seguro que le habrías agradado, replicó Vyeter.

Lea se giró hacia Vyeter con una determinación contundente. El momento finalmente había llegado.

— ¿Por qué Vyeter?, ¿Por qué me dejaste sola en Elefthería?

—Sin contar el hecho de que me habían disparado, creo que te deje ir porque llegué a pensar que estarías mejor con tu verdadera familia—dijo Vyeter en un suspiro largo y pesado—; no obstante los últimos meses al verte sentía culpa por haberlo hecho.

Una ráfaga de viento sopló alzando el polvo del pasado, limpiando el presente y dejándolo listo para el futuro.

— ¿Entonces?

— ¿Entonces qué?

Cansada de tantos juegos de intriga, Lea sujeto el hombro de Vyeter y lo obligó a mirarla a los ojos. Ella lo veía de la misma manera que hace dos años, repitiendo así la misma escena.

—Necesito...necesito saber si sientes algo por mí, dijo Lea con la voz quebrantada.

— ¿Y tú sientes algo por mí, luego de lo que te hice?

— ¡No pase meses enteros fingiendo que no te conocía en vano!, ¿no es así?

Esa misma cara de enojo, era igual a la de una niña pequeña. Vyeter sonrió y agradeció haber tomado la decisión correcta.

—Vamos, te lo diré mientras caminamos.

Ambos conocían su pasado, Lea antes de ser raptada era una niña muy sensible y amante de las flores que lloraba por cualquier cosa, mientras que Vyeter...él siempre fue un sobreviviente. Ninguno de los dos sabía lo que podría ocurrir, pero aun así optaron por seguir y averiguarlo ellos mismos.

Mientras caminaban, la niebla comenzaba a cubrirlos lentamente.

—Oye Vyeter, ¿Cuál es tu verdadero nombre?

Al no llamarse Alí Zahir, ni Yaroslavl Dimitrievich Betra, esa era realmente una cuestión.

—Bueno, eso es algo complicado...

Varios años antes...

Luces y sombras por encima de él, además de eso, el niño de cabellos desmarañados escuchaba un zumbido raro en sus oídos.

Apoyándose en sus manos, se sentó sobre la superficie maleable en la que hasta hace unos instantes estaba recostado.

¿Una cama?, pensó él.

Frente a él, una serie de barras metálicas limitaban su libertad.

Un quejido junto a él lo alertó, a su lado yacía una niña dos años menor que él, que vestía un vestido blanco que la hacía parecer un ángel dormido.

Dos hombres de traje, aparecieron ante ellos mirándolos con desprecio.

—Estos son los dos que superaron las pruebas médicas, señor Verlum.

Aquel al que llamaban Verlum, dio un paso al frente acercándose a la barandilla.

—Antes de borrarles la memoria, me gustaría conocer sus nombres.

¿Me borraran la memoria?, Pensó aquel niño con un terror incalculable.

—De acuerdo señor, la niña se llama Lea Nadez la encontramos en el sur.

El señor Verlum, que realmente se llamaba Francois sonrío con malicia.

—Es una linda niña, lástima que tengamos que sacrificarla por el bien de nuestra nación, y él...

—A este lo encontramos más lejos, en las calles de Moldavia, su hace llamar Vyeter, pero su nombre real es Marcel Ánemos...

Y allí comenzaba la desventura de Vyeter por el mundo y que cuyo principio del fin, sería una tarde de febrero, del año 2032.


FIN

Amnesia 2032: A la Orilla del OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora